Ahora que estamos inmersos en las calores del verano es el momento de acordarnos de eso que dicen algunos de que nuestro planeta se muere de un calentamiento global. Lo dice sobre todo un tipo que se llama Al Gore y que se dejó la politica por el politiqueo del calentamiento en aquello que llamó «la verdad incómoda» que de incómoda no tiene nada más que para las petroleras, porque segun él nuestro problema más urgente en estos momentos está en invertir esa tendencia calentorra de nuestro planeta por culpa del CO2 en exceso y que procede sin ninguna duda de la actividad industrial.
Hasta le han dado el premio Nobel de la Paz, lo que le hace doblemente sospechoso pues ¿qué tiene que ver la paz con el calentamiento del planeta?
La idea de echarle la culpa de todo a la actividad industrial es decir a las ventajas de vivir en un mundo con productos consumibles no es nueva. Ya Marx la propuso -a la actividad industrial- como algo más cercano a la maldad humana que el mismo invento del demonio, en realidad la actividad industrial remueve nuestros más profundos sentimientos de culpa porque nuestra opulencia siempre ha sido vivida con cierta sensación de pecado por el hombre moderno. A falta de Dios y de pecados nosotros los humanos opulentos le damos la culpa de todo lo que pasa a otras cosas: las fábricas, la energía nuclear, la caza de las focas y la cadena alimentaria por ejemplo, es lógico nos hemos quedado sin pecados y nos los tenemos que inventar.
Y al mismo tiempo nos inventamos de paso un nuevo ídolo al que adorar: se le llama «Medio ambiente». Ese si que es un Dios adorable tan verde y tan sabroso él, con esas puestas de sol tan turgentes como una bragueta a medio descoser, eso si que es un Dios a la medida de los hombres sin anticuerpos ni defensas contra la publicidad. Hay gente que va a la Patagonia o al Polo Norte de peregrinación con tal de encontrarse con él, pues ese Dios como el resto de dioses siempre habitan en lugares exóticos y nunca en Benicasim, es un decir.
Yo tambien estoy en contra del calentamiento global pero mi conjetura acerca del asunto es otra y está mas cercana esta fotografia: esta es la causa de que nos calentemos globalmente:
Esta es la causa y no otra de este calentamiento que percibimos desde 1975 para acá. ¿Y que dicen los expertos en el asunto?
Vale la pena mirar este documental apocaliptico procedente de la conjetura del tal Gore.
El infierno y la condenación eterna están cercanos, este es el mensaje.
Pues estos de aquí abajo lo que dicen es que eso del calentamiento global es un mito postmoderno en el que cree mucha gente a fuerza de repetirlo y que los datos no cuadran. Por ejemplo desde 1975 parece que hay un aumento de las temperaturas medias pero este aumento no se corresponde con las épocas de mayor actividad industrial y mayor emisión de gases tipo CO2. Por el contrario aseguran que la Tierra se ha visto sometida por causas naturales a bruscos y cíclicos cambios de clima, desde varias glaciaciones hasta alguna que otra calentura global sin bikinis ni tangas de por medio. No deben perderselo:
La discusión parece haberse centrado más en quién tiene la culpa del fenómeno más que si el fenómeno existe en sí mismo y no es más que una apreciación de nuestros sentidos que evidentemente saben que el año 2005 fue el año más caluroso desde que tenemos estadisticas. Lo que se intenta demostrar en el fondo es cuantos impuestos de más tendrán que pagar las petroleras para acogerse a esos planes que se negocian en Kyoto.
Lo que nadie dice y a mi me parece que esta es la clave es el impacto del turismo en el medio ambiente y al hablar de turismo me refiero a esas continuas egidas de personas de aquí para allá hacia lugares que calentados o no, son muy vulnerables a la circulación del personal, incluyendo sus carreteras, sus colonias veraniegas o sus automóviles. Es curioso que de eso no hable nadie y a mi me parece como observador neutral que el mayor impacto que tiene Benicasim, lugar donde resido en verano es el FIB, ya saben ese macrofestival que da cobijo a miles de turistas ingleses que se buscan a si mismos debajo de una tienda de campaña y al son de una música denominada «indie» que nunca supe a qué se refería pero que es carísima si atendemos a los precios de sus entradas festivaleras. ¿Qué impacto medio- ambiental tiene que una ciudad diseñada para 10.000 personas albergue a 100.000 en un corto periodo de tiempo?
¿Por qué los macrofestivales indies no pagan ecotasas?
Nadie dice ni pío de eso porque todo alcalde suspira por tener un FIB en su municipio -o en su defecto un campo de golf- que sólo sirve para enriquecer a los que allí viven y negocian con la sed, el hambre y la cama de esos miles de parias semidesnudos que son los verdaderos depredadores medioambientales y no precisamente porque exigen O2 desprendiendo CO2 sino por la basura que generan, los servicios públicos que consumen, las carreteras que obligan a construir, los aviones que han de despegar para traerlos, los kilowatios que gastan en ensordecer al personal y el gasoil que vierten en mi atmósfera.
Claro que existe una degradación medio-ambiental pero para mi que la tenemos más cerca que ese CO2 invernadero que dicen que calienta la atmosfera, está tan cerca que no la podemos ver y si la vemos no la queremos mirar.
¿A qué medio ambiente ha degradado usted este verano?
Es la libertad de movimientos, el abaratamiento del viaje y la atracción exótica del medio ambiente precisamente la causa inmediata y reconocible de esa naturaleza degradada, de ese planeta esquilmado, la voracidad viajera y depredadora del turismo, ese el verdadero enemigo pues nunca viene solo sino acompañado de carreteras, albergues y apartamentos.
De no ser por la crisis inmobiliaria aun no se hubiera detenido. ¡Bendita crisis inmobiliaria!
Ese viaje que propone un encuentro con la eternidad, el no estar en parte alguna.
Y de ahí su atractivo para el personal, lo que le hace tan peligroso como una droga y tan devastador como un tsunami.
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