La enantiodromia: Freud y Jung

jung

La enantiodromia es una palabra dificil de pronunciar y también de escribir pero es un concepto fácil de comprender: se trata de la transformación de algo en su opuesto.

Asi una persona seria se da a la bebida, una persona melancólica se transforma en alguien dominado por el exceso o la lujuria, una mujer comedida y tímida en una desbocada devoradora de hombres, un pusilánime en un lider politico, económico o social.

La enantiodromia tiene pues un tenue parecido con la conversión, me refiero a la religiosa como aquella que acaeció en S. Pablo que a raíz de una caida de caballo se convirtió de perseguidor de los cristianos en un padre de la Iglesia y uno de sus furibundos defensores, de los más dogmáticos por asi decir.

También mantiene algunas relaciones de vecindad con «la metanoia» aunque es más radical. La metanoia no implica convertirse en lo contrario de algo sino simplemente un cambio de personalidad que acaece despues de una experiencia significativa como aquella de la que hablé en este post y que apareció despues de una experiencia cercana a la muerte y que no prejuzga psicopatología.

La enantiodromia sin embargo tiene siempre un tufillo psicopatológico, el ejemplo mas común es el trastorno bipolar esa extraña enfermedad que parece discurrir entre dos polos de opuestos (tristeza-alegria) que fluctuan permanentemente y que ahora se manifiesta con depresión y mas tarde con manía dejando un espacio vacío de síntomas que se mantiene estable de forma temporal hasta una próxima descompensación.

Efectivamente, permutar los opuestos, navegando entre extremos no parece ser una buena estrategia de salud mental pues para ello es necesario que el control y la mesura aparezcan enmedio de una cierta tolerancia a la emergencia de lo caótico.

«Nada en exceso», rezaba en el frontispicio del oráculo de Delfos.

Carl Gustav Jung fue un psiquiatra suizo que mantuvo con Sigmund Freud una historia densa de rivalidad y desencuentros. Pero no hay que entenderlo como una antipatía personal sino una diferente concepción del destino del hombre a partir de sus convicciones religiosas. Freud era judío materialista y ateo y su concepción del hombre era muy negativa y pesimista, Freud pensaba que el hombre y la humanidad no tenian arreglo y predijo además en «El porvenir de una ilusión» que las religiones le ganarian la partida a la ciencia.

Aunque Freud no supo predecir que la ciencia se convertiría, a su vez, en una religión.

Sin embargo Jung pensaba lo contrario: que el hombre tenia una redención posible y que esa redención estaba ubicada en sí mismo, en su interior y a través de un proceso forzosamente individual que llamó «camino de individuación» una especie de superación de los opuestos, es decir de la dualidad.

Jung era una versión de Freud pero en cristiano y no se conformó con ser el  sucesor del maestro, Jung aspiraba a algo más: a una ruptura en el interior del movimiento psicoanalítico, algo que consiguió -como siempre sucede- en estos casos: a través de una bifurcación, de una escisión. El discípulo díscolo con suficiente liderazgo acaba por conseguir siempre este propósito. Es asi como el conocimiento avanza, a través de supuraciones , de amputaciones y de herejias.

Lo paradójico de esta cuestión es que Jung y Freud se parecian mucho entre sí, Jung estaba fascinado por el descubrimiento del inconsciente y de las fuerzas que lo gobiernan descritas por Freud, y éste, a su vez, estaba decidido a darle a Jung un creciente protagonismo en el seno del movimiento psicoanalítico puesto que Jung era psiquiatra y trabajaba en un Hospital suizo de renombre. Freud -que era neurólogo- necesitaba el visto bueno de la psiquiatría oficial para que sus teorías fueran aceptadas por la ciencia y esta es la razón por la que instituyó de hecho a Jung como su sucesor.

Jung era la sombra de Freud y al revés: Freud era la sombra de Jung. Cada uno de ellos representaba para el otro esa parte a la que uno renuncia u oculta por razones de educación, formación o karmáticas. Cada uno está obligado a seguir sus propios caminos una vez amputados los caminos de la Sombra y esos caminos casi siempre nos ponen en contraposición con los caminos de los demás cuando se persigue un mismo fin.

Y ambos seguian el camino de su propia ambición. El otro no era sino un obstáculo.

Jung aportó al psicoanálisis una dimensión que Freud soslayó, una dimensión trascendente, una dimensión alquímica de autotransformación a través de un largo periplo espiritual. No es de extrañar que Jung fuera calvinista y se apoyara en la mística del trabajo individual como forma de acercarse a  este fin de individuación y que representaria algo así como la fusión del Yo -el neopreno de la corporalidad y la narrativa individual- con el Si- mismo -el camino ascendente de la conciencia, algo que se llevaría a cabo a través de la superación de los opuestos y que daría como resultado una fuente de iluminación personal, el nacimiento de un carismático hombre nuevo.

Para Jung «La sombra» seria uno más de los arquetipos del inconsciente, de los más profundos y estremecedores donde los humanos guardamos todo aquello que rechazamos de nosotros mismos y que tratamos como algo ajeno, como algo que alguien puso ahi, como algo alienado. La novedad que aportó Jung al psicoanálisis fue el tratamiento que propuso dar a esta sombra: lejos de mantenerla oculta de lo que se trataba era de confrontarla manteniendo una cierta tensión entre los opuestos: el tratamiento consistiria en mantener esta tensión el tiempo suficiente para que el individuo no tuviera más remedio sino acoplar la sombra a su proyecto de individuación pues no puede haber camino trascendente sin integración de la sombra.

sombra

Freud pensaba que de lo que se trataba en un tratamiento era de integrar tambien lo rechazado pero entendía lo rechazado siempre en clave personal, histórica que dependía de los sucesos individuales a los que el enfermo hubiera asistido junto con las estrategias destinadas a mantener estas pulsiones a buen recaudo.

La novedad que aporta Jung es precisamente el descubrimiento del inconsciente colectivo, es decir la existencia de un inconsciente no personal, -transpersonal al decir de los terapeutas actuales- y que no tiene tanto que ver con los sucesos acecidos en la vida de una persona sino que procederian de la cultura humana o más alla de ella, de la propia naturaleza.

Para Jung el inconsciente colectivo es sinónimo de naturaleza de dónde procedemos, tambien de la cultura que construimos, el hombre se encontraría en esa interfase de donde extrae los símbolos y la energia que alimenta esos mismos procesos inconscientes sin negar el inconsciente freudiano propiamente dicho.

Un ejemplo de esta idea es el arquetipo del Diablo, del dragón, la serpiente, la luna y los lunáticos, una idea relacionada con la libido, con lo prohibido, con lo sexual o con lo destructivo que siempre anida en esa parte incognoscible que llamamos inconsciente, alli se encuentra relegada y no porque el individuo haya optado por hacerlo así (algunos optan por identificarse con ese arquetipo) sino porque hay algo prehumano que lo confinó a aquel lugar. Una vez bifurcado el mundo en dos, el ser humano no tiene más remedio que navegar por la dualidad que le viene servida de oficio, instalada de origen. La funcion del individuo es la superación de esa dualidad, la superación de la enantiodromia.

Es sólo asi, integrándolo como el Diablo dejará de torturarnos.

Todo camino de individuación además trata de recorrer esa «Noche oscura del alma» de la que hablaban los místicos pues es a oscuras la forma en que  se realiza la mayor parte del trayecto, al final del cual hay la luz, el supremo arquetipo universal, el vacío que todo lo crea y de donde todo procede. Jung mantenia -a diferencia de Freud- un concepto trascendente de lo humano. El camino está -como todo camino heroico- lleno de peligros y de fracasos. La enfermedad mental sería la expresión de ese fracaso.

Pero Jung no hubiera podido existir sin Freud, porque Freud era su sombra y no tuvo más remedio que intergrarla y no perecer aplastado por ella.

La enantiodromia es pues una especie de opción por la navegación de opuesto en opuesto bien de forma temporal bien en forma de modelo de vida, cuando sucede significa un encuentro con la sombra, una oportunidad, algunos tienen que enfermar fisicamente para darse de bruces con su propia sombra y otros enloquecen cuando se la encuentran.

Otros con más suerte se la encuentran con forma humana como en la fotografía de Remedios Varó de más arriba y se preguntan entonces quién de los dos es el soporte de ese Yo en el que siempre creyeron y entonces comienzan a entender.

Y entonces cuando caen en la cuenta de que el Yo es una cremallera destinada a cerrar todos los goznes, las grietas de la Conciencia.

Me gustaria terminar este post con una cita de Jung acerca de dónde proceden los males de la humanidad, al menos de la nuestra, la que está vinculada a la religión judeo-cristiana. Para Jung el origen de todos los males es la dualidad en la que el cristinianismo profundizó hasta el paroxismo. Cristo es representante de todo lo bueno sin ninguna grieta ni defecto humano a diferencia de todas las religiones monosteistas cuyos dioses sufrian debilidades muy humanas y reconocibles. La fundación de un Cristo superbueno incluyó inmediantemente un Diablo supermalo y la separación entre los opuestos aumentó su distancia, entre ambos apareció una oquedad insalvable, la grieta de la dualidad. Y con ella la represión, el ocultamiento, la supresión y la negación de lo intolerable.

«La contraposición de lo luminoso y bueno, por un lado, y de lo oscuro y malo, por otro, quedó abandonada abiertamente a su conflicto en cuanto Cristo representa al bien sin más, y el opositor de Cristo, el Diablo, representa el mal. Esta oposición es propiamente el verdadero problema universal, que aún no ha sido resuelto».

17 comentarios en “La enantiodromia: Freud y Jung

  1. Esa dualidad a la que alude, no supone, de ningún modo, un conflicto para la humanidad que bien comprende la Ley de Dios. Puesto que el mismo sacrificio de Cristo redime las culpas de un corazón contrito, sin que este se agobie por saber que en su naturaleza humana, es imperfecto.

    Me gusta

  2. Yo creo que la figura de Cristo no ha sido bien comprendida y se ha simplificado a través de un dualismo, más bien subyacente en el Helenismo, del que se impregnó el cristianismo. Si analizamos la historia de Cristo vemos que es capaz de aceptar y tolerar el mal, hasta el punto de dejarse matar y amar a sus enemigos. Creo que en cierta medida está mostrando como integrar la sombra…

    Me gusta

  3. Tradicionalmente la religión ha ido fundida con la política.
    El ying y el yang, lo positivo y lo negativo, lo macsulino y lo femenino, el bien y el mal…La tradición judeo-cristiana nunca quiso ser integradora por eso «demoniza» tanto lo opueso, esto nos ha trastornado enormemente hasta que un@ se da cuenta….
    Excelente post maestro, digno de un genio como usted

    Me gusta

  4. Absolutamente asombroso este articulo. llevo horas analizandolo pues toca las raices en lo que fui formado, el bien absoluto contral un mal externo absoluto tambien, coincido eso son los mas graves problemas de nuestro nuevo mundo, si podemos llamarlo nuevo

    Me gusta

  5. Este articulo no tiene sentido pones La nodriza de las hadas y el rey carmesí y te sale un arbol de navidad pffff no me ha servido de nada

    Me gusta

  6. El ejemplo de enantiodromía no está tan cerca de nosotros los occidentales como los eximios foristas que me preceden dicen… La enantiodromía es un valor intrínseco del taoísmo religioso y hasta del filosófico, donde hay un intercambio constante en la naturaleza y en la psique humana de dos opuestos complementarios: el yin y el yang, quienes intercambian posiciones pero están presentes, según se mire, en todo lo existente.

    Me gusta

  7. Gracias por compartir tu sabiduría.
    La metanoia y la enantiodromia, también son el tránsito en el tiempo, como la representación de la luz que se expande.

    Me gusta

  8. Ortonoia – Paranoia – Metanoia.
    Parece que en el transito desde la Ortonoia a la Metanoia, es imprescindible pasar por la Paranoia. En ese sentido, una persona en plena Paranoia, con toda su importante sintomatología, no es precisamente una persona de la que se pueda esperar una sanación metanoica, mas aún cuando vemos que el empeoramiento es progresivo.

    La enantiodromia podría tener ese significado, parece imposible, irracional, que una persona que cada vez se encuentra peor, mas desesperada, deprimida, aislada, desorientada, desintegrada, pueda tener un cambio sanador. Paranoia y Metanoia, son opuestos, pasar de una a otra, en este sentido, sería una enantiodromia.

    Por otro lado, pienso, puedo estar errado, que Jung aceptaba a Freud, pero, Freud no aceptaba a Jung. Este no era contrario a Edipo, era contrario a la universalización y a la reducción de todo a Edipo.

    Creo que la adjudicación a lo edípico y a lo pre-edípico como generadores de problemas está bastante extendido, pero, no ocurre lo mismo con lo post-edípico, ahí es donde me entran dudas, o Jung estaba equivocado o el resto no son capaces de percibirlo, estamos hablando de autores muy competentes.
    ¿No serán fabulaciones de Jung, construcciones filosóficas que no se dan en el mundo real?

    Cierto es que con «Edipo se vivíamos mejor» ¿Que sentido tiene una ampliación de conciencia que te conduzca a toda la problemática derivada de la necesidad de la asimilación del inconsciente y entrar en un proceso alquímico de indivicuación del que no sabemos si podremos salir airosos? y si salimos airosos ¿Que sentido tiene el empleo de tanto tiempo, de casi toda tu vida, de tanta energía, de tantos padecimientos si igualmente nos vamos a morir? ¿Acaso tanto el sabio como el rico, no tienen el mismo destino que el ignorante y el pobre? ¿No sería mas coherente pasar por la vida de una forma mas sencilla y tranquila?

    Le gusta a 1 persona

  9. No sé si estás evocando la falacia del buen salvaje en esta último párrafo. Si, nuestra vida sería más sencilla sin Edipo, pero también más corta y brutal. No habría civilizacion ni Internet. 🙂

    Le gusta a 1 persona

  10. Estoy de acuerdo con que con Edipo se vive mejor, que siempre un trastorno edípico es mejor que uno pre-edípico. En el último párrafo me refiero a los trastornos originados por la ampliación de consciencia, en ese sentido, post-edípicos. Por supuesto, el desarrollo de la consciencia no exime de ninguna de las maneras rendirle cuentas a Edipo ya que este no lo permitiría nunca, por lo que estaremos sufriendo bajo el resultado de la suma de los dos trastornos, como mínimo, no sea que acaso haya por ahí alguna asignatura pre-edípica pendiente.

    Me parece en ese sentido, eso de querer ir mas allá en busca de la trascendencia, de la verdad, del autoconocimiento etc etc como una cosa muy peligrosa que de ninguna de las maneras debe ser inducida ni por los psicoterapeutas ni por los religiosos ni por nadie, todo lo contrario, se debería intentar evitar a toda costa.

    Lo que pasa es que el «hombre propone…» y en el Infierno aparte de sufrimiento, hay grandes tesoros, tesoros que subyugan y fascinan, pero, y ¿Que pasa cuando los tesoros me empiezan a aburrir? ¿Que pasa cuando el pago personal por los tesoros se pasa de lo humanamente soportable? ¿Como demonios regreso del Inframundo?

    Con Edipo se vive mejor, mucho mejor.

    Me gusta

Deja un comentario