Supongamos que un grupo de cautivos o presos deciden escapar de su cautiverio haciendo un túnel subterráneo que les lleve hacia la libertad y supongamos tambien que para hacerles el trabajo más llevadero tienen un grupo de aliados en el exterior que construyen tambien un túnel con el fin de que ambos trayectos se encuentren en algun lugar a medio camino.
¿Qué posibilidades tienen ambos grupos de que los trayectos de ambos túneles se encuentren teniendo en cuenta de que carecen de instrumentos fiables de medida o de tecnologías de ingeniería sofisticada para tal fin?
Lo cierto es que es muy poco probable que ambos itinerarios se encuentren teniendo en cuenta la deriva de la tunelización, los accidentes del terreno y que gran parte de la construcción se llevaría a cabo a ciegas.
Pues algo asi pasa entre los gobernantes y los ciudadanos. Los gobiernos se ocupan de resolver los problemas macroscópicos del país y los ciudadanos -que no perciben salvo sus propios problemas- están cada dia más alejados de su clase politica al entender que aquellos no atienden el malestar social que les aqueja.
El asunto es que los ciudadanos perciben sus problemas microscópicos, su salario, sus hipotecas, la educación de sus hijos, el copago de ciertas medicinas, etc, su día a día por así decir. En suma, lo que preocupa a los ciudadanos no es la deuda externa de nuestro país o la falta de financiación de los bancos sino su propio bienestar.
Es lógico, se dirá. Si, lo es pero lo más interesante de esta cuestión es que cada ciudadano tiene una percepción diferente de la de su vecino y cada uno de ellos optaría por una solución bien diferente para amortiguar los efectos de la crisis. Asi unos nacionalizarian los bancos, otros están por independizarse, los más cerrarían todas las autonomías, ciertos personajes ya adelantan las consecuencias de una guerra civil en España y otros simplemente arreglarían el mundo según las recetas del Sr Marx, un poco imponiendo aquel modelo que ya fracasó en todo el mundo salvo en Cuba.
Dicho de una manera más clara: entre las decisiones del gobierno y las opiniones de la gente relativas a su bienestar hay una profunda grieta que algunos sociólogos han investigado minuciosamente. Aqui en este post hay una buena explicación de como la percepción de soluciones a escala macro o micro aparecen divorciadas, como pertenecientes a dos universos bien distintos.
Asi el gobernante suele aparecer como un perverso casi siempre, pues atiende a los intereses del Capital, de los Bancos, de las grandes corporaciones como esas que nos abastecen de luz o energía, nos deshaucia si no podemos pagar una deuda y nos quita recursos estatales cuando las cosas se ponen feas. Y mientras tanto nosotros sufrimos porque no podemos llegar a fin de mes, tenemos dificultades para devolver nuestras deudas, y hasta el recibo de la luz es demasiado oneroso cuando falta el trabajo. ¿Qué hace el gobierno para resolver el paro?
Lo cierto es que los gobiernos no crean empleo, son las empresas quienes lo hacen y para que exista tejido empresarial (y trabajo) hace falta beneficio. Y eso es lo que en España falta: el beneficio.
El beneficio inexistente es la roca que separa ambos extremos del túnel y es lo que impide que ambos se encuentren. Y mientras tanto lo que hay es un cierre categorial, las leyes que regulan las decisiones macro y las que regulan las percepciones micro no se entienden porque ambas forman parte de un nivel de complejidad distinto. Sigue y seguirá habiendo siempre una brecha.
¿Pero qué relaciones guardan entre sí lo micro y lo macro?
No cabe ninguna duda de que lo macro es la suma de todo lo micro. El Estado español es sin duda la suma de todos los ciudadanos españoles y de esta manera es obvio que España puede considerarse una suma de todas sus autonomías, población e instituciones. Pero el Estado es algo más que una suma de sus elementos. Y este algo más que aparece en cualquier sistema complejo se llama emergencia.
Las cualidades nuevas que aparecenen un sistema cuando este sistema se ha hecho demasiado complejo.
Las decisiones de Estado (aun las correctas) no cuentan con la comprensión de sus ciudadanos y es necesario que estos sean capaces de entender que hemos de renunciar a parte de nuestra soberanía personal en el gobierno de lo colectivo.
Pues eso es lo colectivo: una disminución de nuestros intereses y nuestra autonomía. Ningún proyecto colectivo se puede llevar a cabo con la satisfacción de todos y cada uno de sus usuarios.
Lo colectivo quita individuo pero añade grupo.
Algo parecido sucede con la Justicia. Y más ahora que se están juzgando a muchos corruptos que ya tienen el sambenito colgado por parte de la gente: son culpables. ¿Y si lo son por qué no les condenan? La percepcion que tiene el publico en general es que «los ricos acaban saliendo de rositas» mientras que los pobres siempre acaban en la cárcel. La percepción es que la justicia solo atiende a sí misma y no a la verdad. ¿No es verdad que hubo EREs falsos o que habia una contabilidad B en el PP? Pues todos a la cárcel, la opinión publica (la prensa) y los ciudadanos ya los han condenado. ¿Para qué sirve entonces la Justicia?
La Justicia sirve entre otras cosas para que no existan juicios sumariales y dotar de defensa y garantías a los culpables y para cumplir una serie de requisitos sin los cuales el Sr Lynch camparia a sus anchas. Si los que condenaran fueran asambleas de ciudadanos al estilo de Rousseau o de un programa de telebasura se consumarían las mas graves injusticias. La justicia precisa de tiempo, pruebas, defensa (incluyendo la mentira) y sobre todo garantías procesales.
Dicho de otra manera: la Justicia es necesariamente injusta con los culpables, pero muy justa con los inocentes. Los hechos -lo que realmente sucedió- ha de probarse en un juicio, no bastan las especulaciones o teorias sobre ello. Si, sólo atendieramos a las «certezas» que tenemos todos sobre la culpabilidad de alguién (generalmente inducidas por los medios de comunicación cometeríamos grandes injusticias.
Un corolario: la Justicia ha de ser necesariamente neutra comparada con la percepción que de las culpabilidades de los reos tienen los ciudadanos. Atiende a un nivel de definición superior a la intuición personal y para ello necesariamente de ha preservar algo ( la presunción de inocencia) y ha de renunciar a «saberlo todo». La narrativa que todos podemos construir no encaja bien con la Justicia que atiende tan sólo a la verdad formal.
Entre la justicia y el sentimiento de justicia al que todos aspiramos existe pues una brecha, una brecha categorial.
La misma brecha que podemos encontrar y que diferencia a un naturalista de un historiador. El naturalista guiado por la ingenieria inversa ¿como hizo la evolución para llegar a tal diseño? y la historia con sus múltiples versiones de lo que pasó. Es por eso que sólo existe una teoria cientifica sobre la evolucion de las especies y multiples opiniones de los historiadores sobre las causas de un fenómeno histórico. Es posible afirmar que historia y naturalismo son los dos extremos de aquel túnel que los presos de dentro y de fuera trazaron con la intención de que se encontraran en el medio. Nunca lo harán porque cada una de esas disciplinas atiende a sus propias condiciones y axiomas.
Es por eso que conviene recordar este aforismo de Dawkins:
«Si intentas desmontar un gato para saber como funciona lo que tendrás en tus manos es un gato que no funciona».
Dicho de otra manera: es inutil intentar compatibilizar las diferentes epistemologías de las disciplinas. Los ciudadanos nunca comprenderán las decisiones politicas (cuando les perjudican) de los que están obligados a tomarlas con la información de qué disponen (con independencia de que sean acertadas o no) pues solo perciben sus propias necesidades pero no las de sus vecinos. Y además porque no existen consensos universales sobre lo que convendría hacer. Es por eso que existe la democracia que nos permite votar de vez en cuando para que se oiga nuestra voz y la de aquellos que no hablan nunca y que tambien cuentan.