La higgsteria

Higgs12    teria-NewScientist2012

50 años ha tenido que esperar Peter Higgs para recibir el nobel de Física aunque estoy seguro de que su vida no cambió en un àpice por esta espera. A sus 84 años y siempre huyendo de las entrevistas y de los medios no ha tenido más remedio que claudicar y empezar a conceder entrevistas a los periodistas que se agolpan a la puerta de su casa. Y termina por dar este titular: «el bosón de Higgs ha arruinado mi vida».

Le creo.

Higgs es un físico teórico, es decir una persona que plantea hipótesis que en el momento en que se planteó (1964) no podían probarse, ha sufrido por ello ataques, desprecios y criticas desmesuradas, rechazos de sus papers y en cierta manera un exilio profesional. La ciencia es bastante tacaña con las ideas que no pueden traducirse en un experimento que las valide y aun así son de esperar grandes ataques a la metodología empleada, sobre todo cuando lo que se plantea es políticamente incorrecto, es decir cuando se enfrenta a las creencias compartidas por la población y sostenida por la ortodoxia y por los medios. Hasta Hawking se pronunció en contra del bosón de Higgs e hizo una apuesta (ya veremos si la paga). Otro autores se han apresurado a decir que el bosón de Higgs es «la partícula de Dios», algo que el propio Higgs rechaza.

En realidad el bosón de Higgs es una partícula que fue «pensada» para explicar la existencia de las demás, se trata de un dador de energía, de tiempo y de masa. Era necesario apelar al bosón para explicar el resto de las partículas y es por eso que Higgs inventó o imaginó el bosón y tuvo que esperar a que el CERN demostrara que su intuición era cierta a través de un carísimo experimento.

Ahora todo el mundo le canta su gloria pero Higgs ya no está para fiestas y sólo espera que le dejen en paz. «Soy demasiado mayor para escribir un libro» y además «No lo entenderia nadie, el concepto del bosón es demasiado técnico para que los comprendan personas sin formación en física».

Toca pues retirarse e iniciar el camino de vuelta que ya lleva años recorriendo en la soledad de su apartamento de Edimburgo donde se dedica a leer novelas y escuchar musica clásica. Un ejemplo de honradez, lucidez, desapego y humildad. Nada que ver con los popes de la ciencia. Y una apología necesaria de la creatividad de las ideas en estado puro, un físico teórico se dedica a imaginar conceptos, los del CERN a demostrar que ese concepto es algo real y tangible. Los empresarios de la tecnología a sacar aplicaciones a su invento. Cada cual a lo suyo: «quise ser ingeiero como mi padre, pero estaba poco dotado para lo práctico, a mi me gusta lo teórico».

Leyendo la entrevista que ha caido esta mañana en mis manos a través de «El mundo» he recordado a tantos y tantos médicos que han tenido una buena idea y que han tenido que esperar años en ver confirmadas sus intuiciones, mucho tiempo después de morir. Bayle por ejemplo ya sabia que las lesiones en el cerebro de los paraliticos cerebrales eran debidas a la neurosifilis, pero no fue hasta que Wasserman ya bien entrado el siglo XX puso a punto su test sanguíneo que pudo demostrarse que la espiroqueta estaba detrás del estropicio cerebral de estos individuos. Algo parecido sucedió con Pasteur que sabia que aquel hongo era bactericida o con el propio Cade y su descubrimiento del litio como fármaco activo en el trastorno bipolar.

El caso de Cade –del que hablé aqui,  es paradigmático del divorcio o mejor la brecha que existe entre una intuición científica en forma de hipótesis y su demostrabilidad, algo que nos recuerda al famoso teorema de Gödel y la angustia que propone cuando dice: «es verdad porque es indemostrable».

Algo de lo que podrían dar fe tanto Bayle, como Higgs o el propio Cade. En realidad si hoy manejamos el litio en la profilaxis del trastorno bipolar es por una casualidad. Cade publicó sus hallazgos en una revista australiana de poca monta, quedaría por ver qué hubiera sucedido si hubiera publicado sus hallazgos en una revista de impacto. La casualidad procedió de Schou un medico danés cuyo hermano padecía un trastorno depresivo recurrente y buscando un remedio para aliviarle dio con el articulo de Cade. Fue él quien «demostró» que el litio era útil para el tratamiento del trastorno bipolar, pero no fue un camino de rosas, la ciencia oficial con sus desmentidos, pruebas en contra, la maldita revisión por pares y la constante alusión a la metodología y las muestras, mantuvo durante mas de dos décadas la sospecha -que hoy ya se ha desvanecido- de que el litio era en realidad ineficaz.

Dicho de otra forma la ciencia es a veces un obstáculo para que la ciencia progrese, es la tecnología la que va por delante de la ciencia precisamente porque hay beneficio directo.

No es de extrañar, puesto que la ciencia es en realidad una institución formada por personas concretas que tienen sus propios intereses -usualmente inmovilistas-, lo mismo pasa con los docentes (siempre se opondrán a las reformas educativas si les perjudican) o los jueces que siempre estarán en contra de abreviar los procedimientos y seguir fiando la justicia a la propia Justicia. Todos favorecen a los procedimientos, lo formal y es por eso que existe esa brecha entre la verdad cognoscible y las pruebas o evidencias acumuladas. Entre la culpabilidad notoria de un reo y su demostrabilidad o entre el fracaso de una ley educativa que favorece a ciertas personas y la imposibilidad de concebir una enseñanza que favorezca la excelencia.

Dicho de otro modo: la ciencia no es una buena disciplina para ocuparse de la subjetividad, algo de lo que hablé en el post anterior y sobre lo que volveré en el próximo después de este parón propiciado por el nobel de Higgs.

Y esto es precisamente la higgsteria: esa disociación entre lo que sabemos y lo que no queremos saber con la excusa de que no está demostrado. ¿Y si no fuera posible demostrar nada de la subjetividad? ¿estaba Gödel pensando precisamente en eso?

Para ver.-

Aqui hay un video subtitulado de una entrevista a Higgs.

¿Que fué de la madre esquizofrenógena?

Las meigas: haberlas haylas.

(Proverbio gallego)

significante

El concepto de madre esquizofrenógena es hoy una reliquia conceptual, pero durante la primera mitad del siglo XX tuvo mucha influencia social a partir sobre todo de las descripciones de ciertos psicoanalistas y no solamente de psicoanalistas como veremos después.

El concepto es ciertamente vago y lo debemos  a Frida fromm Reichman que incluso puso a punto un método terapéutico para el tratamiento de la esquizofrenia -la psicoterapia intensiva- similar al de Margaret Sechehaye y que llamó «realización simbólica» y aun al viejo método que aprendí en mi juventud de mano de John Rosen y su discipulo Oscar Sagredo, el análisis directo, una especie de psicoanálisis silvestre  que era más una dramatización de pulsiones inconscientes que un método de parloteo. Sea como fuere, el concepto, la idea de que era la madre (pero no solo la madre) la que causaba la esquizofrenia ha tenido poco éxito en la ciencia tal y como han ido derivando las teorías sobre el polo neurobiológico.

Pero no fueron solo los psicoanalistas los que observaron estas interacciones patológicas entre ciertas madres (y entornos familiares) y sus hijos -futuros esquizofrénicos-.sino que también la escuela de Palo Alto con Grigory Bateson al mando desarrollaron en su momento una teoría interpersonal de la esquizofrenia, la teoría del doble vinculo.

El caso es que todas teorías y prácticas terapeuticas derivadas de ellas cuentan hoy con poco apoyo de evidencia (como se dice ahora) y hablar de psicoterapia de la esquizofrenia es una rareza, si bien se puede intervenir psicoterapeuticamente en las grandes psicosis con objetivos limitados; o bien como alternativas psicoeducativas, o bien como aprendizajes sociales destinados a minimizar los riesgos de su bajas habilidades sociales o bien para asegurar la adherencia al tratamiento.

El último hallazgo -con poco hueso- ha sido demostrar que en las recaídas de esquizofrénicos intervienen en gran manera los ambientes familiares caracterizados por una «alta emoción expresada» (EE), de modo que una de las tecnologías que hoy usamos en la práctica es modular en el seno de la familia el ruido ambiental que caracteriza las interacciones entre sus miembros, presididas por los contenidos críticos, las desvalorizaciones, la hostilidad, los gritos, las invalidaciones y en suma el ruido.

Hoy, tiende a considerarse que la esquizofrenia es -probablemente- no una enfermedad sino varias (clasificadas como sindromes de desconexión) y que existen distintos puntos de entrada a la misma. Genéricamente se acepta que la esquizofrenia -su causa ancestral- está relacionada con el proceso de hominización y es -en palabras de Timothy Crow- «el precio que paga nuestra especie por la adquisición del lenguaje«: al parecer el tránsito que separa la brecha entre significante/significado que incluye un salto de abstracción donde el símbolo suplanta y secuestra a «la cosa en sí» en su ausencia es el responsable de que nuestra especie tenga una alta vulnerabilidad a las enfermedades mentales y más concretamente a la esquizofrenia.

Hoy, lo politicamente correcto es sostener que la esquizofrenia se debe (causas próximas) a una alta vulnerabilidad biológica. Sólo que dado que la vulnerabilidad por sí misma no puede explicarlo todo debido a la baja heredabilidad de la esquizofrenia (no llega al 50% de concordancia en gemelos) es necesario suponer que hay algo más. Es por eso que Zubin y Spring (1977) montaron un modelo para la comprensión de la esquizofrenia que llamaron modelo de vulnerabilidad y estrés.

El problema es que el citado modelo no ha podido aclarar ni los genes implicados en esta vulnerabilidad, ni los estresores que intervienen en el desencadenamiento de la misma. Al fin y al cabo se trata de un modelo no de una teoría.

Lo que si sabemos es que los estresores implicados en el desencadenamiento de una psicosis no son del mismo estilo que aquellos que reconocemos como «eventos de la vida» (life events) que se caracterizan siempre por resultar comprensibles, de una cierta intensidad y que en cualquiera de nosotros podrían desencadenar un trastorno adaptativo pero no una esquizofrenia. Aqui puedes consultar la Escala de eventos o estrés psicosocial de Holmes y Rahe.

De manera que es posible afirmar que los eventos que desencadenan una esquizofrenia son siempre sutiles y pasan desapercibido a los clinicos, probablemente porque el impacto del estrés procede más bien de algo simbólico que no está relacionado directamente con un «suceso vital trascendente o traumático» sino a algo que obliga al sujeto a abstraer algún significado y que por alguna razón le resulta imposible.

Sea como fuere lo cierto es que hoy los clinicos no hemos sido capaces de identificar y de consensuar una serie de estresores significativos de orden simbólico que correlacionen con la activación de una psicosis. No cabe duda de que hemos de ir más allá en la evaluación subjetiva de cada uno de estos eventos.

De manera que es muy probable que la esquizofrenia se encuentre metida en esa paradoja que apresa a la ciencia cuando trata de evaluar lo subjetivo.

Evidentemente, los clinicos no se atienen a dotar de verosimilitud a las vivencias subjetivas (me refiero a los clínicos que no tienen entrenamiento psicoanalítico) y prefieren atenerse a la «evidencia científica» que siempre trabaja con grandes números y conceptos estadísticos. Es muy poco probable que el uso de la estadística sea suficiente para iluminar las causas psicológicas que intervienen en el desencadenamiento o recaída en una psicosis.

Lo cierto es que es probablemente la psiquiatría la única especialidad médica donde el relato subjetivo es tenido en cuenta en la consulta, si bien tal actitud no nos ha permitido aun localizar e identificar en que consiste el estrés especifico de la esquizofrenia si es que tal especificidad existe.

Pero si traigo a este post la idea de la «madre esquizofrenógena» no es tanto para defenderla como hipótesis universal sino para denunciar las causas que están detrás de su repudio. Una de las razones que en su momento se esgrimieron para descartar esta hipótesis de la investigación es que «culpabilizaba» a las madres (como tambien sucedió con el concepto de «madre nevera» de Kanner en relación con el autismo). Personalmente no acabo de entender que una hipótesis cientifica se descarte para no resultar molesta a un cierto grupo de personas. Pero es verdad que estas cosas suceden en la ciencia y es por eso que necesitamos disidentes que no teman recorrer caminos necesariamente amargos en pos de la verdad. Hay que tener mucho coraje.

Asi en este post Eduardo Zugasti plantea estas preguntas sobre el coraje cientifico:

¿Tendrías el coraje de librarte de tus creencias y aceptar lo que es cierto?

¿Tendrías el coraje de librarte de la creencia de que el ser humano tiene un único origen africano? ¿Tendrías el coraje de librarte de la creencia de que no hay diferencias naturales entre sexos y entre razas? ¿Tendrías el coraje de aceptar que el etnocentrismo es, en realidad, algo bueno? ¿Tendrías el coraje de aceptar que las políticas de ayuda al desarrollo son, en realidad, nocivas?

La verdad es que uno no puede renunciar a lo que ve o ha visto, del mismo modo que el esquizofrénico no puede renunciar a sus propias experiencias vividas sean consensuales o no.

Y por lo que llevo visto en mi vida de clinico, hay ambientes enloquecedores, ambientes hostiles, negligentes, rechazantes, vinculos de apego débiles o contradictorios que algunas veces llevan a la esquizofrenia o a cualquier otra cosa.

Tengamos el coraje de aceptarlo: los modos de crianza tienen que ver con el desarrollo de enfermedades mentales, aunque Steven Pinker defienda lo contrario.

Pero esa paradoja entre los datos estadísticos y la evidencia de la observación clinica es para otro post.

El cierre categorial

cierre

Supongamos que un grupo de cautivos o presos deciden escapar de su cautiverio haciendo un túnel subterráneo que les lleve hacia la libertad y supongamos tambien que para hacerles el trabajo más llevadero tienen un grupo de aliados en el exterior que construyen tambien un túnel con el fin de que ambos trayectos se encuentren en algun lugar a medio camino.

¿Qué posibilidades tienen ambos grupos de que los trayectos de ambos túneles se encuentren teniendo en cuenta de que carecen de instrumentos fiables de medida o de tecnologías de ingeniería sofisticada para tal fin?

Lo cierto es que es muy poco probable que ambos itinerarios se encuentren teniendo en cuenta la deriva de la tunelización, los accidentes del terreno y que gran parte de la construcción se llevaría a cabo a ciegas.

Pues algo asi pasa entre los gobernantes y los ciudadanos. Los gobiernos se ocupan de resolver los problemas macroscópicos del país y los ciudadanos -que no perciben salvo sus propios problemas- están cada dia más alejados de su clase politica al entender que aquellos no atienden el malestar social que les aqueja.

El asunto es que los ciudadanos perciben sus problemas microscópicos, su salario, sus hipotecas, la educación de sus hijos, el copago de ciertas medicinas, etc, su día a día por así decir. En suma, lo que preocupa a los ciudadanos no es la deuda externa de nuestro país o la falta de financiación de los bancos sino su propio bienestar.

Es lógico, se dirá. Si, lo es pero lo más interesante de esta cuestión es que cada ciudadano tiene una percepción diferente de la de su vecino y cada uno de ellos optaría por una solución bien diferente para amortiguar los efectos de la crisis. Asi unos nacionalizarian los bancos, otros están por independizarse, los más cerrarían todas las autonomías, ciertos personajes ya adelantan las consecuencias de una guerra civil en España y otros simplemente arreglarían el mundo según las recetas del Sr Marx, un poco imponiendo aquel modelo que ya fracasó en todo el mundo salvo en Cuba.

Dicho de una manera más clara: entre las decisiones del gobierno y las opiniones de la gente relativas a su bienestar hay una profunda grieta que algunos sociólogos han investigado minuciosamente. Aqui en este post hay una buena explicación de como la percepción de soluciones a escala macro o micro aparecen divorciadas, como pertenecientes a dos universos bien distintos.

Asi el gobernante suele aparecer como un perverso casi siempre, pues atiende a los intereses del Capital, de los Bancos, de las grandes corporaciones como esas que nos abastecen de luz o energía, nos deshaucia si no podemos pagar una deuda y nos quita recursos estatales cuando las cosas se ponen feas. Y mientras tanto nosotros sufrimos porque no podemos llegar a fin de mes, tenemos dificultades para devolver nuestras deudas, y hasta el recibo de la luz es demasiado oneroso cuando falta el trabajo. ¿Qué hace el gobierno para resolver el paro?

Lo cierto es que los gobiernos no crean empleo, son las empresas quienes lo hacen y para que exista tejido empresarial (y trabajo) hace falta beneficio. Y eso es lo que en España falta: el beneficio.

El beneficio inexistente es la roca que separa ambos extremos del túnel y es lo que impide que ambos se encuentren. Y mientras tanto lo que hay es un cierre categorial, las leyes que regulan las decisiones macro y las que regulan las percepciones micro no se entienden porque ambas forman parte de un nivel de complejidad distinto. Sigue y seguirá habiendo siempre una brecha.

¿Pero qué relaciones guardan entre sí lo micro y lo macro?

No cabe ninguna duda de que lo macro es la suma de todo lo micro. El Estado español es sin duda la suma de todos los ciudadanos españoles y de esta manera es obvio que España puede considerarse una suma de todas sus autonomías, población e instituciones. Pero el Estado es algo más que una suma de sus elementos. Y este algo más que aparece en cualquier sistema complejo se llama emergencia.

Las cualidades nuevas que aparecenen un sistema cuando este sistema se ha hecho demasiado complejo.

Las decisiones de Estado (aun las correctas) no cuentan con la comprensión de sus ciudadanos y es necesario que estos sean capaces de entender que hemos de renunciar a parte de nuestra soberanía personal en el gobierno de lo colectivo.

Pues eso es lo colectivo: una disminución de nuestros intereses y nuestra autonomía. Ningún proyecto colectivo se puede llevar a cabo con la satisfacción de todos y cada uno de sus usuarios.

Lo colectivo quita individuo pero añade grupo.

Algo parecido sucede con la Justicia. Y más ahora que se están juzgando a muchos corruptos que ya tienen el sambenito colgado por parte de la gente: son culpables. ¿Y si lo son por qué no les condenan? La percepcion que tiene el publico en general es que «los ricos acaban saliendo de rositas» mientras que los pobres siempre acaban en la cárcel. La percepción es que la justicia solo atiende a sí misma y no a la verdad. ¿No es verdad que hubo EREs falsos o que habia una contabilidad B en el PP? Pues todos a la cárcel, la opinión publica (la prensa) y los ciudadanos ya los han condenado. ¿Para qué sirve entonces la Justicia?

La Justicia sirve entre otras cosas para que no existan juicios sumariales y dotar de defensa y garantías a los culpables y para cumplir una serie de requisitos sin los cuales el Sr Lynch camparia a sus anchas. Si los que condenaran fueran asambleas de ciudadanos al estilo de Rousseau o de un programa de telebasura se consumarían las mas graves injusticias. La justicia precisa de tiempo, pruebas, defensa (incluyendo la mentira) y sobre todo garantías procesales.

Dicho de otra manera: la Justicia es necesariamente injusta con los culpables, pero muy justa con los inocentes. Los hechos -lo que realmente sucedió- ha de probarse en un juicio, no bastan las especulaciones o teorias sobre ello. Si, sólo atendieramos a las «certezas» que tenemos todos sobre la culpabilidad de alguién (generalmente inducidas por los medios de comunicación cometeríamos grandes injusticias.

Un corolario: la Justicia ha de ser necesariamente neutra comparada con la percepción que de las culpabilidades de los reos tienen los ciudadanos. Atiende a un nivel de definición superior a la intuición personal y para ello necesariamente de ha preservar algo ( la presunción de inocencia) y ha de renunciar a «saberlo todo». La narrativa que todos podemos construir no encaja bien con la Justicia que atiende tan sólo a la verdad formal.

Entre la justicia y el sentimiento de justicia al que todos aspiramos existe pues una brecha, una brecha categorial.

La misma brecha que podemos encontrar y que diferencia a un naturalista de un historiador. El naturalista guiado por la ingenieria inversa ¿como hizo la evolución para llegar a tal diseño? y la historia con sus múltiples versiones de lo que pasó. Es por eso que sólo existe una teoria cientifica sobre la evolucion de las especies y multiples opiniones de los historiadores sobre las causas de un fenómeno histórico. Es posible afirmar que historia y naturalismo son los dos extremos de aquel túnel que los presos de dentro y de fuera trazaron con la intención de que se encontraran en el medio. Nunca lo harán porque cada una de esas disciplinas atiende a sus propias condiciones y axiomas.

Es por eso que conviene recordar este aforismo de Dawkins:

«Si intentas desmontar un gato para saber como funciona lo que tendrás en tus manos es un gato que no funciona».

Dicho de otra manera: es inutil intentar compatibilizar las diferentes epistemologías de las disciplinas. Los ciudadanos nunca comprenderán las decisiones politicas (cuando les perjudican) de los que están obligados a tomarlas con la información de qué disponen (con independencia de que sean acertadas o no) pues solo perciben sus propias necesidades pero no las de sus vecinos. Y además porque no existen consensos universales sobre lo que convendría hacer. Es por eso que existe la democracia que nos permite votar de vez en cuando para que se oiga nuestra voz y la de aquellos que no hablan nunca y que tambien cuentan.

El efecto Werther

Suicide_rates_map_es.svg

Fue Phillps el que pidió prestado a Goethe esta conceptualización sobre los efectos miméticos de los suicidios que comenzaron a ser conocidos a partir del éxito editorial de una novela «Las penas del joven Werther» cuya popularidad y lectura hizo estragos entre los adolescentes de cuando entonces desatándose una verdadera epidemia de suicidios.

Desde entonces se enseña en las facultades de periodismo que no hay que hacer demasiada publicidad a este fenómeno ante la evidencia de que la publicidad incrementa los imitadores. de hecho los periodistas andan con mucho cuidado cuando informan de esta clase de cosas que en realidad contrastan con otros fenómenos que no obtienen el mismo tratamiento pero que también se contagian como la violencia de género, las agresiones contra niños y las andanzas de pederastas en la red o fuera de ella.

Recientemente parece que se ha abierto la veda sobre este asunto o al menos así lo reclaman algunos que se fundan en los siguientes argumentos:

  • El suicidio es la primera causa de muerte violenta en nuestro país
  • Dicen y es posible que en los últimos años haya habido un repunte de el numero total de casos debido a la crisis económica
  • Hay una relación (esto no está demostrado) entre los deshaucios y ciertos suicidios.
  • El ultimo tabú de nuestra sociedad debe caer y ser sustituido por información, aquí en este post el lector puede seguir los argumentos politicos en clave «progre» de este autor

Naturalmente hablar del suicidio en plan abstracto no perjudica a nadie, ni las estadísticas sobre el mismo o las teorías psicológicas sobre sus causas pero personalmente estoy convencido de que informar sobre el suicidio de tal persona en particular o los suicidios mediáticos incrementarían el número de víctimas de manera que les adelantaré mi posición sobre el asunto: los periodistas harán bien en mantener en secreto todo lo que sepan sobre esta conducta irreversible, su divulgación no haría sino seguirse de una oleada de imitadores, naturalmente teniendo en cuanta la popularidad de la víctima principal. ¿Se imaginan ustedes uno de esos programas de tertulias de telebasura añadiendo detalles morbosos al suicidio de una estrella del deporte o del rock?

Lo que dice Phillips en el efecto Wherter es que lo que seguiría a ese suicidio mediático seria una epidemis de suicidios y lo más sorpendente: de accidentes de tráfico que son  a veces suicidios encubiertos.

Como el lector puede observar la ratio de suicidios en España ronda los 10/1000.000 habitantes año y nos situamos en la segunda linea de una serie de paises que superan los 14/100.000 habitantes, naturalmente ciertos países no tienen estadisticas y es imposible conocer la incidencia de suicidio en ellos.

Lo interesante es que podriamos compararlo por ejemplo con este mapa donde se mide la edad de una primera relación sexual, observen:

average_age_at_first_sex_by_country-1

Y también podríamos hacerlo en relación al consumo de alcohol y los accidentes de tráfico, etc. Lo que encontraríamos es que los países occidentales y opulentos (incluyendo a la antigua URSS) presentan diferencias con respecto a sus vecinos del sur, pero si observamos solamente la vieja Europa nos encontraríamos con ciertos solapamientos entre todas y cada una de las variables que nos ocupan, por ejemplo Escandinavia y Centro Europa parecen a la cabeza tanto del suicidio, como de cualquier otra distopía social (alcoholismo, violencia de género, etc).

Lo único que parece afectarse a través de la información y de la prevención (que siempre se percibe como un abuso de autoridad) son los accidentes de tráfico y los accidentes laborales. Dicho de otra forma, las multas y el castigo.

Causas del suicidio.-

Lo primero que hay que saber es que el suicidio no es una enfermedad sino una conducta que no siempre va destinada a perder la vida, de manera que hablar de causalidad lineal es una ligereza. Morir y matarse no son la misma cosa, en las intenciones de un suicida pueden haber ocultas segundas intenciones como vengarse, dejar una buena indeminización a la viuda, la vergüenza (la devotio de los romanos o el harakiri de los japoneses) huir, dejar de sufrir o coaccionar a alguien, por ultimo es necesario recordar la función de «matar a otro» en la imagen interna de esa persona. De manera que es una conducta heterogénea que no debemos observar con la lupa de la causalidad ni de la psicopatología (en cuanto conducta). Por otra parte se sabe que ciertas enfermedades mentales como la depresión grave o el trastorno bipolar junto con ciertos trastornos de la impulsividad como el trastorno limite de la personalidad son grupos de riesgo para el suicidio, del mismo modo otras condiciones sociales como la edad avanzada, el alcoholismo y la soledad son condiciones que favorecen el suicidio. De modo que en cuanto prevención, hay que decir que el consumo de antidepresivos en una sociedad cualquiera minimiza el numero de suicidios de esa misma comunidad, del mismo modo la asistencia a estos colectivos más desamparados es también una buena estrategia de prevención.

wherter

Pero la mejor estrategia para prevenir el suicidio es evitar su mimetización, pero para eso hemos de hablar de una cuestión de la que ya hablé aqui a propósito del libro «Conectados» de Cristakis y Fowler»: la difusión hiperdiádica.

La difusión hiperdiádica es un concepto calcado del concepto «difusión de la identidad» de Erickson, que se utiliza para describir los problemas de identidad que arrastran ciertos pacientes como los border-lines pero no solamente ellos. Estas personas tienen dificultades para sostener un proyecto de vida que encaje con sus preferencias, habilidades y posibilidades y por contra se pegotean a los demás como proveedores de afecto, control y estimulación, también como objetos frustrantes y  quizá enemigos a la larga. Se supone -según la idea de Erickson- que estas personas carecen de una identidad concreta y autónoma y se refugian en las identidades de las que toman como partes con las que ahora se funden y más tarde repudian. Erickson llama difusión a este proceso de porosidad o de volatibilidad de la propia identidad.

En este mismo sentido Cristakis y Fowler proponen este mismo concepto de difusión para explicar que la mayor parte de nuestras preferencias, gustos, aficiones, sentimientos, emociones, proyectos, deseos, etc que no se cuecen en el interior del cerebro sino en los vínculos que establecemos con nuestras relaciones sociales, así concluyen que:

Más que saber cómo estamos hechos lo que interesa es cómo estamos conectados, con qué materiales, intensidades y coloridos.

Volviendo ahora al tema central de este post, el contagio de algunas condiciones o conductas como ponerse a dieta, comer en exceso, fumar cigarrillos o dejar de fumar, la obesidad e incluso la felicidad o el suicidio se contaminan a través de la red social propia según ciertas características que viene definidas por los grados de aproximación. entre cada nodo de la red.

En realidad todas estas ideas no representan ninguna novedad pues ya fueron expuestas por Durkheim en el siglo XIX. Hace algún tiempo hice un post a propósito de una cadena de suicidios que se dio en un lugar de Gales y que se propagó como un virus a través de la red social de Bebo. El lector puede leer allí, las ideas del que hasta la fecha más ha aportado sobre el suicidio.

De manera que me manifiesto a favor de la contención periodística de tales informaciones sobre todo cuando:

  • Se dan detalles sobre la manera de suicidarse.
  • Se dan detalles sobre la ausencia de alternativas en la búsqueda de soluciones a un problema dado.
  • Se dan hipótesis psicológicas no probadas como causa del suicidio.
  • Cuando se trata de una persona mediática que podría arrastrar a muchos seguidores en su contagio.