Llegar a ser quien ya eres
F. Nietchsze
¿Quién no ha leido aun el libro de Lou Marinoff, Más Platón y menos Prozac?
Leyendo ese libro me enteré de algo que sabia pero que no sabia que lo sabía y es que los grandes pensadores, esos que llamamos filósofos ya habian reflexionado sobre cualquier dilema de esos que abruman al personal postmoderno y que se suele lidiar en la consulta de un médico. Alguien se apresuró a patentar la idea de que la filosofía podía ser la solución de los grandes dilemas del hombre, y no sólo del hombre sino tambien de las empresas, las organizaciones y los Estados, todo lo que se tiene que hacer es tener en nómina a un asesor filosófico, un thinker como se le llama por allá.
Como éste:
A mi lo de asesores filosóficos me ha hecho mucha gracia porque ahora todo el mundo prefiere ser asesor que lo que realmente es. Ejemplos:
- Una estéticiene ya no es mas estéticiene sino una asesora en belleza (léase en depilaciones).
- Un profesor de gimnasia ya no se llama así sino asesor en fitness.
- Una dependienta de boutique ya no es más una dependienta sino una estilista.
- Un gestor administrativo, ese señor aburrido que nos hace la declaración de Hacienda ya no es ese señor sino un asesor financiero y en chanchullos.
A este paso las dependientas de zapateria ya no venderán zapatos sino que serán asesoras de nuestros pies, ah! cuanto lo agradecerían. O el tendero de la esquina será al final un experto dietista en legumbres y verduras y nos cobrará por vendernos la misma fruta asesorada que otrora era a peso.
¿Donde encontrar un barbero que me afeite sin pretender cambiarme el bigote?
Lo que quiero decir es que el mundo se ha sofisticado tanto que ya nada tiene el nombre que tenia cuando entonces, todo el mundo ha evolucionado y se ha convertido en otra cosa con más glamour que la que le toca por procedencia y sabiduria.
Ahora le toca el turno a la filosofía, es la sabiduria ancestral o tradicional lo que amenaza ahora con renovarse en asesoría a través de esto que ha venido en llamarse «Biblioterapia» en una nueva profesión con titulo y diploma. Parece ser que esto de la terapia a través de los libros es algo que les corresponde a los biblotecnólogos o archiveros que se han cansado de archivar documentos polvorientos y reclaman para sí el honor de ser asesores de enfermos mentales y de personas con sufrimiento mental: el mercado del «crecimiento personal» es inmenso porque ahi, en esa categoria estamos todos, ¿a quién no le vendría bien asesorarse para ver si en algun libro hay algo escrito sobre el dilema que nos abruma? De ahi a pedir plazas en hospitales y centros comunitarios de salud hay un paso, yo les apoyo en eso, como a los verduleros que son los que más saben de verduras.
Investigando sobre este asunto me he encontrado con este articulo que me aclara un poco las cosas. Están contra todos, incluso contra el psicoanálisis (que no es una novedad) y por supuesto contra la psiquiatría que eso es muy fácil y no son de nadie ni se adhieren a nada vienen a decir los clinicofilósofos, eso sí, se declaran más cercanos a la antipsiquiatría que a otra cosa, dicen y en eso tienen razón que el malestar mental del mundo no es siempre un trastorno o enfermedad mental sino otra cosa: un malestar político y social que la medicina y más concretamente la psiquiatria secuestró para mal de la humana comprensión de lo que es en realidad aquel malestar: el resultado de una sociedad injusta. Menos mal que ese articulo no citan ni a Jodorowsky ni a Paulo Coelho como curadores-guru de todos los males de occidente y a sus psicoremedios como los de más valor de todas las que discurren por el mundo de las recetas new age y del mercado de la espiritualidad. Menos mal que citan a Séneca y a otros filósofos de calado de lo contrario el articulo resultaría sospechoso de hacer apología de la literatura de autoayuda con sentido existencial esa que tanto éxito tiene de tan banal.
Y yo estoy por darles la razón y les endosaría a los filósofos clinicos la responsabilidad de atender a los esquizofrénicos, sobre a todo a los crónicos que colapsan nuestros débiles sistemas de ayuda a la dependencia. Efectivamente fue en el siglo XIX cuando la medicina metió la mano en la «alienación mental» y la transformó en enfermedad mental, un invento de los franceses, de Falret para más señas que entre otras ordinarieces se encargó de aislar una nueva enfermedad: la psicosis maniaco-depresiva hoy conocida como trastorno bipolar, una vulgaridad. Fue un abuso, desde luego, lo mejor hubiera sido mandarles a todos los locos europeos a la escuela idealista alemana con Kant a la cabeza para que les hiciera entrar en razón a base de argumentos y de ideas desde sus cómodas cátedras. Así, nos hubiéramos ahorrado la epidemia de cronicidad que abruma los sistemas sanitarios de toda la Europa opulenta porque en otros paises -como es sabido -la esquizofrenia no existe: simplemente se mueren de asco o vagan por los caminos molinillo en mano viviendo de la limosna tibetana.
Lo mismo sucedió cuando Esquirol y su maestro Pinel liberaron a los locos de sus cadenas: el Sena se llenó de cadáveres, pero eso si, los asilos se vaciaron y los locos se liberaron de las cadenas, el primer intento de liberación en la historia de la psiquiatría, despues de la Comuna que también vació los asilos pero por otros motivos.
Los filósofos pueden negar la mayor: que la esquizofrenia no es una enfermedad, lo mismo que hicieron los psiquiatras «progres» de los setenta, intentarlo de nuevo, pero lo cierto es que la esquizofrenia si no es una enfermedad se le parece mucho a la peor de todas ellas. Se trata de una dolencia devastadora, que consume y fragmenta la personalidad, comporta sufrimiento e invalidez, pero también inadaptación, mendicidad, gasto sanitario, y una atención de los sistemas sociosanitarios de por vida, no existe ninguna enfermedad mental tan maligna como la esquizofrenia y no existe ninguna institución que haya hecho más por ella que la psiquiatria por no hablar de la Iglesia: ¿dónde estaban los pensadores ilustrados cuando el padre Jofré construyó en Valencia el primer manicomio del mundo? ¿donde estaban los intelectuales cuando los psiquiatras intentaban discriminar los locos de los delincuentes, de los mendigos o de los epilépticos?
Lo cierto es que hay una idea que rescatar de todo esto de la filosofia clinica y es esta que anduvo colgada en el frontispicio de Delfos:
Esta es una gran idea, y una gran verdad en la que casi nadie invierte su tiempo para desgracia del sufrimiento mental. Es verdad, no todo sufrimiento mental es un trastorno o enfermedad mental, pero la frontera entre el sufrimiento mental y la enfermedad es una delgada linea roja dificil de medir con la vara de la filosofia, es por eso que emergieron dos disciplinas: la psiquiatria, una rama de la medicina y la psicologia una hermana de la filosofia que poco a poco se ajuntó más con la medicina y menos con las de su linaje natural.
En mi opinión se trató de un extravío histórico, la psicologia nunca debió abandonar ese nicho de saber que ahora pretende ocupar la filosofia clinica, en parte porque ese lugar fue abandonado por la psicologia fascinada por la peor medicina del siglo XIX. Ahora los psicólogos se parecen mas a los radiólogos que a otra cosa, y eso si que es una desgracia, ni siquiera saben quiern era William james aunque todos conocen a un tal Eysenck, una desgracia para la psicología que se ha refugiado definitivamente en eso que llaman ciencias cognitivas, una forma de superficialidad calcada del conductismo.
Mientras a los humanos nos pase como a este gato, la biblioterapia tendrá sentido pues encontrar el saber de alguien que ya ha reflexionado sobre un asunto que nos preocupa y rastrear soluciones a nuestros dilemas actuales siempre será una herramienta en manos de un psiquiatra o incluso de un psicólogo, pero seguro que pierde efectividad en manos de un filosofo o un bibliotecario. Al fin y al cabo ellos no estaban donde debían cuando se inventó aquello de la enfermedad mental y asi siguen sin tener ni idea de que es la locura, de ella sólo llegan a conocer la propia. Pobres.
Hace algun tiempo escribí sobre filosofia y psiquiatria, en mi otro blog.
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