Hagas lo que hagas te equivocarás
Platón
Se trata de una conocido adagio zen minimalista que anda en boca de mucha gente, «menos es más» pero ¿qué significa esto? y en cualquier caso ¿es cierto?
En esta web hay una entrevista de Punset a Barry Schwartz y un interesantísimo video de este psicólogo especializado en los costes de vivir enroscado a las autoexigencias, a los altos rendimientos o al perfeccionismo. Se trata de un experto en teoria de las decisiones que explica de una forma sencilla y con ejemplos comprensibles por qué nuestras elecciones a veces nos enfrentan con la nada o el marasmo. A partir de esta entrevista he construido esta reflexión en forma de post y que podría subtitularse asi «Simplifica tu vida». Estas son las razones:
Todo el mundo sabe que a veces en la vida tenemos que tomar decisiones importantes para nuestro futuro y que además debemos hacerlo en una atmósfera de incertidumbre, es decir en un entorno donde no sabemos qué sucederá o qué consecuencias tendrá esa decisión sobre nuestro porvenir. Incertidumbre significa que las opciones de ineficacia o de deseabilidad están repartidas al 50%. ¿Este trabajo o el otro, este domicilio o aquel, esta pareja o la otra, estos estudios o aquellos otros?
Cuando tomamos una decisión de esta envergadura usualmente se nos plantean dilemas que pueden ser definidos de la siguiente forma:
- dilemas de atración-evitación. hay una cosa que nos gusta y otra que no, aqui en teoria no hay dilema pero si en los siguientes.
- dilemas de atracción-atracción, nos gustan las dos opciones y por eso nos cuesta decidirnos por una o la otra.
- dilemas de evitación-evitación, no nos gusta ninguna de las dos opciones y es entonces cuando solemos elegir lo menos malo como suele decirse.
Muchas personas se sienten perturbadas cuando se enfrentan a dilemas de atracción-atracción o de evitación-evitación y pasan muy malos ratos. La razón de esta angustia que parece atenazar a determinadas personas es la siguiente: no saben que en una elección no hay que fiarlo todo al gusto sino a aquello que nos conviene más por ser lo suficientemente bueno.
El catálogo de conductas que se encuentran relacionadas con este dilema de decisión es innumerable y los humanos hemos catalogado una amplia gama de conductas, me gustaria citar en primer lugar a la procrastinación.
La procrastinación es una conducta que tiende a dejar para mañana lo que podriamos hacer hoy y aunque todos procrastinamos de vez en cuando, -y a veces le llamamos holgazanear- lo cierto es que algunas personas se han especializado en procrastinar.
Se trata de una muy mala elección pues el procrastinador acaba convencido de que es un inepto cuando lo que le sucede es que es un perfeccionista disfrazado de inepto. Son esas personas que no se presentan a un examen si entienden que no van a sacar una buena nota o que dejan sin hacer o acabar algo porque no han logrado acercarse a su idea de perfección o bien porque anticipan de forma negativa que no van a poder cumplir sus propias expectativas sobre algo. Y un perfeccionista es una persona fascinada por los resultados, un apasionado de la excelencia, la mezcla de perfeccionismo y de escasa autodirección dan como resultado a un sujeto sin emancipar de sus propias exigencias, a un sujeto criticón y anti-casi-todo. Un exponente del pensamiento negativo y de la anticipación catastrófica. Y aunque el procrastrinador puede ser tambien -a su vez- un inepto por otras razones distintas a su mania de procrastinar lo cierto es que el ejercicio constante de esa estrategia de evitación lleva al individuo a intoxicarse a si mismo con los subproductos de sus sucesivos fracasos. No existe un tóxico mental más importante que la procrastinación si descontamos a las emociones tóxicas como los celos, la envidia o la codicia.
De menor toxicidad que el anterior es la parsimonia, la conducta observable del indeciso.
El indeciso no sabe qué elegir porque teme equivocarse y no ha leido a Platón: elegir es equivocarse, pero no elegimos para saciar nuestra autoestima sino porque a veces hay que hacerlo cuando la vida nos pone delante una bifurcación.
Acertar o equivocarse son pues verbos que carecen de sentido en el corto plazo precisamente a causa de la incertidumbre de sus efectos futuros, sin embargo cuando pensamos retrospectivamente en decisiones antiguas, cuyos resultados ya podemos valorar en el presente, es entonces y sólo entonces cuando decimos «me equivoqué» o «acerté». Nuestro cerebro es asi de tautológico pues parece ser que, en el largo plazo, solemos arrepentirnos más de lo que no hicimos mientras que en el corto plazo, solemos arrepentirnos más de lo que hicimos. Es como si siempre percibiéramos que los errores del pasado responden a una no-acción a algo que deberiamos haber hecho y no hicimos mientras que los errores del presente se deben más bien a algo que llevamos a cabo o ejecutamos.
Y lo que ejecutamos es casi siempre una decisión «o eso o lo otro» en la suposición de que ambas elecciones se contradicen o son incompatibles, existen personas que están especializadas en arrepentirse de cualquier cosa que hacen y viven siempre atormentadas por esta razón: devuelven sus compras, se quejan de la elección de sus platos o de la posición de las mesas en los bares o de la cercania del aire acondicionado, etc. Este tipo de personas no deben entenderse como quejosos simples sino como personas que viven atormentados por la idea de que cualquiera que sea su elección se equivocarán, pues existe siempre una alternativa mejor que han dejado de considerar. Son perfeccionistas compulsivos.
Los animales nos ofrecen sin embargo relatos muy sofisticados de cuales son las mejores soluciones en conflictos agonísticos, ¿qué pasa cuando un intruso entre en mi teritorio?¿Qué es lo que hay que hacer?
El cerebro animal se comporta con una excelencia bayesiana y no suele fallar demasiado en estos trances, en realidad el propietario del territorio tiene sólo estas tres opciones:
- luchar
- huir
- poner en fuga al intruso
Luchar tiene costes, las heridas graves en la estepa tienen grandes complicaciones, ¿que pasa si gano la pelea pero me quedo cojo?. Luchar no es una buena solución.
Huir también tiene costes: pierdo mi territorio y mis dias están contados, me convierto en un macho periferico que vagará en solitario hasta que muera de hambre o a causa de alguna enfermedad. Huir no parece ser una buena estrategia.
Poner en fuga al otro, es la mejor opción, sin riesgos y sin costes en forma de heridas, es por eso que las amenazas, la ostentación o el alarde son buenas estrategias y han sido seleccionadas positivamente por la evolución natural. El más fanfarrón es siempre el que tiene más ventaja y se puede ser más fanfarrón si uno juega en su propio campo es decir si somos los propietarios del territorio, en este caso tendremos ventaja -como en el fútbol- sobre el visitante.
Pero los dias están contados para el propietario del terreno, llegará un dia en que un intruso fuerte, joven, descarado o audaz pondrá en fuga al otrora macho alfa y tomará su territorio y su harén, junto con las prebendas alimentarias y laborales del que vive del trabajo de los demás.
El problema es que hay que discriminar cuando ha llegado el momento, la oportunidad para cambiar de estrategia y pasar de luchar o poner en fuga a huir directamente.
Pero hay además una cuarta opción: no hacer nada, la estrategia taoista.
En este post que titulé «El congrio, el pulpo y el bogavante» describi precisamente acerca de las ventajas de la parsimonia y de cómo a veces no hacer nada es la mejor solución. Y que el primero que juega pierde la partida.
El problema es que seguramente los animales aplican de forma más razonable estas estrategias que los hombres que siempre acabamos cruzándonos con los enredos de nuestra capacidad para construir ideales.
Tenemos una eterna manía por la optimización y es por eso que la vida se nos escurre entre los dedos mientras perseguimos quimeras.
La salud, el trabajo, la seguridad, la supervivencia y el amor no deben optimizarse sino la capacidad para disfrutar de ellos sin costes.
O dicho de otra manera cuando las cosas van razonablemente bien no deberiamos hacer nada para mejorarlas.
A veces la mejor decisión es la que no decide nada y pone a la parsimonia a trabajar aunque sin la ansiedad que siempre cuelga de los parsimoniosos que temen cometer errores. Hay una parsimonia que ya no conoce el miedo al error porque sabe que en ocasiones la elección misma es una trampa de nuestro pensamiento que levanta muros duales entre las cosas.
En la proxima bifurcación siga ambos caminos y aplique el operador «y» en lugar del operador «o».
¡ Que post tan hermoso ! es como una caricia para el corazón..voy entendiendo lo de tomar ambos caminos , confiar y fluir .Quizas los opuestos se «caigan» cuando la mente se rinda y deje de buscar lo óptimo. Muchisimas gracias , un placer leer tanta sensatez. 🙂
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Me encantó el programa Redes el otro día y me encacntó el planteamiento del autor. Me quedé con la idea de las decisiones «suficientemente buenas» y creo que esa es la clave para vivir con tranquilidad e incluso con felicidad!!! Lo perfecto es enemgio de lo óptimo.
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Yo creo que elegir no es sólo equivocarse, sino también descartar. Ese árbol de las mil ramas, etc 🙂
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Hola.
Antes de nada solicitar que nos disculpes por contactar por este medio, pero es
que no hemos localizado un email al cual escribir.
Hemos iniciado un proyecto de colaboración con la Web de la Plataforma para la Fibromialgia,
Síndrome de Fatiga Crónica y SSQM
plataformafibromialgia.org
En una primera fase de concienciación vamos a dar a conocer la especial
problemática que actualmente padecen todos los afectados por esta enfermedad.
Para ello hemos iniciado una campaña de mailings entre nuestros clientes y
asociados.
Si queréis ayudarnos a dar difusión a la campaña solo os pedimos que coloquéis
el código del siguiente banner en vuestro blog o en vuestra web.
Ver el código
También, si queréis, podéis incluir vuestro blog o vuestra web en el
subdominio
fibromialgia.concienciate.com. donde se relacionaran todos los sitios que se
solidaricen con los afectados por esta enfermedad.
Y Si deseas ayudarnos también puedes
reenviar este email a tus amigos.
ENTRE TODOS PODEMOS
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