Amores cósmicos y amores terrestres

Este señor de cabeza mercúrica y rostro ratonil es Alexander Friedmann un fisico ruso que publicó una serie de ecuaciones incomprensibles para los legos y que llevan su nombre pero que sirven como pretexto matemático para algo más comprensible: ilustrar los tres escenarios posibles mediante los cuales el universo evolucionó desde el big bang hasta ahora. Según sus mediciones esos escenarios eran tres: un universo finito que acabaría en un big crunch (closed), un escenario con una velocidad de expansión siempre creciente (open), y otra posibilidad que es un universo expandiéndose a una velocidad muy cercana a la velocidad crítica necesaria para que la gravedad de toda la materia del cosmos no acabara con su colapso (flat).

En esta grafica se pueden ver estos tres escenarios visualizados como open, flat y closed.

Lo más comprensible para los que no sabemos ni una palabra de física es entender que cada uno de esos escenarios nos lleva a un modelo geométrico distinto del mundo. En efecto en el modelo closed el mundo sería esférico poco más o menos como nuestra Tierra, en el modelo flat nuestro universo sería plano y en el modelo open tal universo sería curvo poco más o menos como una silla de montar. Pero no sólo eso sino que cada uno de esos modelos tendria consecuencias sobre como nos imaginamos su principio y su final si lo hubiera. Por ejemplo en el modelo esférico de Friedmann el universo es finito aunque tampoco tiene ningún limite (una idea dificil de pillar para un no fisico). A causa de la gravedad el espacio se curvaria cerrándose sobre sí mismo, aunque sus bordes estarian borrados como sucede con este cuadro de Escher:

En el segundo tipo de modelo (open) el espacio está curvado pero al contrario, sin estar replegado sobre si mismo, forma por tanto una silla de montar y no sólo no contiene bordes sino que además es infinito (no precisa ni un principio ni un fin). Asi:

Finalmente en el tercer tipo (el flat) el espacio no está curvado y es por tanto también infinito aunque sólo precisa de dos dimensiones espaciales y la cuarta del tiempo.

O sea que las relaciones humanas obedecen también a las leyes de la fisica si atendemos a su duración y a su permanencia. Es verdad que las relaciones humanas -el amor por ejemplo- no puede ser infinito al menos si atendemos a su duración terrenal, al fin y al cabo somos finitos y no hay relación que cien años dure, pero si nos imaginamos a la relación en si misma y nos despegamos de protagonizarla es más que evidente que algunas relaciones son planas, otras esféricas y algunas, solo algunas en «silla de montar».

Dicen los físicos que el modelo más probable es el esférico o sea aquel que tiene un principio y un final, bien es cierto que contando el tiempo en millones y millones de años lo que significa que para la experiencia humana sensible este tiempo equivaldría al infinito y ese es el modelo de muchos amores terrenales, comienzan y terminan con un «ahi te quedas» según demuestran las estadisticas de divorcios que sólo cuentan los matrimonios anteriores, de hecho las rupturas de parejas y abandonos son la regla y no la excepción.

Después están lo amores planos que según la física también son infinitos y deben de ser así porque se desarrollan en una dimensión espacial donde hay que pedir permiso para adelantar, imagínense ustedes viviendo en un mundo plano, nadie sabría donde tiene la cabeza ni los pies, ni la boca ni el ano, una confusión total de esfínteres que se manifestaría por lo menos en indigestiones continuas.

Otra cosa es el amor de silla de montar, una especie de carrera en túnel como ésta de aqui abajo. Frente a un universo que siempre es más grande por delante (el futuro) que por detrás, lo lógico es esperarse una especie de encoñamiento expansivo que es lo mismo que decir que los humanos vivimos mucho así, proyectando hacia el futuro nuestros deseos más intimos como si allí hubiéramos de encontrar esa felicidad que no supimos encontrar detrás, alli en el big bang , la densidad infinita y la singularidad, ese lugar donde ninguna ley se cumple.

Este es el mapa del universo tal y como lo imaginan los fisicos con independencia de su geometría, observaran ustedes que se parece a un túnel como la novela de Sábato. La pregunta que más incomoda a los fisicos es ésta ¿qué hay fuera de ese cono? Ellos dicen que esa pregunta está fuera de contexto porque no hay afuera ni adentro, y que el universo está contenido dentro de si mismo o sea como el amor.

Nadie puede hablar del amor sino de su experiencia corporal con el amor, el resto es una abstracción sin corporeidad alguna y sin interés.

Se trata de una experiencia vital que o se tiene o no se tiene y que como las grandes ideas siempre vienen a pares, al menos dos veces, la primera como filosofia y la segunda como ciencia.

Lo importante es que no se puede ir hacia atrás y que se haga lo que se haga en los tres modelos no habrá una segunda oportunidad, a cambio tenemos la posibilidad de hacer infinitos nuestros modelos sobre la realidad. E infinitos modelos sobre la realidad:

Del amor.

11 comentarios en “Amores cósmicos y amores terrestres

  1. Leía el otro día algo sobre los amores llamados «apofánicos» que parece ser que son algo como una especie de amor que al desplegarse trasciende la tozudez de la materia… Y me decía yo ahora leyéndole que quizá los apofánicos sean esos, los de silla de montar que dicen los físicos.
    Nos lo pones muy difícil a los acólitos, Paco, pero algo se puede intuir a trancas y barrancas, sí 😉

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  2. Sólo alguien capaz de establecer una analogía entre Dante y los ganglios basales habría podido hacernos entender, mediante otra sutil analogía con las posibilidades de ese universo infinito, la diferencia entre el amor terrestre y el otro.
    Brillantísimo, maestro, sublime.

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  3. […] Un tipo genial Publicado el 17 Septiembre 2008 por Javi Hace tiempo leí este post. Sabía que el blog lo tenía entre mis favoritos, pero voy acumulando ya tantos que, cada vez que trato de recordar dónde estaba, me pierdo en el camino.Si está en favoritos, es bueno, y siempre que entro en uno de esos blogs echo un buen rato, recuerdo cosas leídas, veo las nuevas, hago algún comentario. Así que es difícil buscar algo concreto que haya leído hace un tiempo.Pero hoy apareció. Un post para mi gusto de los mejores que he leído, imaginativo, profundo… curioso. Propio de un tipo genial como debe ser Francisco Traver Torrás, su autor, al que no conozco ni he tenido la oportunidad de dirigirme, porque los blogs de WordPress no te abren el perfil igual que estos nuestros de blogspot, así que ni un email… nada. Ya investigaré cómo ponerme en contacto, pero de momento os dejo el enlace. Quizá os aburra un poco la parte física y matemática. A mi no, porque (entre otras cosas) he estudiado matemáticas y física, y no me resulta un mundo extraño. Pero la conclusión del artículo, su metáfora, es absolutamente genial.El artículo se llama Amores Cósmicos y Amores Terrestres. Ahí os lo dejo.Blog: La Nodriza de las Hadas y el Rey Carmesí […]

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  4. […] A todos aquellos interesados en la tradición mistica sufi les recomiendo este articulo escrito por mi mismo y recordar que Rumi y Abelardo y Eloisa fueron contemporáneos: todo parece indicar que el siglo XII fue El Dorado en la concepcion extendida del amor. Tambien es recomendable visitar esta web donde existen múltiples ejemplos de mistica sufí que como toda mística gira en torno al amor carnal para trascenderlo en un anhelo de fusionarse con algo más grande que uno mismo. En realidad todas las tradiciones místicas coinciden en una cosa: que hay amores esenciales y amores accesorios, amores de verdad y amores falsos o por asi decir existen dos versiones del amor, una versión dura que está relacionada con el sacrificio altruista y una versión blanda que está relacionada con el beneficio o el egoismo, no significa que hayan personas egoistas  o altruistas sino que algunos hallan su misión en la vida a través de una posición u otra y estan los dos grupos precisamente para encontrarse. Hasta en este blog escribí hace algun tiempo sobre este mismo asunto visto desde el lado de la cosmología, titulé el post  “Amores cósmicos y amores terrestres”. […]

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  5. […] El mecanismo de acción del amor homeopático no es a través de la forma, ni de la inundación de amante excesivo, no es algo que se acopla a un receptor sino algo vibracional. O se está o no se está en sintonía. Tampoco hace falta estar en sintonía todo el tiempo ni en todos los ámbitos de la vida. Yo diría que no hace falta siquiera ni la presencia física y todo sucede siguiendo más las leyes y principios cuánticos que los newtonianos, esos que afirman que “el roce hace el cariño” o que “el amor es ciego pero no manco”. Newton era dosis-dependiente como todo el mundo sabe. Estas ideas deterministas son bien conocidas por todo el mundo y tienen también su sitio en la verdad, en algunos amores convencionales de los que hablé aquí. […]

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