Los nudos de lo simbólico

lacan.jpgJacques Lacan teorizó que en los humanos habian tres registros de aprehensión mental, tres dimensiones que estaban relacionadas con el manejo y trasiego entre la realidad de afuera y el cerebro -representación- y la realidad de adentro y el cerebro -tambien representación-: las llamó lo real, lo imaginario y lo simbólico, enredadas en una especie de nudo similar al nudo borromeo, algo que tiene mucho que ver con la idea de Parmenides de que el vinculo era a la vez lazo y alimento, señuelo y seguridad.

200px-borromeanrings.pngComo puede observarse en este nudo borromeo, una figura topologica bastante sencilla es que si se corta un aro, los otros dos se desprenden. Asi parece suceder con los humanos: si despresurizamos lo simbólico, toda la realidad se resiente, si sustituimos la imaginación por la imagen, caemos capturados por lo real, y si lo real no está adecuadamente simbolizado, vuelve a aparecer constantemente desde lo imaginario.

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El cerebro humano es muy vulnerable a ese bombardeo constante de hiperrealidades a las que se ve sometido sobre todo desde determinados medios, el más peligroso de ellos es la televisión. La imagen introduce un elemento de irrealidad en todo lo que informa, la realidad una vez ha pasado por el filtro de la imágen se transforma en algo distinto a lo que realmente es, por ejemplo las imágenes de guerra vistas por televisión inducen una sensación de irrealidad, «como si aquello no hubiera ocurrido», el cerebro sometido a ese constante bombardeo de imágenes acaba por desensibilizarse por lo que ve, el efecto aversivo del horror de la guerra no hace efecto, se queda sin representación.

Pero aún más: lo real acaba succionando el aparato simbólico de los humanos haciéndonos cada vez más vulnerables a nuestras propias pulsiones que sin ese colchón de seguridad que es la abstracción acabamos siendo devorados por la imagen como sustituto de lo imaginario y la realidad como prótesis del deseo. Las neurosis de hoy no representan ya conflictos entre las pulsiones y la Moral sino la necesidad de que hagan realidad nuestras pulsiones junto con la convicción, la idea casi delirante de que todos tenemos derecho a que asi sea.