Las chonis

Las chonis llevan pantalones casi siempre blancos y ceñidos, tops de varios colores y el vientre desnudo, se identifican por un tatuaje alado en el sacro y son peluqueras o dependientas-reponedoras de supermercado o de zapateria. No pudieron terminar la educación secundaria obligatoria a pesar de vivir en el pais con el sistema educativo más permisivo del mundo o quizá por eso. Los viernes desaparecen de su casa a pesar de ser menores de edad y no vuelven hasta el domingo por la noche, se meten en el entreacto en peleas casi siempre con una congénere choni y visitan urgencias una o dos veces por golpes que se propinan unas a otras casi siempre motivadas por insultos provocados por celos. Porque detrás de una choni siempre hay un «Vicentin», un personaje complementario que se reconoce enseguida porque va siempre en chandal y porque además lleva siempre publicidad de alguna escuderia Mc Laren y ahora Renault en la camiseta, porque ellos quieren ser Alonsos a falta de otro héroe al que emular pues tampoco saben de otra cosa por aquello del fracaso escolar.

Chonis y Vicentines consumen drogas del tipo cocaína aunque no le hacen ascos al cannabis -que consideran en el fondo una droga de colgados- o al éxtasis. Han abandonado la heroina de los yonquis y no saben lo que es el ácido que consideran una droga repelente de gafapastas intelectuales. La choni tiene sueños y por eso trabaja como una posesa en la peluqueria donde hace horas extra, porque las chonis delgadísimas y sin culo aspiran a ponerse tetas y a siliconarse el alma si fuera necesario: hay que hacer notar que los vicentines adoran a las tias con tetas y esa es la razón que las induce al ahorro.

No hay que confundir a las chonis con las lorailos que son de una clase social más baja y que se reconocen por ser siempre rubias y con mechas y por su querencia hacia el negro, mientras las chonis ahorran para la cirugía pectoral las lorailos ya se han metido a los 16 años en hipotecas aunque siguen viviendo con parejas de hecho transgeneracionales en el pisito de su madre compartiendo baño con los hijos de su «padre» actual y con hijos de una pareja anterior de su madre y asi no se puede. Es por ello que ya se ha comprometido con el banco para los proximos 30 años: el porvenir de las lorailos es por asi decir de mejor pronóstico que las chonis que son mas fantasiosas y pretenciosas que por eso pertenecen a una clase social superior. Las lorailos no suelen ser peluqueras ni dependientas de Zara sino verduleras y existe un segmento de confusión cuando la choni es reponedora, de hecho algunos autores confunden a ambas, algo inexplicable si atendemos a las señas de identidad de ambos especímenes.

El que no se confunde en absoluto es el descriptor de estos arquetipos urbanos, Douglas Coupland, el que acuñó el termino generación X- o sea las victimas de la educación obligatoria y gratuita y de la igualdad de oportunidades-, un tipo que es medio artista multimedia y medio novelista que es en realidad sociólogo y que tiene varios libros escritos sobre el asunto emulando a Andy Warhol en sus histriónicos personajes, no por ello menos reconocibles. Recomiendo aqui «Todas las familias son psicóticas» y sobre todo «J-pod» donde describe a una nueva especie urbana: los adoradores del I-pod de Mac que han sustituido a Dios por Steve Jobs y a los sacramentos religiosos por el Emule y el I-tunes, un artilugio-fetiche que igualará -como antes hizo el móvil o el messenger- a chonis, lorailos y pretenders a falta de conocimientos de geografia, literatura o química.

Si ustedes aun no saben porque Steve Jobs ha sido elevado a los altares internáuticos no dejen de oir esta conferencia que pronunció en la universidad de Stanford. O si aun tiene alguna duda sobre qué es una choni vean esta pelea grabada en video y colgada den Youtube. El pronóstico a largo plazo de una choni se ensombrece si se llama Jessica, Sheila o Jenny.

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El exhibicionismo histérico de las chonis es notorio y ha venido a sustituir a las clásicas perversiones sexuales de otra época: los viejos verdes que enseñaban la pilila debajo de la gabardina son una especie en extinción, la igualdad de oportunidades falaz que estas nuevas generaciones aprendieron en la escuela pública ha dinamitado tanto las costumbres y los gustos que estamos asistiendo ya al resurgimiento de una nueva psicopatologia a medio camino entre un deseo de ser visto, la pseudoanorexia mental y la impulsividad anómica de un mundo que ha renegado de los valores antiguos sin tener tiempo ni valor de poner otros en marcha.

Youtube es un valor refugio para todos aquellos que desean ser conocidos o reconocidos, es por ello que en China ya lo han prohibido. Pues no faltaba más…….

¡¡¡¡Chonis a la escuela, Vicentines al ejército!!!!!

Si precisamente las desigualdades son un efecto secundario de la mitología de la igualdad de oportunidades, una secuela de la educación obligatoria y gratuita, una perversión del sistema de bienestar.

¿Qué politico les dará las malas noticias? ¿Rajoy o Zapatero?

Ninguno, por eso ganará las elecciones ZP que es de hecho un Vicentin.

Y asi.

En este enlace hay una buena colección de chonis de carne y hueso que sueñan con ser modelos.

Y en este otro hay otra colección de chonis desclasadas que ya lo lograron: su sueño. Nótese el milagro de la cirugía.

Epidemia de suicidios

Morir y matarse no son la misma cosa

Dicen que en Bridgend un pueblo de unos cuarenta mil habitantes de Gales existe una epidemia de suicidios y dicen además que estos suicidios están conectados entre ellos puesto que todos los actores envueltos en tan trágicas circunstancias se conocian entre sí o bien pertenecian a una de esas redes sociales internauticas donde el personal se apunta para conocer gente o hacer amigos, más concretamente todos los suicidas estaban en la red Bebo. Tan inexplicables son estos suicidios que la policia inglesa ha echado mano de la psiquiatría para tratar de explicarse esta conducta y ponerle fin. Dicen que los políticos de alli están como locos temiendo que ese lugar acabe siendo más famoso que el lago Ness pero por su aspecto más cutre.

Se han lanzado varias teorías: la primera es la socioeconómica pero nada de nada, Bridgend es un pueblo como los demás, ni más ni menos, hasta tienen un centro donde enseñan taoismo, una fabrica de la Ford y empleo más que menos o sea que no es por ahi. Tambien han investigado las emanaciones telúricas, por si habia un nudo Harmann en los alrededores, pero nanay, que tampoco, tambien se investigaron las antenas de móviles -que ultimamente lo pagan todo- y hasta los hornos microondas de las casas de los afectados. La policia anda más despistada que los portugueses en el caso de Madeleine Mc Cann y nadie sabe a qué carta atenerse de manera que han recurrido a la psiquiatría.

Algo parecido sucedió hace miles de años en una ciudad griega de nombre imposible y que aparece en algunas crónicas médicas mezclada con la leyenda y con algún guiño de oráculo, de esos que han rescatado los terapeutas new age, pero todo parece indicar que estos casos de suicidios en serie han pasado siempre y sin que Internet mediara entre ellos. Decía que hace unos miles de años en una ciudad griega cualquiera comenzó una epidemia de suicidios entre jóvenes de sexo femenino de aquella ciudad. Las autoridades pusieron el grito en el cielo y antes que nada inmolaron unos cuantos corderos a todos los dioses, un poco por no saber a qué Dios se habría ofendido en aquel próspero enclave. Se recurrió incluso a la amenaza: a la paradójica amenaza de muerte a todas aquellas que lo intentaran y fracasaran en el intento. El asunto se puso feo, porque al parecer no habia supervivientes entre las muchachas que se despeñaban por las almenas, que era la manera como se contagió el suicidio glamuroso de aquella época. O sea que ni la amenaza resultó eficaz ni los métodos policiales. Fue entonces cuando se recurrió al sabio que vivía en la montaña y que por asi decir estaba fuera del mundo civil y de la política; propuso lo siguiente: «lanzad un edicto y decid que todas aquellas jóvenes que mueran de suicidio en los próximos años serán colgadas desnudas de las almenas más altas, sus familiares no podrán recurrir al boato funerario que marcan nuestras leyes y sus cadáveres no tendrán derecho a ser enterrados, sus restos serán esparcidos por la estepa para que las alimañas devoren sus restos putrefactos».

Y asi terminó la epidemia de suicidios griegos.

Y ahora viene la pregunta del millón de dolares, ¿Es que los suicidios de Gales se deben a una estúpida imitación adolescente de lo que otros hacen, sólo por el hecho de merecer una esquela en Bebo?

Pues claro. ¿Es que conocen ustedes un motivo mejor para suicidarse?

Sin duda las hay pero estas razones varían según la edad: en realidad cada uno de los suicidas se ha matado por una razón distinta aunque todos han muerto por lo mismo. Porque aunque morir y matarse no sean la misma cosa acaban en un mismo hecho fáctico: la muerte.

La mayor parte de la gente quiere lo que otros quieren, hace lo que otros hacen, adquiere valor aquello a lo que otros otorgan valor. Es la esencia de la publicidad, ¿por qué la publicidad no iba a funcionar en el caso del suicidio?

Eso es lo que han dicho los psiquiatras de Gales y tienen razón: del mismo modo como aconsejó el anacoreta griego: suprimid el boato de los entierros, la publicidad del acto heroico, el video de youtube y la propaganda mediática del asunto y la epidemia se disolverá como un azucarillo.

Se basa en algo elemental que parece que es un ídolo para los humanos y se llama «afán de notoriedad». las personas más que poder, dinero o amor a lo que aspiramos es a ser conocidos, admirados, reconocidos, famosos. Aparecer en los carteles, periódicos o papeles, mejor en la televisión o en los informativos, a lo que aspiramos es a ese erotismo que llamamos «ser conocido», eso es lo que pone, de verdad, aunque sea después de muerto, aunque sean solamente quince minutos.

Y si no me creen háganse la siguiente pregunta, ¿Qué es lo que hace que este señor que es registrador de la propiedad ande metido en politica?

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¿Qué impulsa a una persona a perder dinero, salud, prestigio, vida familiar, el cariño de sus hijos y de su familia por andar metido en los devaneos detestables de la política?

¿Cómo es posible que una persona seria acepte formar parte de semajante circo de falacias, insultos, despropósitos y mentiras que es el juego politico?

El afán de notoriedad como pasa en Gales y pasaba en Grecia. No parece que las motivaciones humanas hayan avanzado mucho desde Platón y compañia pensaran sobre lo humano.

Saber más sobre el suicidio (según Durckeim)

O leer el texto de esta fuente

Se considera la imitación como el último factor psicológico a tratar antes de poder pasar a hablar sobre las causas sociales del suicidio.

El fenómeno de la imitación se puede dar entre dos personas sin que a estas les una ningún vínculo social, o relación de cualquier tipo, es un fenómeno puramente psicológico e individual, y si llegamos a establecer que contribuye a determinar la cifra de suicidios, resultará que esta cifra depende directamente, total o parcialmente, de causas individuales.

En primer lugar hemos de definir la palabra Imitación que se usa normalmente para designar los tres conceptos siguientes:

Ocurre en el seno de un mismo grupo social, cuyos elementos todos están sometidos a la acción de una misma causa o causas semejantes, en virtud de la que todo el mundo piensa o siente al unísono; en este caso la palabra designa la propiedad que tienen los estados de conciencia, simultáneamente experimentados por un cierto número de sujetos diferentes, y obrar los unos sobre los otros y combinarse, de modo que crean un estado nuevo.

Necesidad que nos impulsa a ponernos en convivencia con la sociedad de la que formamos parte y de este modo a adoptar las maneras de pensar o de hacer que son generales en los que nos rodean. Son un ejemplo muy claro de este caso las modas y las costumbres.

Finalmente puede ocurrir que reproduzcamos un acto que pasa delante de nosotros o que conocemos, únicamente porque ha pasado delante de nosotros o porque hemos oído hablar de él, se copia por el simple hecho de copiarla. Así bailamos, reímos o lloramos cuando otra persona lo hace, es la imitación por sí misma.

Estas tres clases de imitación son completamente diferentes las unas de las otras.

La primera no puede ser considerada como un hecho de reproducción, ya que esta no se produce sino que surge de una síntesis de estados diferentes.

Solo podemos considerar la imitación propiamente dicha cuando un acto tiene como antecedente inmediato la representación de otro acto semejante, anteriormente realizado por otro, sin que entre esta representación y en la ejecución se intercale ninguna operación intelectual, explícita o implícita, que se relacione con los caracteres intrínsecos de los actos reproducidos, esta es la definición que se debe emplear cuando se trata a la imitación como influencia en el suicidio.

Durkheim opina que no hay duda de que el suicidio se comunica por contagio, y relata numerosos casos en los que en lugares donde una persona se ha suicidado después otras de su alrededor lo han hecho también, pero es frecuente atribuir a la imitación cierto número de hechos que pueden tener otro origen, esta es la causa de los que se han tomado a veces pos suicidios obsesionales.

Estos suicidios en masa no parece que tengan por origen una o dos causas individuales, si no que más bien parecen resultar una resolución colectiva, más que una simple propagación contagiosa. La idea no nace de un sujeto en particular para extenderse a los otros sino, que es elaborada por el contingente del grupo que, colocado por entero en una situación desesperada, se sacrifica colectivamente a la muerte.

Generalmente para poder imputar la imitación no basta con comprobar que los hechos se produjeron en el mismo momento y en igual lugar bastante número de suicidios, que pueden ser debidos a un estado general del medio, y por lo tanto ser el resultado de una disposición colectiva del grupo, que se traduce bajo un suicidio múltiple. , por lo tanto hemos de distinguir también entre contagio y epidemia, esta es un hecho social producido por causas sociales; El contagio consiste en un encadenamiento más o menos repetido de unos hechos individuales.

Si la imitación es una fuente de fenómenos sociales se debe testimoniar su efecto sobre el suicidio, especialmente, puesto que no existe ningún hecho sobre el que tenga mayor imperio.

Si esta influencia existe debe de sentirse sobre todo en la distribución geográfica de los suicidios, hay pues que consultar el mapa, pero esto ha de hacerse a través de una metodología.

Para poder afirmar que una tendencia se extiende por imitación es preciso que se le vea salir de los ambientes donde ha nacido y extenderse en actos que por si solos no tengan capacidad para producirla.

Ante todo no puede haber imitación si no existe un modelo al que imitar, y no hay contagio si no existe un foco donde el fenómeno tenga su máxima intensidad.

Jaquecosos con aura

Oliver Sacks es un conocido neurólogo que se ha hecho famoso no tanto por neurólogo sino por su labor de divulgación sobre enfermedades neurológicas. Todo empezó con aquel libro titulado «Despertares» que cuenta la historia de la L-Dopa, una prodigiosa droga de la que se esperaba mucho pero que nos dejó con cara de tontos al poco de usarla en el tratamiento del Parkinson. Del Parkinson y otras cosas porque «Despertares» lo que cuenta es precisamente el proceso -al que asistió el propio Sacks- de los benéficos resultados de la droga en un grupo de enfermos condenados a una muerte vegetativa después de sufrir la encefalitis letárgica, la secuela postencefalitica de una gripe que se llevó por delante a media Europa allá en la década de 1920.

Pero no sólo por esa razón, ni tampoco por haber escrito otro best seller de la ciencia «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero» es bien conocido Sacks sino sobre todo por ser un jaquecoso ilustre, como dicen que fueron Pablo de Tarso, Tchaicovsky o Lewis Carroll.

Claro que Sacks no es uno de esos jaquecosos de andar por casa, sino un jaquecoso de verdad: de esos que a los tres años de edad ya tienen accesos de migraña y además con aura que es de lo que va este post, del aura de la jaqueca que es una especie de señal de que el ataque va a empezar, se trata de una alucinación visual especial al decir del propio Sacks que ha estudiado el fenómeno en sí mismo y que aporta además la visión del experto: dos en uno.

Lo curioso de la descripción de Sacks es que estas alucinaciones visuales son a veces muy simples como luces doradas (fotopsias) sin forma alguna, pero en otras ocasiones las alucinaciones toman formas más concretas como de castillos o fortificaciones. Al decir de Sacks estas formas geométricas sencillas: cuadrados, circulos encierran en si mismos los arquetipos que nuestra memoria inconsciente guarda de nuestra representación de la realidad. Es como si en la alucinación visual lo que se viera es precisamente la propia estructura de columnas de la corteza visual o el caos autoorganizativo de miles de puntos de luz que se organizan segun unas formas determinadas que reproducen la organización neuronal propiamente dicha.

Con todo el caso mas conocido y estudiado de una jaquecosa ilustre es el de Hildegarda de Bingen que nos legó hasta dibujos de esas visiones que ella creía dictada por la voluntad de Dios. Para aquellos que quieran profundizar en este caso de jaqueca medieval mezclada de misticismo, medicina, astrología y composición musical no dejen de visitar esta web donde se analizan pormenorizadamente las circunstancias que rodearon este extraordinario caso. Como muestra valga este botón: se trata de un dibujo de la propia Hildegarda acerca de una de sus auras:

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Como puede observarse en esta visión aparece el famoso tema de la fortificación en la parte de la izquierda mientras en la parte de la derecha lo que aparece es un motivo que conocemos con el nombre de teselaciones , patrones geométricos bien estudiados por Escher y que fascinaron a los árabes que fueron precisamente los que inventaron los arabescos: motivos vegetales pero formas geométricas o fractales, los que no me crean pueden visitar La Alhambra.

Aqui podemos ver un ejemplo de teselación en Escher:

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Y aqui un ejemplo de fortificación del mismo autor.

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¿Seria jaquecoso Escher?

Y aqui la estructura de columnas de la corteza visual, naturlamente hay que imaginarselas superpuestas si queremos transformarlas en una imagen visual.

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Iconos de la democracia

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Hubo un tiempo en que la catalanidad fue una idea simpática, lo mismo nos sucedia con la euskauldunidad a pesar de que ETA ya había empezado a hacer de las suyas antes de la democracia, claro que nadie en aquella época podía suponer que aquellas barbas polimilitares y aquellos progres tan admirados y simpáticos iban a convertirse al PSOE o mejor dicho: nunca pudimos suponer que el PSOE fuera a barrer con toda la izquierda que no era felipista. Nos equivocamos y por eso ya nadie sabe quien es Juan Genovés aunque es seguro que a todo el mundo le sonará la imagen que preside este post: una imagen que se llamó «El abrazo» y que constituyó un icono de la reconciliación nacional en la llegada de la «Transición».

catalan-power.jpgPocos son los que recuerdan a Andreu Alfaro, otro valenciano universal que hizo guiños a aquella vieja utopía del paisos catalans, una utopía en la que sólo creyeron los progres a espaldas de lo que sentía el pueblo llano, una utopía-fetiche en la que aun creen y predican algunos nostálgicos ilustrados. En los años sesenta no había ningún hogar progre que no tuviera entre sus adornos preferidos esta obra de Alfaro titulada «Catalan power«, una escultura que simboliza las cuatro barras catalanas sobre fondo de oro: «quatre rius de sang» y cuatro rombos, esas formas geométricas que tanto aparecen en la obra de Alfaro y de todos los jaquecosos -al decir de Oliver Sacks– y que hoy preside la entrada del IVAM, pues al arte saltó las tapias de los museos y se hizo de la calle.

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En realidad Valencia ha provisto de buenos artistas a eso que en otro tiempo se llamó catalanidad, baste con rescordar a algunos precursores como Josep Renau que en otro contexto se especializó en cartelería publicitaria para otra idea perdedora: la república española y su defensa icónica. Asi es como imaginaba Renau a la juventud: una fuerza impulsora del progreso. En eso también se equivocó el ilustre valenciano.

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Esta web posee una buena colección de cartelería de guerra.

Nadie podia imaginar entonces que los iconos se constituirían por si mismos en objetos-fetiche que operarían más allá de aquello que publicitaban y que un impuesto especial llamado «canon digital» protegeria los derechos de autor de unas copias que no valen nada en si mismas sino que en todo caso evocan algo que sólo puede pagarse una vez.

nologo.jpgLo que hace irreconocible al arte de la publicidad y mucho más cuanto que los museos de arte moderno se parecen cada vez más a una tienda de pichiguilis o de souvenirs que al arte propiamente dicho, claro que si el arte es una fotografia de un tiempo concreto el arte que en esos museos se expone es precisamente eso, una radiografia de lo efímero, de lo consumible y de lo banal-serial, pero digo yo que no hay que pagar por eso, ni canones, ni impuestos revolucionarios: eso dice Naomi Klein en ese libro icono contra los iconos que se titula Nologo. Una manera de admitir que más allá del icono ya no hay nada más que el propio icono y que del mismo modo que los lácteos le han ganado la batalla alimentaria a la fruta, las imágenes le han ganado la batalla a las palabras, y la pornografia o el sexo adictivo al amor de toda la vida.

La vida se convierte asi en una playa de vacaciones y el disfraz en un uniforme de trabajo:

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Texto de Naomi Klein completo

El goce sin deseo

La libertad sexual ilimitada no hace más que quitar valor a la vida erótica misma y a los objetos en los que buscamos satisfacción.

Sigmund Freud

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Hubo un tiempo en que hubo faltas y por eso los hombres y las mujeres andábamos divididos entre el ser y lo que falta, entendiendo que lo humano se encontraba siempre carente, que eramos seres inconclusos y deficitarios, por eso el humano inventó a Dios, una especie de humano con barba no sometido a falta alguna, todopoderoso y omnisciente, una conquista sublime de la conciencia humana al pensarse a sí misma.

Precisamente porque habia falta hubo tambien deseo, la consecuencia de la falta, un deseo que no sólo era el correlato de la falta sino tambien su oponente: deseábamos porque estábamos en falta y a la vez el deseo nos ponia frente a frente contra la falta. Esos deseos se enroscaron durante miles de años a ese significante de la falta que los psicoanalistas llamaron Falo y que el vulgo llamó sexualidad.

falo1.jpgEs curioso que buscando en Internet algun lugar donde explicaran bien qué cosa es un falo no la haya encontrado y que en su lugar existan entradas donde se le identifica con el pene. Aquellos de ustedes que aun no sepan qué cosa es un pene pueden entrar en este link pero para aquellos que decidan saltarse esta consulta a la wikipedia les diré que el pene es un órgano y el falo un símbolo, de manera que son equivalentes en el mismo sentido que esta pipa de Magritte es una pipa verdadera.

El falo es pues un significante, una simple palabra (un fonema) que unido a un significado conforma un signo lingüistico, es decir algo -un sonido- con sentido en aquellos que comparten un mismo idioma. Uno de estos signos lingüisticos atribuidos al fonema «falo» es «aquello que nos falta», a todos, tanto a los que tenemos pene como a las que no lo tienen. Pero además es también el signo de la diferencia tanto de la sexual como de cualquier otra, el falo es pues aquello que completa a aquello que está en falta o carece de algo.

Asi fueron las cosas hasta la decadencia de lo fálico, hasta que lo fálico y sus representaciones psíquicas cayeron en desgracia. Sucedió allá por los años sesenta y a lo que vino después lo hemos llamado de muchas formas: capitalismo tardio, postmodernidad, tercera ola, era del vacío o modernidad líquida. Todas estas denominaciones coinciden en señalar una consecuencia social: la caducidad de los ideales que impulsaron la modernidad, pero tambien una consecuencia psicológica entre tantas: el reencuentro con el goce con el propio cuerpo o lo que es lo mismo, el goce sin objeto, eso que llamamos coloquialmente la individualidad que es -ni mas ni menos- que una negación de la alteridad.

Por sus patologias los conocereís y en este artículo precisamente habla de estas enfermedades que hemos llamado de la postmodernidad y que identificamos con la caducidad de la falta. Al no haber falta nos hemos quedado sin deseo, precisamente en una época donde todos los goces están legitimados y diseminados por la red social como articulos dispuestos para ser atrapados por cada subjetividad, sólo hace falta elegir y comparar.

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Y fue asi como la ausencia de falta nos hizo más narcisistas y autoestimados pero la ausencia de deseo nos dejó vacíos, pues el deseo siempre está en lo otro.

Es interesante contemplar de cerca esta palabra: «vacío», parece hacer referencia a algo que ocupara un continente que sigue estando alli. El vacío sólo puede entenderse pues como un contenido desaparecido o extinguido aun en presencia de un continente: una botella solo puede estar vacia si existe la botella, de no existir la botella no habría vacío en la botella simplemente ausencia de botella.

Asi es el cuerpo, sigue ahi planteando sus demandas fisiológicas pero en ausencia de falta no puede existir deseo y sin deseo el cuerpo tiene que enfrentarse directamente a todas las oportunidades de goce sin el colchón de seguridad que representa la prohibición de afuera o la inhibición de adentro. Por eso nació la angustia, un invento de Kierkegaard para nombrar esa botella vacía, ese vacío-vacío que representa la caducidad de la falta. La angustia es naturalmente insoportable si la comparamos con la culpa que era su antecesora, al menos la culpa se podia negociar, transgredir o expiar. La angustia es simplemente innegociable por ausencia de interlocutores, ¿a quién reclamar?

Sólo la muerte puede atender esa llamada. Una muerte como esta: administrativa y fraudulenta.

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Vivimos en una perpetua orgía y vale la pena leer este artículo para quitarse de encima la resaca: una especie de Almax para digerir el mundo en que vivimos. Hemos perdido la cabeza.

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