El pene de los percebes

Se les atribuia un pene descomunal pero gracias a fotógrafos y etólogos ya sabemos la verdad: no es para tanto pero aun asi es como si nosotros los varones humanos tuvieramos un pene de metro y medio, al menos eso dicen en esta noticia.

Será por eso que seguimos recibiendo spam donde nos proponen alargamientos de pene y donde nos prometen alcanzar tamaños como estos, obsérvese el antes y el después de la técnica:

Lo que no saben estos vendedores de longitudes peneanas es que el tamaño del pene no es la variable crítica desde el punto de vista evolutivo sino el tamaño de los testiculos. ¿Saben ustedes que el hombre tiene una próstata más grande que la del toro? ¿Saben ustedes que el tamaño de los testiculos del hombre está a medio camino entre el gorila y el chimpancé? Nosotros los tenemos más grandes que el gorila y menores que el chimpancé.

Y es que el tamaño de los testiculos si importa y por eso los hombres humanos los tenemos más grandes que los gorilas porque los gorilas son polígamos y tienen un harén de hembras, alli sólo se reproduce uno, el macho alfa y el resto pasan la mano por la pared, al tenerlo tan seguro el gorila no precisa grandes inversiones en tamaño testicular puesto que su sémen no ha de competir en carreras de fórmula uno con nadie. Los chimpancés por el contrario que son promiscuos y mentirosos los tienen muy grandes porque ellos si tienen que competir incluso con los vecinos y los amigotes y aunque sean del mismo equipo Mc Laren, hacen como Alonso y están diseñados para correr pues el primero que llega es el que se lleva premio evolutivo o sea traspasar sus genes a la siguiente generación. El hombre humano que es a ratos promiscuo, a ratos poligamo y casi siempre monógamo está en medio de ambos simios pero añade una particularidad a sus hermanos los monos: su próstata es tan grande porque ha de estar permanentemente lubricada para atender las demandas de su hembra sea monógama o improvisada porque el «aqui te pillo aqui te mato» es un invento del Sapiens, sabido es que la hembra humana es la única hembra que está continuamente disponible sexualmente al eliminar el estro de su vida. Y es por eso también que el cáncer de próstata es el tributo evolutivo que pagamos por tanta lubricidad.

O sea que el alargamiento del pene tiene poca importancia evolutiva, tenemos el pene que nos merecemos y digo yo que debe ser peor ser un percebe porque ellos tienen que hacer filigranas para llegar de una roca a otra y es por eso que el pene de un percebe es el doble de su tamaño y el pene de un hombre una pequeñez.

Otro caso que parece relevante abordar es el caso de los caracoles que como todo el mundo sabe son hermafroditas, poseen en si mismos y bajo el caparazón de los dos sexos. Pero poca gente sabe que asi y todo los caracoles buscan parejas constantemente aunque puedan apañarse a si mismos y todo es por aquello de la diversidad. La naturaleza lo que quiere son mezclas de genes y no tanto autofecundaciones sean in vitro o bajo el caparazón. Los caracoles bien observados por ojos profesionales han resultado ser los animales que más tiempo gastan en preliminares para el sexo. Hasta que los etólogos cayeron en la cuenta de que no se trataba de preliminares sino de una pelea ritual que tenia como objetivo ver quien es el que hace de hembra. Al fin y al cabo es la hembra la que cargará con el peso de los huevos y es la que queda con la «cruel atadura» de la reproducción. El que hace de macho sigue su camino y trata de encontrar a otra pava que se deje fecundar y carge con sus genes. De eso va la vida.

Y es por eso que los largos penes en el hombre humano para poca cosa sirven habida cuenta de que el pene está donde está y no puede ir a buscarse en otro lugar. Más que al percebe nos parecemos al caracol que está continuamente definiendo su sexualidad y su orientación con respecto al sexo contrario, pero al final el premio evolutivo se lo lleva el mejor dotado: de cojones claro.