Filosofía clínica

Llegar a ser quien ya eres

F. Nietchsze

¿Quién no ha leido aun el libro de Lou Marinoff, Más Platón y menos Prozac?

Leyendo ese libro me enteré de algo que sabia pero que no sabia que lo sabía y es que los grandes pensadores, esos que llamamos filósofos ya habian reflexionado sobre cualquier dilema de esos que abruman al personal postmoderno y que se suele lidiar en la consulta de un médico. Alguien se apresuró a patentar la idea de que la filosofía podía ser la solución de los grandes dilemas del hombre, y no sólo del hombre sino tambien de las empresas, las organizaciones y los Estados, todo lo que se tiene que hacer es tener en nómina a un asesor filosófico, un thinker como se le llama por allá.

Como éste:

A mi lo de asesores filosóficos me ha hecho mucha gracia porque ahora todo el mundo prefiere ser asesor que lo que realmente es. Ejemplos:

  • Una estéticiene ya no es mas estéticiene sino una asesora en belleza (léase en depilaciones).
  • Un profesor de gimnasia ya no se llama así sino asesor en fitness.
  • Una dependienta de boutique ya no es más una dependienta sino una estilista.
  • Un gestor administrativo, ese señor aburrido que nos hace la declaración de Hacienda ya no es ese señor sino un asesor financiero y en chanchullos.

A este paso las dependientas de zapateria ya no venderán zapatos sino que serán asesoras de nuestros pies, ah! cuanto lo agradecerían. O el tendero de la esquina será al final un experto dietista en legumbres y verduras y nos cobrará por vendernos la misma fruta asesorada que otrora era a peso.

¿Donde encontrar un barbero que me afeite sin pretender cambiarme el bigote?

Lo que quiero decir es que el mundo se ha sofisticado tanto que ya nada tiene el nombre que tenia cuando entonces, todo el mundo ha evolucionado y se ha convertido en otra cosa con más glamour que la que le toca por procedencia y sabiduria.

Ahora le toca el turno a la filosofía, es la sabiduria ancestral o tradicional lo que amenaza ahora con renovarse en asesoría a través de esto que ha venido en llamarse «Biblioterapia» en una nueva profesión con titulo y diploma. Parece ser que esto de la terapia a través de los libros es algo que les corresponde a los biblotecnólogos o archiveros que se han cansado de archivar documentos polvorientos y reclaman para sí el honor de ser asesores de enfermos mentales y de personas con sufrimiento mental: el mercado del «crecimiento personal» es inmenso porque ahi, en esa categoria estamos todos, ¿a quién no le vendría bien asesorarse para ver si en algun libro hay algo escrito sobre el dilema que nos abruma? De ahi a pedir plazas en hospitales y centros comunitarios de salud hay un paso, yo les apoyo en eso, como a los verduleros que son los que más saben de verduras.

Investigando sobre este asunto me he encontrado con este articulo que me aclara un poco las cosas. Están contra todos, incluso contra el psicoanálisis (que no es una novedad) y por supuesto contra la psiquiatría que eso es muy fácil y no son de nadie ni se adhieren a nada vienen a decir los clinicofilósofos, eso sí, se declaran más cercanos a la antipsiquiatría que a otra cosa, dicen y en eso tienen razón que el malestar mental del mundo no es siempre un trastorno o enfermedad mental sino otra cosa: un malestar político y social que la medicina y más concretamente la psiquiatria secuestró para mal de la humana comprensión de lo que es en realidad aquel malestar: el resultado de una sociedad injusta. Menos mal que ese articulo no citan ni a Jodorowsky ni a Paulo Coelho como curadores-guru de todos los males de occidente y a sus psicoremedios como los de más valor de todas las que discurren por el mundo de las recetas new age y del mercado de la espiritualidad. Menos mal que citan a Séneca y a otros filósofos de calado de lo contrario el articulo resultaría sospechoso de hacer apología de la literatura de autoayuda con sentido existencial esa que tanto éxito tiene de tan banal.

Y yo estoy por darles la razón y les endosaría a los filósofos clinicos la responsabilidad de atender a los esquizofrénicos, sobre a todo a los crónicos que colapsan nuestros débiles sistemas de ayuda a la dependencia. Efectivamente fue en el siglo XIX cuando la medicina metió la mano en la «alienación mental» y la transformó en enfermedad mental, un invento de los franceses, de Falret para más señas que entre otras ordinarieces se encargó de aislar una nueva enfermedad: la psicosis maniaco-depresiva hoy conocida como trastorno bipolar, una vulgaridad. Fue un abuso, desde luego, lo mejor hubiera sido mandarles a todos los locos europeos a la escuela idealista alemana con Kant a la cabeza para que les hiciera entrar en razón a base de argumentos y de ideas desde sus cómodas cátedras. Así, nos hubiéramos ahorrado la epidemia de cronicidad que abruma los sistemas sanitarios de toda la Europa opulenta porque en otros paises -como es sabido -la esquizofrenia no existe: simplemente se mueren de asco o vagan por los caminos molinillo en mano viviendo de la limosna tibetana.

Lo mismo sucedió cuando Esquirol y su maestro Pinel liberaron a los locos de sus cadenas: el Sena se llenó de cadáveres, pero eso si, los asilos se vaciaron y los locos se liberaron de las cadenas, el primer intento de liberación en la historia de la psiquiatría, despues de la Comuna que también vació los asilos pero por otros motivos.

Los filósofos pueden negar la mayor: que la esquizofrenia no es una enfermedad, lo mismo que hicieron los psiquiatras «progres» de los setenta, intentarlo de nuevo, pero lo cierto es que la esquizofrenia si no es una enfermedad se le parece mucho a la peor de todas ellas. Se trata de una dolencia devastadora, que consume y fragmenta la personalidad, comporta sufrimiento e invalidez, pero también inadaptación, mendicidad, gasto sanitario, y una atención de los sistemas sociosanitarios de por vida, no existe ninguna enfermedad mental tan maligna como la esquizofrenia y no existe ninguna institución que haya hecho más por ella que la psiquiatria por no hablar de la Iglesia: ¿dónde estaban los pensadores ilustrados cuando el padre Jofré construyó en Valencia el primer manicomio del mundo? ¿donde estaban los intelectuales cuando los psiquiatras intentaban discriminar los locos de los delincuentes, de los mendigos o de los epilépticos?

Lo cierto es que hay una idea que rescatar de todo esto de la filosofia clinica y es esta que anduvo colgada en el frontispicio de Delfos:

Conocete a ti mismo

Esta es una gran idea, y una gran verdad en la que casi nadie invierte su tiempo para desgracia del sufrimiento mental. Es verdad, no todo sufrimiento mental es un trastorno o enfermedad mental, pero la frontera entre el sufrimiento mental y la enfermedad es una delgada linea roja dificil de medir con la vara de la filosofia, es por eso que emergieron dos disciplinas: la psiquiatria, una rama de la medicina y la psicologia una hermana de la filosofia que poco a poco se ajuntó más con la medicina y menos con las de su linaje natural.

En mi opinión se trató de un extravío histórico, la psicologia nunca debió abandonar ese nicho de saber que ahora pretende ocupar la filosofia clinica, en parte porque ese lugar fue abandonado por la psicologia fascinada por la peor medicina del siglo XIX. Ahora los psicólogos se parecen mas a los radiólogos que a otra cosa, y eso si que es una desgracia, ni siquiera saben quiern era William james aunque todos conocen a un tal Eysenck, una desgracia para la psicología que se ha refugiado definitivamente en eso que llaman ciencias cognitivas, una forma de superficialidad calcada del conductismo.

Mientras a los humanos nos pase como a este gato, la biblioterapia tendrá sentido pues encontrar el saber de alguien que ya ha reflexionado sobre un asunto que nos preocupa y rastrear soluciones a nuestros dilemas actuales siempre será una herramienta en manos de un psiquiatra o incluso de un psicólogo, pero seguro que pierde efectividad en manos de un filosofo o un bibliotecario. Al fin y al cabo ellos no estaban donde debían cuando se inventó aquello de la enfermedad mental y asi siguen sin tener ni idea de que es la locura, de ella sólo llegan a conocer la propia. Pobres.

Hace algun tiempo escribí sobre filosofia y psiquiatria, en mi otro blog.

La tanorexia

Sucede en verano que los medios de comunicación- esas maquinas de generar malas noticias y profecias autocumplidoras– no encuentran noticias que llevarse a la boca y por eso las inventan. Suelen llamarse «culebrones de verano» en el argot periodistico a esas noticias que bien estiradas duran julio y agosto. Los accidentes de tráfico por ejemplo duran todo el año y llega un momento en que el personal ya está harto de verlos en los telediarios, ya ni miedo dan puesto que hasta la muerte en el telediario parece de mentira y es por eso que este verano se han sacado de la manga a la tanorexia.

Al decir de la wikipedia la tanorexia es una obsesión que afecta a personas de distintos sexos, pero es más frecuente en mujeres como casi todas las enfermedades que no existen y consiste en una extraña manía por broncearse. Existen dos formas de bronceado, el normal o sea en bolas a pleno sol, en plan albañil o el bronceado más sofisticado de los rayos UVA en una especie de cabina diseñada ad hoc.

Segun algunos aburridos especialistas consultados por los medios más en bermudas que en bata, la tanorexia es una especie de adicción que hasta causa un sindrome de abstinencia y todo, o sea que si el personal adicto deja de tomar el sol a diario, bien por coacción o bien por amenazas directas de la autoridad competente ¿existen aun autoridades competentes? presentan un cuadro muy parecido al que presentan los consumidores de cocaina, heroina o etc.

O sea que si usted es tanorexico no pierda la ocasión de pedirse una pensión porque si es una enfermedad digo yo que tendrá exenciones, prebendas y simpatias públicas. Otra cosa es por qué le han llamado tanorexia a esta mania solar en tiempos del melanoma cuando deberian haberla llamado heliofilia, pues eso es lo que es, una especie de filia que es lo contrario de una fobia.

Una cosa de gusto y contra gustos no hay nada escrito.

O sea que tomar el sol hasta la extenuación no es más que algo que deriva del mal gusto de cada cual o de la estupidez rebosante de los que creen que cuanto mas bronceados mas bellos serán, y debe ser por eso por lo que algunos han bautizado a la mania como si fuera una parienta extravagante de la anorexia, por aquello de las analogías, claro que a la anorexia ya le han salido multiples competidores: la ortorexia, la vigorexia, y ahora la tanorexia, una vuelta de tuerca más en la diseminación de las oportunidades de ser bobos que la prensa favorece pues de eso vive, de los tontos que creen que lo que sale en los papeles es verdad.

Es de esperar pues que haya para septiembre muchos casos de tanorexia, pues los que suspenden siempre vuelven en Septiembre.

Nada que ver con la anorexia, la tanorexia ni existe ni es, es una más de las modalidades de obsesionarse por algo. Sabido es que los seres humanos siempre nos obsesionamos con lo que no toca sino por otra cosa, con tal de no pensar en lo que nos preocupa somos capaces hasta de tostarnos al sol o de operarnos los pechos o el pene si se tercia, esa es la esencia de la tanorexia: la estupidez humana.

¿Espejito, espejito, quien es más guapa ella o yo?

Sois la misma mujer ¿es que no lo ves?

Si quieres saber a qué artista te pareces sin necesidad de hacerte adicto a esa droga llamada sol simplemente visita esta página, alli te cambiarán hasta la cara, tienes la oportunidad de ser quien siempre quisiste ser o sea alguien diferente a quien realmente eres. Sube tu foto y allí te cambiarán el careto, ah y no es adictivo.

Nietzsche y la hiperealidad

Ahora que estoy releyendo a Nietzsche caigo en la cuenta de que este pensador es el precursor de eso que hemos llamado modernidad y tal y como él solía decir su obra sólo podría ser entendida cien años después de su muerte.

Y le estoy releyendo intercalando la lectura de una novela de Irving Yalom con algunos de sus textos. La novela de Yalom a la que me refiero es «El dia que Nietzsche lloró» una ficción en la que se dan cita Josef Breuer – el mentor de Freud- y el propio Nietzsche que actua de terapeuta de Breuer a cambio de que Nietzsche acceda a dejarse tratar la jaqueca migrañosa que padeció durante toda su vida. Nietzsche actua como un filósofo asesor -un terapeuta- de los conflictos de Breuer y que tenían que ver con el enamoramiento obsesivo con una de sus pacientes Anna O, cuyo nombre real era Bertha Papenheim y cuyo retrato es éste:

Como puede observarse, nada del otro mundo. Claro que el pobre Breuer tuvo que lidiar con todas las estrategias de la seducción y mortificación histérica mucho antes de que su discípulo Freud descubriera la transferencia y la contratransferencia de modo que el tratamiento de Anna O. se atascó y todo se vino abajo cuando presentó todos los síntomas de un embarazo psicológico, pseudociesis que horrorizó de tal manera a Breuer que abandonó a su paciente -en manos de otro colega- y abandonó de paso el tratamiento de la histeria y su embrionario concepto de «estado hipnoide». Breuer creía que los enlaces de los síntomas histéricos con los acontecimientos traumáticos se debian a un estado alterado de conciencia en origen y que más tarde Freud reconvirtió en el «impulso inaceptable» que vino a poner fin a la teoria traumática original.

Para aquellos que quieran profundizar sobre la esencia del trauma en la histeria visiten este post.

También existe una pelicula cuyo video publicitario está en youtube.

La gracia que tiene esta novela que se inscribe en esa moda de novelar personajes históricos dotándoles de un entorno de ficción es que podemos ver al genio de Nietzsche desenvolverse como terapeuta de un Breuer atormentado por la culpa sexual y otras culpas y al filósofo llevarle de la mano hacia una comprensión de sí mismo a través del metodo socrático: la mayeutica inspirada en la concepción nietzschiana del superhombre, el deseo de poder y otros conceptos que calaron precisamente en la mentalidad de Freud y que de paso cambiaron el mundo aunque no a la velocidad que todos desearíamos.

He elegido este texto procedente de «Humano, demasiado human para ilustrar precisamente lo que este blog defiende acerca de la hiperealidad: la realidad que viene decodificada por intermediarios. Es sorprendente encontrar en un texto tan antiguo las mismas ideas que han servido a los filósofos modernos para teorizar acerca de la realidad que nos viene decodificada por los medios de comunicación, es realmente fascinante observar como Nietzsche fue capaz antes de la eclosión de la televisión de vislumbrar hacia donde se dirigía el mundo. Antes de hacer comentario alguno, invito al lector a que lea este texto, denso pero profundo y esclarecedor.

«Los filósofos suelen situarse ante la vida y la experiencia -ante aquello que denominan el mundo de la apariencia-, como ante un cuadro que estuviese desplegado de una vez por todas y mostrase el mismo acontecer de forma invariablemente fija: ellos opinan que hay que interpretar correctamente este acontecer para de esa manera obtener la esencia que ha producido el cuadro; es decir, la cosa en sí que siempre suele considerarse como la razón suficiente del mundo de la apariencia. Por el contrario, lógicos más estrictos, tras haber dilucidado agudamente el concepto de lo metafísico como el concepto de lo incondicionado y, en consecuencia, también como el de lo incondicionante, han puesto en duda toda conexión entre lo incondicionado (el mundo metafísico) y el mundo que nos es conocido: de modo que en el fenómeno no aparece para nada la cosa en si, y se ha de rechazar, por tanto, todo tipo de conclusión sobre ésta que haya partido de aquél. Por ambas partes, sin embargo, se ha desatendido la posibilidad de que aquel cuadro -eso que ahora para nosotros los hombres significa vida y experiencia-, haya devenido gradualmente, que, en efecto, todavía esté por completo en devenir y que, por ello, no deba ser considerado como cantidad fija de la que fuese lícito sacar, o incluso solamente rechazar, alguna conclusión sobre el autor (la razón suficiente.) Puesto que desde hace milenios hemos visto el mundo con pretensiones morales, estéticas y religiosas, con ciega inclinación, pasión o temor, y nos hemos entregado con placer a las groserías del pensamiento ilógico, por todo ello este mundo se ha convertido poco a poco en tan maravillosamente multicolor, terrible, profundo de significación y lleno de alma que ha tomado color, – pero nosotros hemos sido los coloristas: el intelecto humano ha dejado que el fenómeno apareciera y ha introducido en las cosas sus erróneas concepciones fundamentales. Tarde, muy tarde – vuelve en sí: y ahora el mundo de la experiencia y la cosa en sí le parecen tan extraordinariamente distintos y separados que rechaza que de aquél se saquen conclusiones sobre ésta – o de una forma horriblemente misteriosa exige la renuncia de nuestro intelecto y de nuestra voluntad personal: para llegar a lo esencial haciéndose esencial. Otros, en cambio, han recogido todos los rasgos característicos de nuestro mundo de la apariencia -esto es, de la representación del mundo tramada partiendo de equivocaciones intelectuales y heredada por nosotros-, y en lugar de declarar culpable al intelecto han acusado a la esencia de las cosas de ser la causa de ese efectivo y muy inquietante carácter del mundo y han predicado la redención del ser. – El continuo y laborioso proceso de la ciencia acabará de forma decisiva con todas estas concepciones. Dicho proceso alguna vez celebrará por fin su máximo triunfo mediante una historia de la génesis del pensamiento, cuyo resultado quizá podría resumirse en esta frase: lo que nosotros ahora denominamos mundo es el resultado de muchas equivocaciones y fantasías que se formaron poco a poco en la evolución global de los seres orgánicos, que han crecido entrelazándose y ahora las heredamos como tesoro acumulado de todo el pasado, – como tesoro: porque sobre él descansa el valor de nuestra humanidad. De este mundo de la representación la ciencia estricta sólo nos puede desligar, de hecho, en pequeña medida – y en absoluto es de desear que lo haga, en tanto en cuanto no pueda romper esencialmente la violencia de antiquísimos hábitos de la sensación: la ciencia puede, sin embargo, clarificar poco a poco y paso a paso la historia de la génesis de aquel mundo como representación – y elevarnos, al menos por momentos, por encima de todo el proceso. Quizá reconozcamos entonces que la cosa en sí merece una sonrisa homérica: porque parecía mucho, incluso todo, y propiamente esta vacía, es decir, vacía de significación».

Lo que Nietzsche d euna manera profética nos quiere decir son estas cosas:

  • El noumeno kantiano, la representación de las cosas que nos hacemos los humanos, desde Dios hasta cualquier idea como la libertad, etc, son entidades inmateriales que proceden del mundo sensible de la experiencia fenoménica individual, es decir son fruto del pensamiento.
  • Lacan que denominaba precisamente al noumeno kantiano con el nombre de lo Real, lo definió «como aquello que no existe» y desde donde vuelve, retorna todo lo que ha dejado de ser campo fenoménico para transformarse en noumeno, la «cosa en si», que se supone como las Ideas platónicas que viven en algún desconocido limbo.
  • Es sorprendente que Nietzsche hable del borramiento entre experiencia fenoménica y experiencia noumenica porque eso es precisamente el artificio de donde emanan los conflictos del hombre moderno, del hombre saturado por las imágenes, por la información, por los falsos discursos, del hombre zapeador de los informativos televisivos, un hombre cuya experiencia fenoménica se mezcla con la noumenica y no sabe nombrarla a partir precisamente de esa confusión entre realidad y representación.
  • Nietzsche no confía en la ciencia, porque al mismo tiempo que le otorga el papel de desvelar todas las falsedades que se ocultan tras lo noumenico tambien es consciente de que la ciencia como la filosofía se ocupan de transformar ese espacio incognoscible que ocupa por derecho la «cosa en si» y se da cuenta de que en esa transformación del mundo ocurre un hecho paradójico: a más conocimiento más fortalecimiento de la «cosa en si» y de sus correlatos supersticiosos que se transforman, disfrazan y cambian de lugar. La única oportunidad es la de transformar y podar definitivamente ese noumeno de tal manera que el intelecto se desprenda definitivamente de su necesidad de existir para el hombre. Muerto Dios, no cabe mas noumeno que un Superhombre, es decir un hombre completamente diferente al que conocemos en nuestra experiencia sensible y que sea capaz de curarse de la nostalgia de lo noumenico.
  • Por fin Nietzsche nos habla de la composición misma del noumeno, en ese párrafo final donde asegura que si pudieramos verle la cara nos encontraríamos con el vacio absoluto, es decir con la nada, puesto que el tal noumeno, la «cosa en si» no existe en si misma, sino que es un subproducto del pensamiento humano al pensar en si mismo o en su mundo.

Lo sensible del fenómeno se transformó – a través del pensamiento humano- en lo intangible del noumeno de forma acumulativa, basura de la civilización, como en un enorme depósito donde las bolsas, los materiales de desecho y lo indigerible se hubieran convertido en un lastre que los humanos debemos portar con nosotros como defensa a lo que somos: fenómenos y nada más que eso.

Ya nada menos.

Hiperpadres

En un blog sobre hiperrealidad no podia faltar un post sobre la hiperpaternidad, en algún lugar llamada hiperparentalidad (hiperparenting), al decir de este post una verdadera epidemia de intrusión parental propiciada por un exceso de responsabilidad paterna en eso que se ha venido en llamar «bebes a la carta» y que ha sido bien analizado en el libro «Contra la perfección» de Michael Sandel que explora los conflictos introducidos por las nuevas tecnologias en el campo de la bioética, Sandel deduce que el liberalismo es un mal lugar para el desarrollo de este tipo de tecnologias y aunque no propone ningun alternativa nos llama la atención sobre el mundo que nos espera de seguir las cosas como parecen.

En este blog hay una buen resumen sobre el libro de Sandel aunque en él sólo se ocupa de los aspectos bioéticos del asunto y no se mete en el tema de la hiperrealidad, es decir en cómo se conforma y transforma el imaginario humano en función de las posibilidades cientifico-técnicas. De eso va este blog.

Es verdad, los hiperpadres serán los padres perfectos del futuro -ya lo están siendo- y es precisamente aqui donde se desvela la verdadera naturaleza de la perfección, esa forma de asesinato del deseo del otro, de la momificación de la realidad.

En realidad la madre perfecta y la mujer perfecta son conceptos en antagonismo permanente. Medea es la mujer total, tan total que es capaz de asesinar a sus hijos por celos de Jasón, matándole allí donde más daño le puede hacer: en su descendencia, en su linaje. Medea es una antimadre, podríamos decir que es una hipomadre pero una mujer perfecta, una mujer completa y total en tanto es capaz de renunciar a sus propios hijos: a su propia falta con tal de llevar a cabo su planeada venganza.

Sin embargo no existe antagonismo entre el hombre perfecto y total con el padre perfecto. ¿La razón? Ser padre es algo simbólico mientras que ser madre pertenece a la esfera de lo natural, ninguna paternidad es posible fuera de ese orden y los hombres pueden simplemente ignorarla haciendo oídos sordos a los símbolos, es lo que hacen muchos: machos sementales que dejan embarazadas a sus parejas y luego las abandonan, en un «ahi te quedas» de lo más castizo. El hombre –Teseo es su arquetipo- abandona a la mujer pero siempre lo hace huyendo de lo simbólico, de la paternidad y no tanto de su masculinidad o su ambición que puede aliviar en otro lugar.

De manera que los padres imperfectos pero deseables y normales son aquellos que asumen su paternidad según los designios de lo inesperado y que se instalan en la incertidumbre de su prole fiandolo todo al azar, al designio de Dios o a la probabilidad. Eso es lo normal, pues es lo que invoca la humana humildad, a ese sentimiento que todos tenemos de no ser dioses y de no controlar todos los imponderables de un embarazo.

¿Será niño, será niña, sera alto o bajito, será listo o torpe, será, no será?

A esa incertidumbre de margaritas deshojadas me refiero cuando hablo de padres imperfectos y contingentes. Y llamaré hybris embriológica a su contrario: ese menú desplegable de elecciones de características y prestaciones de hijos que se abre en el imaginario humano a partir de la selección de embriones.

Hasta ahora un perfeccionista era una persona fascinada por la excelencia que no se conformaba con la mediocridad y que se esforzaba más allá de sus limites en alcanzar ese ideal de perfección, sin embargo esta definición ya se ha quedado anticuada hasta el punto de que es posible hablar de un neoperfeccionismo, un perfeccionismo extendido e hiperreal propiciado por el discurso de la ciencia y que habilitará un dominio sutil y prodigioso sobre la descendencia que podrá elegirse segun sus prestaciones, color del cabello y coeficiente de inteligencia.

Todo comenzó con la pildora antibaby que depositó en manos de las mujeres el control de la natalidad, todos desde la modernidad aplaudimos aquel éxito pero es incontestable decir ahora que ese hallazgo científico ha tenido consecuencias inesperadas sobre la sociedad en su conjunto, nadie supo predecir que la eliminación del refajo, la masiva llegada de la mujer al mundo del trabajo y la sencilla formula de la anovulación iban a cambiar el mundo de la forma en que lo conocemos hoy. El debate ha sido superado por los expertos en bioética, ya nadie piensa que la pildora antibaby sea inmoral y hasta la Iglesia católica ha terminado aceptándola a través de su conocida fórmula «paternidad responsable».

El siguiente debate fue el del aborto, debate en el que seguimos atascados con distinta suerte segun cada pais, aqui en España está todavia por desarrollar una ley de plazos y seguimos con una ley-trampa que hace recaer la responsabilidad sobre la interrupción del embarazo a un supuesto riesgo mental o fisico para la embarazada, verdadero coladero de abortos alegales. Asi y todo los bioéticos no militantes están de acuerdo en admitir a tramite la idea de que un blastocito no es un bebé, y que un embrión es algo más que un blastocito pero menos que un bebé a término. Parece definitivamente instalada la idea de que el aborto electivo es moral y éticamente aceptable antes de las 12 semanas y que no supone de ninguna manera un asesinato tal y como proclaman algunas voces.

Una vez dicho esto es necesario volver a convocar a Medea a esta reunión de maternidades aplazadas en función del goce femenino o sus conveniencias, es necesario decir que hay algo de Medea, de mujer total en ese cese elegido de la maternidad. Y si Medea no es el arquetipo adecuado para dar cuenta de esta subjetividad es necesario decir que hace falta crear un nuevo mito que de cuenta de ese aplazamiento que recurre a la destrucción de un blastocito o embrión por razones de oportunidad. Efectivamente ser madre y ser mujer siguen siendo condiciones antagónicas tal y como decia Oscar Wilde y eso quizá sea algo inherente a la naturaleza femenina, es decir algo irremediable.

Y una vez hecha esta anotación es necesario decir que el aborto libre ha cambiado el mundo de una manera mas rápida y mas profunda que la anticoncepción que se quedaba siempre corta en el personal menos informado, mas impulsivo o menos al dia en cuanto a medidas de contracepción. No sólo el mundo cambió sino la fisiología humana cambió y la mayor parte de los hombres quedaron estériles de forma más que precoz. Comparados con sus padres, los hombres de hoy dejan de ser fecundadores eficaces unos diez años antes, se invocan razones de toxicidad alimentaria, pero los que conocemos los efectos de la hiperrealidad no nos creemos esta teoría. Los hombres de hoy son menos fértiles por razones sociales, simplemente son menos necesarios que nunca.

Todo parece indicar en función de la evolución de la ciencia que primero se eligió cuando ser fértil, más adelante se eligió cuando y cómo ser madre, más tarde se eligió la edad de gestación y los espermatozoides fecundadores y lo que nos espera en el futuro ya próximo es la clonación de embriones con distintos propósitos: unos para posibles tratamientos de fetos viables, otros como electivos segun la carga genética una vez liberados de genes «malos» productores de enfermedades, más adelante selección del sexo y fetos viables, sanos y con un buen potencial de crecimiento y maduración, inteligentes y guapos.

¿Donde habrá que poner el limite de estas tecnologías?

Lo que Sandel dice es que la sociedad en que vivimos, una sociedad liberal en la que el éxito, la belleza o los rendimientos son una garantía de fitness propondrán graves problemas éticos en el futuro, pero que más allá de eso terminarán por modificar nuestro concepto de la realidad haciendo de nosotros padres perfectos. Padres que criaremos a nuestros hijos teniendo la sensación de que estamos asistiendo a un experimento de caracter colosal, padres sin libertad que educaremos hijos predestinados al triunfo que sus genes prometen y con un amor condicional que se vendrá abajo a la menor adversidad.

Lo que está en juego paradójicamente son los principios del estado liberal: la equidad, la solidaridad y las garantias asistenciales.

Como corolario a todo este galimatias, Sandel propone elegir en estre estas alternativas:

«Se trata, a fin de cuentas, de si preferimos vivir en un mundo en el que el amor hacia los hijos esté condicionado a sus capacidades, en el que no haya algo previamente dado que nos supere y que nos ponga a prueba, en el que ya no exista la humildad ante la naturaleza (término que suscita menos alergias que la palabra “Dios”), que también utiliza Sandel.

Con el caso de una pareja de lesbianas sordas que buscaban tener un niño de un donante también sordo, Sandel encuentra la pregunta filosófica clave que hay que plantear en el debate bioético: ¿qué es lo que resulta cuestionable: la misma elección de las características genéticas del hijo o las características elegidas? Para Sandel, la búsqueda de la perfección, que tradicionalmente ha caracterizado la práctica genética, esconde lo que, en términos éticos, resulta relevante: la posibilidad de que los padres elijan arbitrariamente el tipo de hijos que quieren tener. (Más en este post)

De lo que se trata es de elegir entre una cierta forma de espiritualidad o de la tecnologia pura y dura con todas sus consecuencias.

Pero todo parece señalar en el sentido de que la sociedad liberal no podrá resolver este problema y tal y como nos enseña la historia deberá ser barrida de la faz de la tierra y ser sustituida por otro tipo de orden, ahora si, ahora parece inaplazable.

La tecnología no retrocederá pero las garantias ciudadanas pueden ir a peor.

Los perfectos padres del futuro tendrán que inventar un nuevo orden político para sobrevivir a sus inventos.

Ana y morfosis

Tengo que preguntarle a Ana qué significa en griego anamorfosis, si la veis preguntadle.

Mientras tanto nos arreglaremos con esta definición: la anamorfosis es la deformación reversible de una imagen si se la observa desde una determinada perspectiva como esta calavera del primer plano del cuadro de Holbein el joven titulado «Los embajadores» aunque a pesar de todo es bueno recordar que se trata de un invento de Leonardo da Vinci, como casi todo.

No puede observarse desde aqui pero el «hueso de sepia» que hay en primer plano es en realidad una calavera que solo puede reconocerse si se observa desde una determinada perspectiva.

En este dibujo podemos ver precisamente como la figura deforme se visualiza perfectamente aplicandole un cilindro que opera como espejo, es entonces cuando aparece la pipa de Magritte.

Dicho de otra forma: la anamorfosis precisa de una posición concreta del observador para poder darse como algo observable. Los artistas de hoy pintan sus anamorfosis, sus ilusiones ópticas en cualquier parte como Julian Beever que se ha especializado en pavimentos como esta obra de aqui abajo:

Aqui hay otro blog interesante que se ocupa de la obra de Julian Beever.

Vale la pena contemplar tambien la obra de Eduardo Relero cuyos blogs no hay que perderse, pues en ellos existen trabajos llenos de humor (chistes visibles), anamorfosis de pavimentos y de murales.

Un video sobre el trabajo de Relero en las calles de Madrid.

Si, Ana, anamorfosis significa transformar y es precisamente lo que sucede cuando una superficie es estirada o doblegada: que se convierte en algo inidentificable y que solo halla reconocimiento cuando es observada desde la perspectiva conveniente o a través de un espejo.

Tambien hay quien habla de crono-anamorfosis, una vuelta de tuerca más, ¿qué sucedería si el tiempo pudiera doblarse o inclinarse como estas figuras del pavimento?

Lo que sucederia está grabado en un video en esta web de Herbert Spencer.

Esto es lo que le sucede a una imagen reproducida en video cuando los instantes secuenciales que provocan la ilusión de realidad -instantes discretos- se mezclan al azar.

Es inevitable cuando uno ve un video como este pensar en esa distorsión corporal que dicen sentir las anoréxicas, esa especie de alucinaciones gulliverianas donde la imagen propia se percibe agrandada. En este blog una de esas princesas anamórficas fascinadas por la delgadez y la inanición hace apologia de la caquexia, este tipo de webs se conocen con el nombre de Ana y Mia (anorexia y bulimia), una especie de nueva religión y de nueva estética que señala precisamente hacia el vacio de significación en que se desarrolla la vida de muchos adolescentes. No es de extrañar que la autora de este blog se llame Anamorfosis y sea una anoréxica militante.

Aqui el truco no está en la perspectiva sino en la mirada.