En tratos con lo imposible

Lo que es, es, lo que no es ni ha sido ni será.

Rumi

Los humanos somos los unicos seres vivos capaces de filosofar, es decir de hacernos preguntas sobre lo imposible, lo invisible, lo incognoscible o el más allá, es por eso que el hombre inventó la religión.

El invento de la la religión en realidad es algo muy cercano al arte, pues trata de apresar esa intuición tan nuestra de que hay algo que se escapa a nuestras capacidades perceptivas y cognitivas y que sin embargo no escapa al escrutinio emocional, sabemos-sentimos o intuimos que hay algo innombrable ahi afuera, algo que es supraindividual, un noumeno como decia Kant, lo Real como decia Lacan, el Tao como decia Lao Tsé.

La ciencia se ha desinteresado de este asunto aunque recientemente está de nuevo abordando el tema de la espiritualidad. Parece ser que la espiritualidad, es decir la convicción de que existe algo más allá de nosotros mismos, es una intuición común entre nosotros los sapiens y es probablemente el eje de distinción entre una mente inteligente y autotrascendente como la nuestra y otras mentes que dan muestras más que sobradas de una inteligencia muy competitiva.

Sucede que este tipo de «espiritualidad» o de conocimiento de ese algo que existe «más allá de» es un conocimiento al alcance de unos pocos aunque es seguramente un anhelo de muchos. De no ser por las religiones y más concretamente por las religiones monoteistas, ese conocimiento sólo seria alcanzado por algunas mentes privilegiadas. Dios es pues un invento del hombre para hacer transitable, al hombre común, este viaje hacia dentro que es donde reside Dios si es que reside en alguna parte. Es por eso que el hombre inventó el ritual y la liturgia, los codigos éticos y los razonamientos teológicos, pues sin preceptos los hombres no hubieran llegado a desarrollar una cultura viable, es decir algo que trasmitir a nuestros descendientes de tal manera que cada generación acumulara el conocimiento anterior para circular por un mundo en continuo cambio.

Le llamaron causalidad descendente. A esa busqueda y a ese conocimiento que está dentro y esta fuera, que está arriba y que está abajo. Todas las tradiciones esótericas y misticas hablan de ese fenómeno, tambien el arte.

belinci1.jpg

danza_sufi.jpgLos derviches giran sobre si mismos en un ritual milenario que trata acerca del entrenamiento espiritual: casi cualquier persona es capaz de entrar en trance girando sobre si mismo, si ese girar tiene algún sentido para el devoto. Dios es sólo un pretexto, lo que importa es la devoción en si misma o como dice Rumi, el amor.

Pero antes hay que desprenderse de algo: una casaca negra que simboliza el Yo. Una vez alcanzado al blanco de la iluminación el danzante está en condiciones de alcanzar la iluminación interior y ejecutar sus vueltas con una mano extendida hacia el cielo que recibe y otra mano dirigida hacia la tierra: promesa de que aquellos dones revertirán siempre en beneficio del resto de la humanidad.

La tarea del héroe es siempre retornar a lo telúrico y quedar siempre con las manos vacías.

En efecto, el amor es la única pócima democrática, al alcance de todos y que pone remedio a nuestro aislamiento óntico, siempre y cuando se de una condición: el amor debe ser aniquilador para el enamorado pues de lo contrario ese lazo es incapaz de traspasar el muro de la intangibilidad del otro, de su irreductible alteridad. Dicho de un modo más sencillo, el amor bueno es aquel que es contrario a los intereses materiales del uno y que trasciende y va más allá del objeto amado.

Una imposibilidad para aquellos que sólo son capaces de amar de este modo a aquello que no ven, a aquello que sienten más fuerte que ellos mismos, a aquello lejano, a aquello que no comprenden o no alcanzan a vislumbrar con la razón.

Es por eso que las religiones monoteistas han tenido tanto éxito entre los sapiens y dentro de ellas aquellas como la cristiana que han hecho descender a Dios para que habite entre nosotros, se trata de una idea asombrosa y genial, sin un Dios terráqueo los hombres no hubieran llegado a comprender que ellos mismos son portadores de ese algo divino que posee el hombre. Esta afirmación que acabo de hacer sólo puede ser hecha por un cristiano, y sería imposible ser sostenida por un musulmán que prioriza siempre la sumisión externa a su propia individualidad. Es por eso que el cristianismo ha progresado y ha hecho compatible las carreteras y la ciencia con la fe.

Y es por eso que ninguna religión podrá relevar a aquellas de su función exóterica – normativa- y esóterica, espiritual.

Hay otra forma de alcanzar a ese demiurgo que llevamos dentro y es a través del arte, de la creatividad con la que se encuentra emparentada eso que llamamos espiritualidad.

Espiritualidad son estas figuras de Iturralde que tambien tratan de lo imposible, de las ilusiones que nuestro ojo construye para completar y adecuar perceptivamente aquello que es imposible de ser, en este caso figuras geométricas, cubos.

Imposibles.

¿Delante o detrás?

¿Arriba o abajo?

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5 comentarios en “En tratos con lo imposible

  1. Yo creo que aunque cuantos los hemos visto creemos que giran en círculo, en realidad giran en espiral.
    Quizá ahí esté el secreto de algo que no se ve en ese video, y es que frenan en seco al terminar la música. Y sin caerse. ¿Misterio?

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  2. Yo creo que no se marean porque han aprendido -causalidad descendente- a no marearse, es un ejercicio, un entrenamiento hipnótico, que demuestra que a través de ciertos rituales podemos influir en el cuerpo, al menos en este caso es evidente que el laberinto de los derviches ha sido instruido a no mandar mensajes de vértigo.

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  3. Siempre me había preguntado por qué no perdían el equilibrio al parar tan en seco como lo hacen. Y si tú lo dices, que sabes de mensajes cerebrales, así será. Qué bonito.

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  4. Ese artículo sobre la conciencia me ha recordado, así de lejos, a tu maravilloso La Yoidad, ese enigma que sigue vigente como enigma y dilucidado tan bellamente ahí por tí. Pura hermosura que no me cansa por más tiempo que pase.

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