El viaje de Frida

frida1.jpgLa tarea del héroe es explorar lo ignoto y no detenerse en el umbral de la entrada como hacen las personas comunes. La tarea del artista es precisamente la de adentrarse en «el vientre de la ballena» y permanecer alli dentro hasta ser vomitado por ella, volver entonces a la superficie y traer un tesoro en las manos. Un tesoro para poder enseñar a otros, en forma de belleza, en forma de algun tipo de descubrimiento, en forma de algun tipo de conocimiento benefactor para la humanidad.

gargolas3.jpgNo sirve el héroe que sólo se adentra para quedar fascinado por sus hallazgos o aquel que vuelve atrás atemorizado por las gárgolas, es necesario que opere algún cambio en sus contemporáneos. El héroe es entonces un héroe prometeico que comparte con la humanidad sus descubrimientos y les brinda una nueva versión de lo oculto.

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Frida Kahlo es una de esas heroínas cuya vida quedó truncada por el dolor. Un dolor en todas su versiones, dolor e incapacidad fisica merced a una polio que tuvo a los 3 años, un accidente que casi le cuesta la vida, intervenciones ortopédicas múltiples que sólo a medias pudieron reconstruir su deambulación y mitigar su sufrimiento. Dolor de mujer que se sabe-no obstante- el centro de la vida:

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Frida descendió a los abismos de su incapacidad para deletrear su experiencia, hacerla cognoscible, transformarla en belleza.

Su mundo no es un mundo de sueños, Frida no es una pintora surealista tal y como André Breton pretendiera pues su experiencia no procede del abismo de los sueños sino de su experiencia corporal. Es el cuerpo, su cuerpo desmembrado el que recupera en su obra mágica e hiperrealista y que nos muestra. A su dolor tuvo que añadir tambien el dolor del desamor, del desengaño, de la traición, pero no hace de ello una enfermedad, una victimización, antes al contrario la trasciende con un talento emergente que descubrió en su invalidez, un talento que emergió desde su cama.

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