Volver a casa por Navidad

navidad

Escribo este post después de ver un programa que anteayer, día de Navidad pude visionar en la Sexta. Se trata de un reportaje sobre familias separadas -usualmente por cuestiones laborales- que se reencuentran por Navidad. Las cámaras de la Sexta escrutan el horizonte en Barajas y extraen las pequeñas historias que pueden encontrarse en la sala de espera de un aeropuerto.

Confieso que el programa me encantó y probablemente me llevó de cabeza hacia un post que escribí recientemente. El citado documental me pareció una perfecta nota liminar a lo que escribí en ese post que titulé «La familia y las familias».

Una familia es precisamente ese entorno donde las personas que la componen, usualmente un hombre, una mujer, sus hijos, hermanos y respectivos padres conspiran en una especie de pacto para sobrevivir, para sacar adelante a sus hijos, amarse y respetarse mutuamente. Se trata de un compromiso a largo plazo donde cada cual tiene un papel determinado que cumplir, un lugar que ocupar. Donde cada uno está en su sitio, unos aguardan, otros vuelven o se van y otros reconocen.

Como Ulises, como Penélope, como Telemaco.

Un lugar donde cada uno esta en su sitio.

Pero también hay inventos humanos -nuevas subjetividades- que pugnan por socavar esta forma de supervivencia que tan buenos resultados ha dado a nuestra especie, movidos por el rencor, las malas experiencias, el auto-odio, un imaginario demasiado colorido,  una genética trasnochada o el simple capricho y han optado por situarse a medio camino de esta opción o inventado otras. Una estrategia que podeís ver en esta entrevista que se le hace a Massa Gessen en este diario, donde asegura que la ideología gay trata de destruir a la familia tradicional al considerarla la responsable de todos los males.

Pero no sólo de ciertas ideologías como la queer proceden estos empeños, algunos escritores «progres» también ponen su acento en la obsolescencia de la familia a la que acusan de «mostrenca, opresiva y anacrónica».

Estas personas -algunos de los cuales son efectivamente inventores de una nueva subjetividad-, no saben una palabra de evolucionismo y desconocen la idea de que no todas las novedades (por el hecho de serlo) representan una innovación que la cultura guardará (seleccionará positivamente). Al contrario, la cultura opera por descarte como Cortazar y elimina todo aquello que no aporta ninguna ventaja a la convivencia entre personas de distintas edades y con tareas muy concretas -la crianza de los hijos- que llevar a cabo. La mejor forma de reproducirse es la convencional y ni toda la industria genética, ni las costumbres sociales, ni la tolerancia frente a la disidencia sexual, ni las leyes dictadas para las minorias por gobiernos cobardes ni los «derechos de la mujer» con aborto libre incluido podrán vencer jamás a la familia tradicional. Es demasiado exitosa y es por eso que la copian en todos lados.

Y es por una razón de sentido común: porque es la mejor forma de cuidar hijos, de sostenerse mutuamente y de efectuarse relevos.

Estar cada uno en su sitio, a través de la plomada de la sexuación, porque la anatomia si es el destino.

No matarás

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Nosotros los sapiens pertenecemos a una estirpe de homínidos bastante irascible pero poco agresiva.

El potencial agresivo de los humanos procede más bien de nuestra enorme inteligencia y de nuestra capacidad para planear encerronas, construir instrumentos, armas y artilugios destructivos a gran y pequeña escala.

Es muy poco probable que a puñetazos seamos capaces de matar a un congénere, para eso necesitamos emplear alguna que otra estrategia como golpearle con una piedra en la cabeza o asestarle una puñalada mortal por la espalda. Necesitamos armas y tenemos la inteligencia para construirlas.

Nuestros sistemas de modulación de la agresividad -sistemas inhibidores de la misma- son muy escasos y están muy poco desarrollados. La razón biológica de este escaso desarrollo es que no poseemos cuernos para acometer, ni garras para desgarrar, ni picos para atacar ni dientes para morder. Es decir no tenemos un armamento intrínseco que haya evolucionado con nuestra estirpe y por tanto los sistemas de inhibición de la agresividad no se han desarrollado -no han coevolucionado- con nuestras razones para enfadarnos, es por eso que la gente suele matar a otro por «un quitame allá esas pajas».

Los sistemas inhibitorios de la agresión no están codificados genéticamente (aunque si la agresividad que siempre da premio evolutivo) es por eso que se hizo necesario inventar sistemas inhibitorios culturales que vinieran a suplir ese déficit natural.

Nuestros sistemas de inhibición de la agresividad se trasmiten a través de la cultura, entendiendo a esta en clave extendida: toda aquella clase de registros procedentes de la tradición que se trasmiten de padres a hijos o desde el sistema social o grupo al individuo.

En un post anterior me planteaba el cómo se trasmiten estos registros, es decir como se interiorizan las prohibiciones culturales en los cerebros individuales. ¿Cómo sabemos que no hay que matar al vecino?

Hay que diferenciar ahora el verbo «saber», información, del verbo «deber», moral y del verbo no-matar que es el polo pasivo de la interiorización del tabú.

Todo el mundo sabe que no hay que matar al prójimo y yo diria que hay una gran mayoría de humanos que seguimos este mandato, los homicidios descienden en todo el mundo de una manera progresiva desde 1900 para acá (aunque en el 2008 hayan ascendido en nuestro país en un cifra alarmante comparada con el 2007) . También algunos sabemos que matar a otro es una cosa que no debe hacerse, por muchos motivos: morales, cívicos, racionales unos e irracionales otros y sobre todo porque existen códigos jurídicos, políticos, policíacos que persiguen el crimen, el único argumento que sirve a algunos de disuasión frente al delito, aunque hay otros argumentos blandos por ejemplo: que se trata de algo irreversible, porque a nosotros tampoco nos gustaria que nos mataran, etc. Existen argumentos de todo tipo para no llevar a cabo esta miserable conducta y sin embargo hay gente que la sigue llevando a la práctica.

¿Por qué?

La falta de información, los déficits morales (la degeneración moral de Magnan), la patología psiquiátrica, la miseria económica que es la explicación marxista del crimen o la misteriosa etiqueta de «conductas antisociales» no bastan para explicarnos el por qué algunas personas se saltan a la torera un precepto que a la mayoria de nosotros nos parece algo normal, algo natural que no precisa que cavilemos demasiado en el asunto. No hay que matar y ya está.

Lo cierto es que la mayor parte de nosotros no necesitamos pensar en ello porque lo hemos incorporado o interiorizado. Y una vez interiorizado un tabú (una prohibición) ya no necesitamos pensar en ello porque se ha insertado en nuestro patrimonio -nuestro campo- epigenético. Se ha convertido en biología y ha dejado de ser una cuestión moral sobre la que podemos opinar o mantener opciones distintas.

H. C . Waddington fue un biólogo y genetista escocés que planteó el termino epigenética para explicar algunas interacciones entre el medio ambiente y los individuos que se realizaba no a través de la via del ADN sino a través de influencias medioambientales en la expresión o transcripción de la herencia genética propiamente dicha: la epigenética estudiaria pues el medio ambiente de la célula. Hoy se le da mucha más importancia a la epigenética que a la genética misma en la convicción de que gran parte de las conductas y las patologias humanas pueden explicarse mejor desde este doble origen que hace que el medio ambiente penetre en lo más íntimo de nuestro patrimonio genético -sin afectar necesariamente al ADN nuclear- y conmute procesos que no se hubieran producido sin esas aferencias de información.

La evolución no sólo opera sobre rasgos genéticos sino tambien sobre rasgos conductuales, ambientales, mórficos y simbólicos.

Lo curioso de esos aprendizajes que los humanos realizamos individualmente es que son aprendizajes que nos vienen insertados por la cultura o la tradición sin que seamos demasiado conscientes de ello. Un ejemplo es la prohibición del «No matarás», ¿cómo hacemos la mayor parte de nosotros para cumplir este mandato sin que nunca nadie nos haya hablado del asunto?

Ahora compare usted este mandato con este otro:

«Hay que conducir siempre con el cinturón de seguridad puesto» o

«Si conduce absténgase de beber alcohol»

¿Que diferencias observa?

Ambas son prohibiciones pero existe una diferencia fundamental entre ellas: la primera prohibición es antiquísima, data de unos 50.000 años y las segundas solo tienen una década. Los efectos que ambas prohibiciones tienen en los cerebros individuales son inmensas, las primeras se han automatizado, se guardaron en un lugar muy lejano a la corteza cerebral, se encuentran en los planos mas profundos del cerebro, alli donde guardamos los patrones de acción fijos para andar, beber, comer o movernos sin pensar, se han corporizado. La segundas están en nuestro consciente, hemos de pensar en ellas y forzosamente a veces las olvidamos, todavia no han penetrado en nuestro inconsciente, aun no se han automatizado y no son todavía cuerpo sino idea.

Para que una idea se corporice hacen falta al menos tres generaciones (unos 60-80 años) pero es necesario además que la idea haya logrado penetrar en los cerebros de nuestros progenitores al menos para que la acaten si lleva un «no» delante. Sólo después de haber pasado por tres generaciones de linajes no homicidas podemos pensar que en nosotros no existe pulsión homicida alguna y que es muy poco probable que alimentemos abogados o pleitos por esa causa. Pero existe aun algo más sorprendente: puede existir una culpa transgeneracional por algun crimen que el sujeto no cometió, ni contempló ni tiene noticia alguna sobre el asunto. Todo parece indicar que las transgresiones de prohibiciones ancestrales -igual que las prohibiciones- pasan de generación en generación tratando de encontrar un huesped que les ponga fin: es el tema de la maldición familiar o del destino, un tema que se encuentra bien explorado por los mitos. El tema de la redención individual de toda una estirpe.

Este proceso de interiorización de un mandato transbiológico como es la orden de «no matar» puede tener interrupciones, excepciones y obstáculos, el principal y más conocido es la guerra. En la guerra no solamente se detiene el mandato sino que es posible que matar sea necesario para sobrevivir lo que cambia el panorama de anteriores interiorizaciones colectivas, asi y todo las guerras son escenarios de crimenes gratuitos y sádicos como ya estamos acostumbrados a ver en los informativos. La guerra es una enfermedad traumática para más de una generación, nosotros por ejemplo seamos hijos o nietos de los que hicieron la guerra civil estamos contaminados en España por aquel conflicto y en cierto modo todavía estamos sufriendo las consecuencias, ¿quién de nosotros no tuvo un pariente asesinado o un criminal en aquella contienda?

Lo que señala en la dirección de que tantos los valores como sus transgresiones -los vicios- se trasmiten del mismo modo y a través de las mismas vias simbólico-culturales y terminan convirtiéndose en algo corpóreo.

Lo importante es caer en la cuenta de que los tabúes o prohibiciones culturales se insertan en nuestro cuerpo como si fueran instrucciones genéticas aun sin serlo y que se trasmiten como si fueran genes replicándose a si mismos aun sin estar compuestas de ADN.

Lo que redunda en la idea que más arriba expuse: que la via genética no es la unica via de trasmisión de caracteres innatos. El tabú de «no matarás» es innato a pesar de no venir codificado en nuestro genoma. Cuando un niño viene al mundo ya accede a él mediante un conocimiento previo (no es una tabla rasa) se trata de aprendizajes culturales, históricos, étnicos e incluso filogenéticos que no necesariamente se encuentran codificados en su ADN.

Es muy posible que todos los sistemas de inhibición de la agresividad no sean sistemas neurobiológicos heredados sino campos epigenéticos aprendidos que terminan por interiorizarse y que se comportan como si fueran cuasigenes. La inhibición de la agresividad puede realizarse de muchas formas pero siempre necesita de un otro que la desactive, a través de la sumisión, del llanto, de la debilidad o de la ternura es como los animales desactivan la agresión de los adultos, nosotros los humanos tambien sabemos hacerlo y tenemos además la empatia que es un añadido relacionado con la capacidad de nuestro cerebro de encontrar similitudes con nuestros semejantes.

En este post hablé de la metacognición y la empatía: una de las prestaciones de nuestro cerebro emocional.

Efectivamente el Verbo puede hacerse carne, que es otra manera de decir que lo cultural puede encarnarse y hacerse proceso biológico a través de esa interfase que llamamos inconsciente: el lugar donde Psique y Soma se encuentran no solamente bis a bis, uno frente a otro sino donde el individuo se articula con la corporalidad del mundo.

La consciencia quíntuple

La consciencia parece comportarse siguiendo las leyes de la fisica cuántica, eligiendo y colapsando una función de onda. En este dibujo podemos ver perfectamente como este cilindro se refleja alli como un circulo y aqui como un rombo. Las dos percepciones son verdaderas pero no pueden darse a la vez porque la decisión por una de ellas colapsa a la otra.

¿Cual es la diferencia entre mente y consciencia? ¿Por qué necesitamos otra palabra para nombrar ese intangible que llamamos mente? ¿Es la consciencia algo que procede del cerebro o es algo que le precede?

En este post voy a intentar darles una visión sobre estos temas basándome en las opiniones de Amit Goswami un físico teórico de origen hindú que ha elaborado una teoria holística sobre la consciencia y que recoje las ideas expresadas previamente por Donald Campbell en 1974 acerca de la causación descendente.

La causalidad descendente significa que una vez creado un nivel emergente superior este nivel posee efectos causales sobre el nivel inferior. Dicho de otra manera si existe ese algo inmaterial que conocemos con el nombre de mente y esa mente emergió de la materia (cerebro) esa mente ha de tener propiedades y efectos causales sobre el nivel inferior: sobre el cerebro y el cuerpo.

La ciencia convencional hasta el momento se ha ocupado de la dirección contraria: la patologia médica sabe y acepta que de los niveles inferiores (celulares) surgen patologias que enferman tejidos, órganos y sistemas, sin embargo esta misma ciencia ha sido reacia a admitir que del mismo modo la flecha de la causalidad puede ir de arriba hacia abajo.

Paradójicamente con esta idea, la mayor parte de los investigadores admiten el efecto placebo: que la creencia del enfermo de estar tomando algo que va a ser beneficioso para su salud (aunque se trate de algo inerte) resulta en beneficio para la misma. Personalmente no me cabe ninguna duda de que si existe el efecto placebo es precisamente porque existe una flecha que va desde la mente hacia el cerebro y el cuerpo, de lo inmaterial (lo indeterminado y sutil) a lo material (determinado y denso). Tambien está admitido el efecto causal psicológico del trauma sobre el organismo, menos definidos se encuentran los efectos conversivos o psicosomaticos psicológicos que se categorizan con el nombre inespecifico de estrés.

Del mismo modo que lo material puede enfermar la mente, tambien la mente puede enfermar al cuerpo.

Si el efecto placebo existe la causación descendente existe también.

Lo que es lo mismo que admitir que si la mente puede enfermar el cuerpo tambien puede ayudar a sanarlo.

Ahora bien este planteamiento nos vuelve a enfrentar contra las cuerdas del viejo cuadrilátero de la dualidad ¿es que existen entonces dos principios operando de forma independiente uno de otro? ¿Cómo podemos encajar los hechos anteriormente reseñados haciéndolos compatibles con una visión no dual del dilema mente-cerebro?

Para Goswami el dilema mente cerebro, solo puede resolverse admitiendo que existe una sustancia no material, la consciencia que los incluye a ambos y que los pone en contacto. En este sentido mente y cerebro operarian en paralelo y sería la consciencia la que los incluiría a ambos. La mente y el cerebro serían diferentes manifestaciones de la consciencia. Goswami propone un funcionamiento cuántico para la consciencia basado en los principios de incertidumbre y no localidad. La consciencia elige y elegir significa colapsar una posibilidad, es por eso que un significado cognitivo inadecuado puede derivarse hacia el polo somático o hacia la mente, causando sufrimiento mental o fisico.

Tal y como podemos ver en el siguiente esquema:

Goswami define 5 tipos de consciencia alimentadas por energias cada vez mas sutiles (de abajo-arriba) y algunas de ellas no-fisicas, aunque para hacerlo más digerible lo he dejado solo en dos -en el esquema- para que pueda verse el procesamiento en paralelo de mente y cerebro y como ambos tipos de procesamiento de la información contienen el cuerpo fisico en su nivel más bajo.

La idea fundamental de esta teoria que se llama holística e integral es que cada enfermedad o dolencia hallaria su origen o causa en un nivel determinado de la consciencia y para hacernos entender mejor este concepto de consciencia propone el siguiente experimento mental:

Imagine que llena una botella de agua y que arroja esta botella al mar. La botella tendrá agua dentro y agua afuera, esto es precisamente la consciencia: la unica diferencia que existe entre el agua de afuera y la de adentro es que existe una separación entre ambas (el frasco), esa separacion es el cuerpo fisico que nos hace vivir la ilusión de separatividad.

Todo es pues consciencia. Y si todo es consciencia no hay más dualidad.

Pero la consciencia tiene como decía antes al menos 5 grados de constelación en el cuerpo. Asi de abajo-arriba o de lo más denso (la materia) hasta lo más sutil (la consciencia propiamente dicha) existen estas estructuras anidadas unas dentro de otras más abarcativas:

1.- El cuerpo fisico. Aunque la medicina convencional piensa que el cuerpo fisico se enferma solo (a partir de daños celulares, geneticos o moleculares), y solo contempla la posibilidad de la causación ascendente (que puede ocurrir) el cuerpo fisico puede enfermar también a partir de causalidades que se encuentran mas arriba de él, sobre todo a partir del siguiente:

2.- El cuerpo o consciencia vital. Es una especie de molde morfogenético o energético del anterior, es el cuerpo de la medicina tradicional china (MTC) y la acupuntura, tambien los chakras indios se relacionan con este cuerpo vital que hace corresponder órganos energéticos con órganos materiales.

3.- La consciencia mental. Es la mas conocida de las formas de consciencia que algunos llaman conciencia (sin s), es decir el hecho de poseer una subjetividad idiosincrásica diferente al resto, una consciencia limitada por los procesos de condicionamiento, de las conceptualizaciones y las creencias. Lo mental puede enfermar por sí mismo (un trauma) o a partir de causas supramentales o de la consciencia propiamente dicha. Es inutil tratar de sanar un problema mental apuntando a un nivel inferior de la consciencia, aun admitiendo que lo mental pueda llevar arrastres en niveles inferiores a sí mismo.

4.- La consciencia supramental. La mente del arquetipo, la intuición y la creatividad. Lo que caracteriza lo supramental es la emergencia de saltos cuánticos o discontinuidades, es decir la intención de nuevos significados en patrones por otra parte ya conocidos. La causa más importante que puede llevar a enfermar o perturbar este nivel es la ilusión de separatividad.

5.- El cuerpo espiritual o consciencia propiamente dicha conocida en la tradición mística como cuerpo de gloria.

Como puede observarse la consciencia tiene dos procesadores energéticos conectados en paralelo, dos niveles mentales y dos niveles fisicos. El nivel causal que explica tanto las enfermedades como las dolencias se instalan en estos distintos niveles y el estacamiento de energía sucede en uno o varios niveles al mismo tiempo. Naturalmente en cada nivel el tránsito puede estar interrumpido por bloqueos.

Y cada nivel superior abarca, contiene y trasciende al inmediatamente inferior, como aqui:

O como dicen aqui:

“Los seres que tienen una forma,

en cualquier matriz que se produzcan

el gran Brahmán es su matriz común.”

(Bhagavad Gita XIV, 4)

Bibliografia.-

Amit Goswami: «El médico cuántico». ediciones Obelisco. Barcelona 2008.

Déjà vu

Todos tenemos alguna experiencia de la sensación, que nos viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos. (Charles Dickens)

Crosby,_Stills,_Nash_&_Young_-_Deja_Vu

Uno de los mejores álbumes de la historia del pop- rock

El «déjà vu» es un fenómeno psíquico corriente pero misterioso. Se trata de la sensación de que una situación nueva ya se ha experimentado antes, o sentir de que se ha sido testigo de algo ya visto anteriormente. La contradicción está en que si nos encontramos en una situación nueva -como por ejemplo estar en una ciudad en la que nunca antes hemos estado- no es posible recordar nada de ella puesto que de lo contrario no seria para nosotros una novedad y conservaríamos algún recuerdo de la misma. Lo curioso es que la experiencia del «déjà vu» se acompaña de un sentimiento de sobrecogimiento y de extrañeza.

Existen varias versiones del mismo fenómeno, unas veces tenemos la sensación de haber visitado ese lugar (déjà visité) o de haber sentido tal sentimiento o el déjà vécu (ya vivido). En realidad se trata de variantes del mismo fenómeno, una paramnesia por decirlo en términos de fisiología de la memoria. Por misterioso el fenómeno ha sido estudiado por ocultistas, científicos de la memoria y también muchos artistas la han tomado como tema de inspiración, así, Beyoncé, Michael Posner y muchos otros tienen canciones con ese lema. También Crosby, Stills y Nash se ocuparon del asunto en clave de metempsicosis, claro.

La idea es la siguiente: si estoy en una situación nueva y tengo la sensación de que ya he estado aqui, entonces es obvio que yo en otra vida tuve esta experiencia solo que no la recuerdo.

Letra de déjà vu.– If I had ever been here before I would probably know just what todo Don’t you? If I had ever been here before on another time around the wheel I would probably know just how to deal With all of you. And I feel Like I’ve been here before Feel Like I’ve been here before And you know It makes me wonder What’s going on under the ground Do you know? Don’t you wonder? What’s going on down under you. We have all been here before We have all been here before We have all been here before We have all been here before

Que más o menos viene a decir lo siguiente:

Si alguna vez estuve aquí antes sabría que hacer ¿No? Si alguna vez había estado aquí antes en otro momento alrededor de la rueda Yo probablemente sabria cómo tratar Con todos ustedes. Y me siento Como si hubiera estado aquí antes me sientoComo si hubiera estado aquí antes Y sabes, esto me hace preguntarme ¿Qué está pasando debajo de la tierra ¿Sabes? ¿No te preguntas? ¿Qué está pasando por debajo de ti. Todos hemos estado aquí antes, Todos hemos estado aquí antes, Todos hemos estado aquí antes, Todos hemos estado aquí antes.

La hipótesis de CSNY es que la vida es una rueda (¿karmática?) y que todo sucede por debajo de la tierra, algo así como en Matrix.

Lo cierto es que el tema es muy bueno, sin embargo la hipótesis que maneja no me gusta nada, hay otra, es ésta: Cuando nos enfrentamos a una situación nueva sucede algo extraordinario, algo que suele suceder espontáneamente pocas veces en nuestra vida, nos encontramos nosotros allí, inmersos en lo nuevo y es por eso que tenemos o adquirimos una sensibilidad especial a sentirnos (acordarnos de nosotros mismos), ¿quien no ha tenido esa experiencia y no se ha preguntado: qué demonios hago yo aquí?. Uno se siente extraño, conmovido por esa consciencia de sí hipertrofiada y favorecida por las circunstancias de la novedad.

Y lo cierto es que a lo largo de nuestra vida hemos estado expuestos a muchas situaciones de esa naturaleza, hubo un tiempo en que todo era novedad. ¿Qué recordamos de ellas?. Sabemos que sucedieron, por ejemplo yo sé que estuve en Paris en 1968, se que estuve allí (como dicen CSNY) pero apenas puedo recordar con detalle algunas escenas. Lo mismo sucede con todas y cada una de esas novedades que degustamos en algún momento de nuestra vida, recordamos el suceso pero no seriamos capaces de recordar más que detalles irrelevantes e imprecisos del mismo. Más aun podemos falsificar esos mismos detalles.

Y lo que nos queda en el recuerdo es solamente la impresión de sí, aquella extrañeza ¿Qué hago yo aquí? Y eso es lo que nos vuelve cuando estamos en una situación que representa para nosotros alguna novedad. No hay rueda, no hay karma en ello, sólo una jugarreta de la memoria de cuando aun conservábamos la capacidad para el asombro.

La familia y las familias

familia

Es difícil definir qué es una familia a pesar de que todos estamos «familiarizados» con el sustantivo. Todos tenemos -pertenecemos- a una de ellas pero si alguna vez se ha preguntado usted qué es eso de la familia se habrá encontrado con el mismo problema que yo tuve recientemente cuando me invitaron a formar parte de una mesa redonda donde se habló de la familia, la infancia y los trastornos alimentarios.

Dado que era el moderador de la mesa y a los moderadores se les da la venia para que hagan una introducción al tema que va a debatirse, tomé algunas notas sobre una definición de familia. El caso es que mientras pensaba en esa cuestión caí en la cuenta de que era imposible dar una definición operativa y lo es porque las definiciones operativas siempre dejan algo fuera de sí mismas, son por asi decir demasiado concretas, tan concretas como cuando pensamos en ella, lo que nos viene a la cabeza es la familia propia, pero no su abstracción. Es como el DSM, al ser ateórico no termina de resultar lo suficientemente inclusivo ni abarcativo de toda la diversidad clinica.

No obstante hay dos criterios por los que podemos empezar: se trata de 1) el parentesco y 2) la convivencia. En una primera aproximación es posible afirmar que familia es aquel grupo de personas que conviven y que además de eso mantienen entre sí algún vínculo de parentesco. Obsérvese como esta definición deja afuera a los miembros que ya no conviven con el nucleo familiar y que no obstante siguen siendo familia, ¿o no?

La familia es desde luego un hito de la organización social, una institución con un enorme prestigio que es utilizada metafóricamente por sociedades que no son familia, por ejemplo la «familia barcelonista» o la «familia socialista» es como si estas comunidades de personas tomaran prestado el titulo de «familia» para señalar su «fraternidad», una comunidad de intereses o de gustos, sean gastronómicos, políticos, deportivos, empresariales o incluso relativos a los lobbyes o ciertos grupos de presión.

Y sin embargo no podemos rotular sin más a la familia como un lugar donde se practique la fraternidad sino más bien todo lo contrario: los conflictos entre hermanos o parejas entre sí son más frecuentes que la armonía universal que proclama la palabra «fraternidad». Las envidias, celos, deudas emocionales y rencores eternos son la norma entre esa clase de familiares que llamamos hermanos, por no hablar de los frecuentes conflictos que surgen entre las parejas y que acaban en divorcio.

Lo que si es cierto es que en las familias se practican una serie de conductas mal vistas políticamente e incompatibles con nuestra idea de la democracia que son los nepotismos. Lo cierto es que yo quiero más a mis hijos que a los de usted por más que la «fraternidad» invoque mis deberes cívicos en sentido contrario. Casi que prefiero -si le hacen un ERE- que se lo hagan al hijo del vecino que al mio.

Claro que esta clase de nepotismo funciona solo de padres a hijos pero no de hijos a padres o de hijos entre sí. De manera que el nepotismo tampoco puede ser una clave para explicar qué es y qué no es una familia.

¿Son una familia dos hermanas que viven solas?

¿Es una familia un grupo de estudiantes que comparten un piso?

¿Son una familia una pareja que conviven con hijos de distintos matrimonios anteriores? ¿Una o dos familias?

¿Siguen siendo familia dos padres divorciados que no conviven juntos pero tienen hijos -ping-pong- en común?

¿Son una familia una pareja sin hijos?

¿Es una familia una pareja de gays o lesbianas que convivan con o sin hijos?

¿Es una familia la mujer divorciada que convive con sus propios hijos en un hogar monoparental?

¿Es una familia el viudo con hijos que convive con su cuñada como en la tia Tula?

Naturalmente el concepto de familia es tan confuso que tiene varias aproximaciones y/o definiciones: la biológica, la jurídica, la psicológica y la evolucionista. Pero ninguna de estas definiciones nos aportará nada de especial para comprender de una forma abarcativa en qué consiste una familia y que otras formulas de convivencia no son una familia.

Y es conveniente tener una buena definición pues de lo contrario, si no somos capaces de definir una familia, mal se nos presenta poder definir la disfuncionalidad, eso que los psicólogos llaman una familia desestructurada. ¿Cómo saber qué es una familia desestructurada si no sabemos definir su estructura?

En un post anterior me hacia estas mismas preguntas y aventuraba una idea evolucionista de la familia, las razones de su éxito, ¿por qué la familia se ha seleccionado positivamente en la deriva social de las formas de convivencia?¿Por qué se ha extendido a lo largo de toda la humanidad y toda la geografía?

Pues porque es la mejor estrategia de cuidado, protección y asistencia mutua que existe entre todas las formas conocidas de convivencia. Sirve para los niños, pero también para las madres y para los padres, todos salen ganando con esta estrategia de convivencia, al tiempo que garantiza a los hombres la «casi» seguridad de que sus hijos son sus hijos. Es bien conocida la aversión de los hombres a mantener hijos de otro, tanto como de las madres para cuidar los hijos de otra con la que no se encuentra emparentada. De modo que podríamos adelantar que existen ciertas condiciones para que esa estructura se mantenga en pie. Lo hará siempre que:

1) Aquella organización donde las distintas generaciones que la componen no se reproducen al mismo tiempo.

2) Aunque no están del todo exentos, la familia es aquella organización que se caracteriza, en relación con el resto de individuos que no la componen por una atenuación de las rivalidades sexuales, fundamentalmente entre los subsistemas parental y filial.

3) Y también la asimetría en la provisión de cuidados y aportes alimentarios, en el sentido de que el subsistema filial está exento de proporcionar tareas de aprovisionamiento de recursos de este tipo.

4) La hipótesis estructuralista: familia es aquel lugar donde se cumple la prohibición del incesto entre sus miembros.

Pero han de cumplirse otras condiciones puesto que si la familia no puede ser definida biológicamente, ni psicológicamente ni jurídicamente entonces hemos de apelar a lo abstracto. Efectivamente, las definiciones operativas no sirven porque no pueden atrapar el deseo individual. Si mi pareja tiene un hijo y yo lo repudio, entonces no somos una familia puesto que el fin de la misma ha quedado pervertido, si una madre no ama a su hijo no habrá posibilidad de que exista familia. De manera que para que exista una familia en el sentido más abstracto del término es necesario que se den ciertas condiciones simbólicas como lo es la paternidad.

A diferencia de la maternidad, la paternidad es simbólica (con independencia de que pueda serlo también biológica). Pero a la paternidad no se accede directamente sino a través de un umbral de deseo. Un umbral de deseo que no es propio sino de la mujer. Si la mujer no tiene una padre interno no tendrá un marido interno. El hombre viene siempre a ocupar un vacío, si ese vacío está ocupado o lleno por cualquier otra cosa, la paternidad no puede llevarse a cabo. Y sin paternidad no hay familia.

Tampoco sin una tercera generación, abuelos y abuelas y una generación paralela a los padres, tios y tias, primos y primas que extienden el lecho familiar más hacia afuera de sus propios limites hasta llegar a confundirse con la sociedad entera.

De manera que ya sabemos algo más de su estructura: en la familia se encuentran plegados campos de lo natural: la maternidad, el amor y el nepotismo y mimbres de simbolismos, el parentesco no biológico y la paternidad.

¿Falta algo más?

Si y también es de orden simbólico: dos sexos, actividad sexual y niños. Entonces si hay estructura.

Porque con el amor no basta, es necesaria la sexuación como plomada de la identidad y aunque ya hablé en un post reciente de que dos padres siempre serán mejor que ninguno, la familia tradicional es la mejor elección para criar hijos. Si faltan los niños (propios, adoptados o parientes cercanos) no es necesario que nos planteemos que es una familia y podemos volver sobre nuestros pasos en busca de la pareja.

Video de la mesa redonda «Familia, infancia y TCA) Valencia Noviembre 2013.