Siempre he pensado que las películas hay que verlas al menos dos veces, no porque la película cambie, lo que cambia es el observador, en esta ocasión el crítico que observa siempre desde una mirada nueva. La película “Show girls” de Paul Verhoeven me pareció la primera vez que la vi una película comercial sin más, un pretexto para mostrar tetas y culos con pretensión moralizante pero confieso que en esta segunda mirada mi opinión ha cambiado: Verhoeven no es en absoluto un estúpido y su película es cualquier cosa menos una astracanada para voyeurs. Aunque los voyeurs serán su principal público dicho sea de paso.
Noemi es una chica cualquiera de esas que aspiran a ser bailarinas y que aterriza en esa ciudad que no existe llamada las Vegas buscando la fama, lleva consigo un oscuro pasado, su padre mató a su madre y luego se suicidó, pasó años interminables en un correccional y luego se metió en las drogas e incluso ejerció ocasionalmente la prostitución pero Noemi aspira a algo, tiene una ambición y una habilidad innata para el baile, ella cree que es suficiente, pero…..

Noemi se introduce en el mundo del espectáculo top less y en el negocio del show businnes, en uno de esos garitos donde los hombres introducen billetes en las ligas de las chicas y donde las chicas hacen verdaderos esfuerzos para no caer en la tentación del dinero fácil aunque sólo ambigüamente reconozcan que están allí para eso. Noemi se resiste, es un espécimen atípico de esos que recuerdan a las heroínas hegelianas: aunque está metida de lleno en el mundo de la prostitución encubierta – que ella misma ya ha ejercido- pero que ahora se niega a inmiscuir en su carrera de bailarina. Es hostil y orgullosa, con un punto de ética anacrónica, tanto que cuando conoce a su otro, a esa persona con la que podría haber compartido su vida en una visión del mundo similar lo deja por su ambición, me refiero al personaje de James Smith encarnado por Glenn Plummer, un maestro de danza que monta sus propios números y que hubiera podido rescatar a Noemi de sí misma a poco que ella hubiera tenido la suficiente humildad para seguir sus pasos, igual función parece desempeñar su dulce y maternal compañera de piso Molly. Pero Noemi es cualquier cosa menos humilde, consciente de su propio atractivo para hombres y mujeres se lanza a la conquista de su oportunidad.
Una oportunidad que le llega mientras trabaja en ese garito que tanto odia y a través de Crystal (Gyna Gerson) una vedette perversa en la cumbre de su carrera que opera al otro lado de la ciudad en un espectáculo de lujo aunque también basado en el strip tease. La otra perversa se fija en ella y decide enseñarle algunas cosas: la primera cosa que hace es contratarla para un pase privado donde por medio de Zack (Kyle McLachlan) el empresario del local de lujo con un máster de dirección de empresas en su curriculum, tiene la oportunidad de comenzar a pervertir a Noemi que se resiste como una leona a entrar en el juego de la prostitución extendida que suponen este tipo de negocios y este tipo de espectáculos.
A partir de este momento la película entra en una dinámica de perseguidor-perseguido, Crystal se ha propuesto hacer de Noemi una buena “profesional” que incluye llegar a traicionarse a si misma y Noemi se propone escapar a toda influencia que venga a identificar sus dotes de bailarina con la prostitución al tiempo que sigue admirándola y seduciéndola.
Conviene en este momento hacer un receso para interrogarnos qué es lo que pretende Noemi. No podemos olvidarnos de su pasado antisocial, con sus antecedentes de uso y abuso de drogas, su prostitución de 50 dólares y sus peleas de taberna. ¿A qué vienen tantos recatos? ¿Es que Noemi no es –del mismo modo que Crystal- una puta?
No exactamente, ni del mismo modo, Crystal es una perversa, una cínica, una amoral mientras que Noemi es una histérica que anda buscando precisamente a la mujer que quiere llegar a ser, en este caso a Crystal y que mantiene a lo largo de su búsqueda un cierto código ético. Es verdad que este código ético se muestra demasiado tarde para poder ser creído, es verdad que Noemi no ha podido ser honesta hasta la fecha, pero su código actual representa un desafío, una pugna que mantiene con Crystal su otro admirado y que consiste en esta premisa o postulado: “Yo triunfaré sin prostituirme como tu”. Naturalmente este desafío no debe entenderse como la lucha entre el vicio y la virtud sino como la rivalidad entre dos mujeres con dos concepciones del mundo –dos pulsiones- distintas, Noemi más que triunfar lo que quiere descubrir es cómo lo hizo Crystal, ¿qué tiene ella que no tengo yo? Este es el dilema y este es el enigma de Noemi, esta es su lucha.
Y entonces sucede lo irremediable Noemi seduce a Zac el empresario amigo y amante de Crystal, pero esta seducción no debe interpretarse como una manera de conseguir algo material, Noemi no seduce a Zac para escalar peldaños en su carrera sino para acercarse a su otro significativo: a Crystal. Sin embargo esta seducción tendrá consecuencias para Noemi que – a partir de este momento- verá impulsada su carrera hacia el éxito.
Algo que sucede siempre con las histéricas identificadas con su otro masculino, hombres que ejercen un papel de otros-interpuestos entre el Yo de Noemi y el Sujeto que representa en este caso Crystal. Lo mismo le sucedió a Dora la celebre paciente de Freud cuyo objeto de deseo era la Sra K y cuyo acceso no podía hacerse sino a través de su marido el Sr K del que Dora sospechaba que toleraba la relación de su esposa con su propio padre a cambio de que ella fuera indulgente con las pretensiones sexuales del Sr K con ella misma. En la conocida y celebre escena del lago cuando el Sr K le declara su amor y le dice “mi mujer no es importante para mí”, Dora le propina una sonora bofetada. Y Freud le responde a esta declaración con una pregunta ¿es que no fue usted la que propició y generó toda esta intimidad entre el Sr K y usted misma?. Lo mismo le sucede a Noemi, ella parece no caer en la cuenta de que ya entró en el juego hace mucho tiempo, que entró el mismo día que aceptó un empleo en el garito de top less donde comenzó su carrera y que su resistencia no hace sino añadir complicaciones a sus pretensiones. Su pretensión ética aparece demasiado tarde.
En el esquema en L de Lacan podemos observar mejor las coordenadas de cada uno de estos personajes en relación a determinados registros (eje imaginario Yo-a´, alli estan Noemi y Zac espejados) mientras que el $ objeto del deseo está representado por Crystal y el otro significativo (A) es Molly y James que encarnan el registro simbólico que es rechazado por Noemi guiada por su deseo de acceder al $ que representa Crystal y a través de ese plus de goce (a´) que representa su identificación masculina (Zac)

Naturalmente que la declaración del Sr K era intolerable para Dora, no tanto por la propia declaración de amor e intimidad a la que ella misma había dado pie, sino por la declaración del Sr K que devalúa el valor de su admirada Sra K.
Ni Dora ni Noemi son lesbianas inconscientes –tal y como Freud interpretó- sino histéricas, es decir personas que se hacen la siguiente pregunta ¿Qué es una mujer? Dora pretendió responderse a esa pregunta a través de la Sra K y Noemi pretende hacerlo a través de descifrar el enigma de Crystal.
Llega la escena clave de la pelicula que es cuando en un espectáculo y bajando las escaleras del back stage Noemi le pone una zancadilla a Crystal después de verse decepcionada en su pretensión de ser su sustituta, un cargo al que la habia impulsado su protector Zac y que finalmente fracasa por los ardides de Crystal. Todo parece indicar que Crystal no flaquea en su intención de llevar a Noemi hasta su límite que no es otro sino el límite con la deshonestidad y aún el crimen, Crystal no tolerará a una sustituta honesta pero está dispuesta a verse desplazada por una igual, por otra puta como ella misma.
Crystal ingresa en el Hospital con una grave lesión de cadera y Noemi comienza –después de su zancadilla en la escalera- a acariciar las mieles del éxito. Es entonces cuando sus otros significativos- en este caso su compañera de piso Molly es violada por un cantante famoso que ella misma le presenta debido a sus conocimientos e influencias sociales. Molly termina en el mismo hospital que Crystal una coincidencia significativa, pero Noemi decide tomarse la justicia por su mano y le da una buena paliza al cantante abusador.
Cuando va al Hospital a decirle a Molly la noticia de su venganza va a ver a Crystal, que le hace una confesión que será decisiva para descifrar su enigma: Crystal ha logrado lo que se proponía y que no era otra cosa sino que Noemi fuera tan malvada como ella, al fin y al cabo Crystal también llegó al estrellato a base de zancadillas y de trampas, ella Noemi es digna de ser su sucesora. Crystal consiguió lo que perseguía, pervertir a Noemi pero Noemi después de alcanzar esta declaración pone en marcha de nuevo su trasnochada honradez tardía y quizá ingenua y renuncia a su puesto y se marcha de las Vegas dejando atrás un cartel publicitario donde su nombre centellea en la carretera.
El final lejos de ser moralizante expresa a la perfección el deseo de Noemi, una vez descubierto el enigma su función en las Vegas había terminado, al fin y al cabo nadie vive allí salvo los jugadores, los cantantes, los gansters y la prostitutas, o sea el vicio.
Y Noemi no es una viciosa sino un ser deseante que se hace preguntas. Que se las hacía.
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