La depresión de la Sra Turvey

Por su interés ejemplarizante de la teoría de la competencia social de John Price en la depresión, traigo este episodio (en realidad una viñeta clínica) del mismo autor y que publicó en un articulo (que completo está aqui), titulado: «La función adaptativa del cambio del estado de ánimo».

Lo interesante del caso es que en él aparecen los grandes temas que para Price provocan y causan las depresiones, el estrés, las posiciones de escalada y desescalada en cada uno de los tres niveles del cerebro y por ultimo el bloqueo emocional que captura la conducta e imposibilita la salida de la depresión, concretamente la codicia, la terquedad, la ambición y el orgullo.

El caso clinico.-

Permítanme ilustrar el funcionamiento normal de estos mecanismos a través de un ejemplo típicamente inglés. La Señora Turvey, nuestra heroína, está casada con Sir Topsy, y vive en una bonita casa solariega en algún lugar de los Shires. Un día Sir Topsy muere en un accidente de caza. Este es un Baremo de Stress para Lady Turvey, que se ha convertido en la Señora Viuda de Turvey. Sabe que ahora se espera de ella que se mude de la mansión para dejarsela a su hijo y a su nuera, la nueva Señora Turvey. Ella debería irse a vivir a la casa ganancial (una casita adyacente)  que es considerablemente más pequeña que la casa solariega.

En el nivel superior, racional, la viuda tiene opciones sobre qué hacer. Su estrategia de desescalada es aceptar lo inevitable y pasar a la casa ganancial. Su estrategia de escalada es quedarse donde está. Ella puede reforzar esta estrategia con muchas justificaciones: su hijo aún no tiene edad suficiente para asumir la responsabilidad de la mansión; su nuera no es lo suficientemente madura para manejar tanta servidumbre; ella tiene que quedarse a supervisar algunos trabajos en la casa llevados a cabo recientemente; y así sucesivamente usaría su fértil mente. En verdad, a pesar de la tradición, ella no quiere dejar la casa en la que ha vivido durante tantos años.

Después de algunas semanas, empieza a estar claro para la familia y amigos que ella no está haciendo ningún plan para mudarse. Ella hace oídos sordos a los argumentos racionales sobre los precedentes. En esta etapa, se accede al nivel medio, o conjunto de estrategias emocionales. El detonante de esto puede ser la crítica a su conducta, o un intento deliberado de inducir el nivel medio de desescalada con preguntas como: “¿No te da vergüenza desafiar las tradiciones de esta manera?” y “¿No te hace sentirte culpable vivir en esa casa enorme por capricho?” Si estos comentarios tienen éxito, e inducen un nivel medio en la estrategia de desescalada, caracterizada por la culpa y la vergüenza, el pensamiento de la viuda en el nivel superior puede verse afectado por estas emociones, y una de estas dos cosas puede suceder: ella puede pasar a un nivel superior en la estrategia de desescalada y mudarse a la casa ganancial; o, la vergüenza y la culpa son insuficientes para superar su deseo de permanecer donde está, y se queda aunque se siente mal por ello. Por otra parte, su conjunto de nivel medio puede seleccionar la estrategia de escalada, y entonces se enoja con estos entrometidos que se toman la libertad de decirle lo que debe hacer, y en el furor de su ira los tacha de su lista de visitas y da rienda suelta a otros castigos similares sobre ellos. Está impulsada por un sentimiento de superioridad moral.

Después de algunos meses, podemos imaginar que la nueva Señora Turvey está perdiendo la paciencia con su suegra, ya que no puede hacer planes definitivos para gestionar la casa solariega. Luego de unas conversaciones con el abogado de la familia, envía a unos arquitectos a la mansión para hacer los planos provisionales de ciertas reformas que desea hacer.

Esta intrusión en su territorio trastorna a la Viuda, podemos suponer que también activa el conjunto de nivel inferior de la estrategia agonística. Si ella implementa la estrategia de desescalada (que también hemos llamado ISS), sufre un descenso de RHP/SAHP, del Valor del Recursos y la Propiedad. Todo esto efecta profundamente a su pensamiento de alto nivel. Su descenso en RHP/SAHP o concepto de sí misma, es probable que la haga sentirse inadecuada para llevar toda la responsabilidad de la mansión sin el apoyo de su esposo. El descenso en Valor del Recursos debilita su apego por la casa solariega, que ahora le parece mucho menos atractiva, y que no vale la pena montar tanto escándalo por ella. La caída en Propiedad remarca su conocimiento de que es su nuera, y no ella, la que ahora tiene derecho a la casa solariega. Este “depresivo” cambio de pensamiento puede cambiar su conjunto de nivel alto a desescalada. O tal vez no, y ella puede quedarse en la casa solariega como una persona deprimida, tal vez asumiendo el papel de un inválido crónico, y bien puede ser que finalmente, por razones de salud, sea sacada de su casa de campo en una camilla para ser cuidada en otro lugar. En tal caso, su nivel más bajo de desescalada estaría expresado a través de la metáfora de la enfermedad física (Price y Gardner, 1997).

Como última posibilidad, la intromisión de los arquitectos de su nuera puede implicar, no la depresión, sino la elevación del estado de ánimo. Esto aumentará su autoestima, al hacer que parezca que merece aún más la pena defender la casa solariega y fortalecerá su sentido de propiedad. Entonces ella aumentará el nivel de energía para ejercer presión sobre los miembros de la familia para que se pasen a su bando, para consultar a las firmas de abogados para llevar el asunto a los tribunales si es necesario, y para difundir calumnias viles de su nuera, por lo que todas las demás damas de los Shires se unirán a ella en la condena de la prisa indecente con la que la nuera parece estar usurpando su posición. Tal vez tenga éxito, y entonces la nuera desescalará, y ella seguirá siendo feliz al verse pasando sus días fuera de la casita del jardinero. Pero lo más probable es que la nuera está hecha de “otra pasta”, e insistirá en sus derechos. Este último escenario es la materia con la que se construyen las disputas familiares.

Comentario

Para la viuda, mudarse a la casa ganancial era el equivalente de encender la calefacción central. En cualquier momento, podía terminar con la dolorosa experiencia de su medio y bajo nivel de desescalada simplemente desescalando del nivel superior. Pero era demasiado orgullosa, o demasiado terca. Si uno hubiera sido llamado a tratarla en cualquiera de las etapas, no habría tenido mucho éxito tratando la “depresión” o sus equivalentes somáticos; la única manera lógica de proceder hubiera sido preguntar: “¿Por qué no se mudó a la casa ganancial?”

Podemos apuntar otra similitud con la analogía “del frío”. De la misma forma que el malestar de tiritar puede aumentar la sensación de frío y por lo tanto disponer a la persona a encender la calefacción, así el pensamiento depresivo de medio y bajo nivel de desescalada, aumenta la sensación de perder y por lo tanto dispone a la persona para una sumisión voluntaria. La culpa facilita la aceptación del castigo. La vergüenza facilita la aceptación del rango inferior. El abatimiento facilita el abandono de metas inalcanzables. Del mismo modo, el estado de ánimo deprimido facilita el cambio de la ira al abatimiento. La gente se enoja cuando son insultados por una persona de menor rango (como señaló Aristóteles); el sentido de inferioridad que se produce en la depresión ayuda a la persona a ver al insultador como de rango superior, en respuesta a lo cual la emoción apropiada es sentirse humillado. En una sociedad igualitaria, nos enojamos cuando sentimos que tenemos razón y nos sentimos humillados cuando nos damos cuenta de que no tenemos razón, y el estado de ánimo depresivo nos hace sentir que no tenemos razón ― sentimos que nos equivocamos, y por lo tanto nos sentimos culpables. Nos enojamos cuando alguien coje algo que nos pertenece, y el estado de ánimo depresivo elimina el sentido de propiedad, o de tener derecho a las cosas. El estado de ánimo depresivo también favorece la desescalada en el nivel más alto ―nos quita la esperanza de victoria, nos quita la confianza en nuestras propias habilidades, nos quita el sentido de la importancia que tiene lo que sea por lo que estemos luchando y nos hace sentir demasiado cansados y enfermos como para querer seguir haciéndolo.

Así, el diagrama de flujo se lee: al entrar en una situación de conflicto, o luchas o cedes. Si luchas y aún no ganas, te enojas y luchas más duramente, o te siente humillado y cedes. Si luchas más duramente y aún no ganas, elevas el estado de ánimo y luchas todavía más duramente, o deprimes el estado de ánimo y cedes. En la mayoría de los casos en el EEA este algoritmo probablemente permitió la rápida solución de las controversias. Pero en nuestra sociedad compleja, hay una serie de motivos de “bloqueo de la sumisión voluntaria” que impiden que el agonismo sea funcional, y las disputas sean resueltas.

A veces el bloqueo de la resolución del conflicto no se encuentra en la persona sumisa (el que cede, el perdedor), sino en el “ganador”, cuya función es la de aceptar la sumisión y pasar a la reconciliación. A veces no hay suficiente cantidad de sumisión en cualquiera de los niveles para inducir al otro a ejercer la “misericordia” del ganador (Weisfeld, 1977). Suponga que la nuera siente un odio imperecedero hacia la Señora Viuda de Turvey, posiblemente porque se oponía a su matrimonio con su hijo por su insuficiente nivel social. Entonces, con la viuda expuesta a la venganza al faltarle el apoyo de su marido, puede ser que por muy sumisa que sea la viuda la nueva Señora Turvey continuará castigándola con un trato frío y distante o humillándola por otros medios, y por eso la viuda nunca podrá remitir del nivel más bajo de su estrategia de desescalada. Esto ocurre en situaciones de tortura y otras formas de intimidación. Pero por lo general, el bloqueo de la resolución recae en el perdedor, que es demasiado orgulloso o terco para hacer la apropiada desescalada en el nivel superior. En otras palabras, en el tratamiento de la depresión a menudo estamos manejando “bloqueos de desescalada en el nivel superior”.

Habia algo en la Sra Turvey que le impidió llevar a cabo la estrategia más inteligente: abandonar la casa solariega y mudarse.

¿Por qué creen ustedes que no lo hizo y terminó en la consulta del psiquiatra?

Se admiten opiniones

14 comentarios en “La depresión de la Sra Turvey

  1. No entiendo muy bien el por qué la frase de » En una sociedad igualitaria, nos enojamos cuando sentimos que tenemos razón «, es en el sentido de que¿ si todos somos iguales todos deberíamos pensar lo mismo? , y como no lo hacemos ¿ yo me enfado al tener razón?.gracias mil

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  2. El texto ya corregido deberia decir asi:
    «En una sociedad igualitaria, nos enojamos cuando sentimos que tenemos razón y nos sentimos humillados cuando nos damos cuenta de que no tenemos razón».
    El autor hace referencia a una sociedad igualitaria en contraste con sociedades mucho más verticales. Es obvio que cuando sentimos que tenemos razón y no nos la dan nos enfadamos, o no?

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  3. Pienso que la Sra. Turvey no optó por la conducta más inteligente porque no somos solamente víctimas o victimarios del poder con el otro….también hay concepciones y valores (ideología) que determinan en un momento el rumbo de una vida…y por lo tanto las decisiones personales….a lo que Ud. describe en la viñeta se le podría llamar también «neurosis de clase»…

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  4. Bueno, yo no lo veo asi, creo que es mas bien un conflicto suegra-nuera muy frecuente en todas las clases sociales. Y en realidad un conflicto muy frecuente en todas las fmailias donde casi siempre surgen discrepancias por las herencias.

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  5. Eres bueno como detective, yo creo que esos nombres son falsos y que el autor los eligió como una forma de no dalatar la identidad de su paciente. Creo que al enviudar una muejr peude volver a su nombre de soltera. No?

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  6. Ops! Es verdad: después de enviudar pueden escoger volver a su apellido de solteras.

    Pues va a ser que al más bajo nivel, el reptiliano, le gusta más la casa «solariega». Ya se sabe que a los reptiles lo que más les gusta es tumbarse al sol… 😉

    Nada! Que no doy una! Pido un comodín!!! 😀

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